La mujer también fue activista
durante la última Guerra Civil a pesar de que se les ha hecho pasar
como clandestinas de la historia. La asociación en defensa de la memoria
histórica Durango 1936 lo recordó el sábado en San Agustin Kultur
Aretoa en su acto anual Agurrik gabeak! Borró el vaho que, por
intereses o miedo, ha desfigurado esta realidad con el transcurso de 75
años. La mujer también sufrió violaciones por parte de los carlistas,
requetés... Estos afectos al fascismo -aunque se ha intentado ocultar-,
además, abusaron sexualmente de niños y hombres, según sacó a la luz la
periodista duranguesa María González Gorosarri en su libro No lloréis lo que tenéis que hacer es no olvidarnos. "La violación a hombres es el mayor tabú de la historia y en Durango también se dio", le consta.
Ella misma -licenciada en Derecho y doctora Europea en
Comunicación-, presentó en el acto anual de Durango a Marina Fuster
Uribarrena, nieta e hija de dos mujeres de la villa vizcaina que
lucharon por las libertades y que plantaron cara al franquismo en el
Estado y a los nazis en la Francia ocupada.
La abuela se llamaba Benita Bollain Bilbao y su hija Benita
Uribarrena Bollain. Emoción fue poco. Y es que hay historias que ni el
mejor guionista sería capaz de ingeniar. Se comience por el familiar que
se comience todo es para no pestañear. Bosquejemos en parcas líneas la
vida de la menor. Marco histórico: días después del bombardeo de los
golpistas españoles y fascistas italianos contra la población de Durango
del 31 de marzo de 1937. Ella, Benita Uribarrena Bollain. Años, 15.
Tras el ataque planificado, la joven es evacuada a Francia. Allí vivió
con una familia. Años después pudo reencontrarse con su madre Benita
Bollain y hermanas. El padre, Santiago Uribarrena (comunista en una
familia carlista de Durango, que contó en su seno con el primer alcalde
franquista local, Adolfo Uribarrena) falleció en 1934. Un hermano estaba
en el frente. Esta madre e hijas participaron en la resistencia
clandestina contra los nazis. Benita hija estuvo un mes encarcelada,
justo antes de la liberación de Francia. Ese fue el documento que halló
el colectivo Durango 1936. "A partir de ahí, hemos ido descubriendo al
resto de la familia Uribarrena Bollain", reveló González Gorosarri.
Antifranquistas y antinazis
Marina
Fuster Uribarrena relató sus impresiones en San Agustín. Abundando aún
más en las tremendas historias de su madre y abuela, incluso la de su
abuelo Santiago Uribarrena Munitxa, se puede resumir que son ejemplo de
lucha antifascista. Exiliadas no dejaron de combatir contra el monstruo
totalitarista, fuera español, fuera alemán. Benita Bollain Bilbao nació
en Durango en 1887. Murió en Le Soler, Francia, en 1964. En la villa era
conocida como Benita la periodista, por regentar el kiosco de
prensa de la plaza Ezkurdi. Era de las pocas mujeres de la época que
sabían leer y escribir. Quienes le conocieron le descubren como "con
cierta cultura política y mucha personalidad". Fue la primera en
anunciar a sus vecinos "¡Mañana se proclama la República!". Este atrevimiento
le costó ser encarcelada en una perrera cerca de la estación de
Durango. Al fallecer su marido tras una huelga de obreros del
ferrocarril, resistió a la insistencia del obispo de la época quien le
visitó para convencerle de que "por lo menos, pasara el cuerpo del
difunto por el pórtico de la iglesia". Su refuso firme le
ocasionó desprecio de caciques del pueblo, de comerciantes y de la
familia de su marido, descartándole toda ayuda material. Los únicos que
le auxiliaron fueron los obreros: uno, al final del entierro, colocó su
chaqueta en el suelo y sobre ella recogieron dinero para la viuda e
hijos, lo que les permitió vivir durante dos meses.
Benita tuvo que sacar a sus hijos de la escuela para ponerles a
trabajar, eso fue para ellos el segundo revés tras la muerte del
padre. "Su espíritu positivo y su optimismo le empujaron hacia adelante"
y "a pensar siempre en los demás", valoran desde Durango 1936. Su lema
fue: "Haz bien y no mires a quién", divisa que se ha ido transmitiendo a
hijos y nietos. Sus convicciones republicanas y demócratas le llevaron a
integrar la lucha, igual que sus hijos Santi y Nati, implicados en el
PCE.
"Su destino y el de su familia, siguieron escribiéndose de
forma dolorosa...", agregan. Una hija de Benita llevó su nombre, aunque
de apellidos Uribarrena Bollain. Nació en Durango en 1922. Contaba con
15 años cuando los afectos a Mola bombardearon con odio la villa en
1937. Como curiosidad, esta mujer falleció el año pasado, el 13 de
octubre día de San Fausto, patrón local, santo que, como el resto, a
ella le daba igual.
Evacuadas
Fue evacuada a Francia en el mítico barco Habana
el 2 de junio del 37 con su madre y su hermana Mari,y trasladada a
Mayenne el día 4. Se quedó sola al lograr trabajo en el hotel Me Jarry.
Ante la amenaza de la guerra en Francia, se acercó a su madre y hermana,
residentes en Ollioules. Le dieron empleo en el Hotel Trotobas y fue
cuando ingresó en el PCE clandestino. En 1944 se incorporó a la
Resistencia francesa. Solo había transcurrido un año cuando le
detuvieron estando en misión en Pirineos orientales. La encarcelaron
tras encontrarle con dinero, y casi con papeles comprometedores
guardados en su sostén. Pero pidió ir al aseo y "se los comió". Entre
otros trabajos, también fue criada en casa del violoncelista Pau Casals,
republicano catalán exiliado. Más adelante, volvió a Perpignan.
Contrajo matrimonio con Armando Fuster, guerrillero valenciano y
refugiado. Se mudaron a Carpentras y nació su hijo Armand, quien
falleció con solo 24 años. En 1956 dieron al mundo una hija, Marina,
quien visitó el sábado Durango para relatar sus testimonios. Benita
hija, de vuelta a Le Soler, continuó sus actividades en el PCE y en una
agrupación de mujeres. Tendría que llegar 1977 para que su marido
consiguiera obtener un pasaporte para viajar juntos a su pueblo
valenciano, tras 30 años de privación. El 12 de mayo de 1989 fue el
único día que Benita pudo visitar su Durango natal, después de 52 años
de ausencia. En 2000, recibió condecoraciones por su actuación en la
resistencia francesa. Su última salida fue para participar en la
celebración del 80 aniversario de la Segunda República española, en
2011.
A estas dos biografías cabe sumar la del padre: Santiago
Uribarrena Munitxa. Corría el año 34 de 1900. Él con otros obreros del
ferrocaril reunieron armas y municiones para la huelga de octubre y
defender sus derechos. La Guardia Civil mató a tres manifestantes. Tras
haber escondido las armas en un río, fue denunciado por la mujer de un
amigo. Una noche de invierno, la Benemérita fue a su casa y le obligó a
sacar las armas. Tuvo que sumergirse en agua helada. Días después le dio
un infarto. Falleció en casa, en la calle que se llamaba General Egia,
número 8. A pesar de la presiones familiares -argumentaban que no iría
nadie a su entierro-, fue sepultado por lo civil, acto al que asistieron
muchos obreros del ferrocarril. Consta como el primer entierro civil
llevado a cabo en Durango.
(Deia. 28 / 10 / 2012)