Investigación
Ascensión Badiola Ariztimuño escribe el libro titulado «Cárceles y campos de concentración en Bizkaia» desde el rigor, sin maniqueísmos ni apostillas tendenciosas. Se basa en lo objetivo, en los datos que ha podido contrastar en fuentes preferentemente militares, en especial las del Archivo General Militar de Ávila, en sus secciones de Zona Roja, Zona Nacional y Cuartel del Generalísimo, y, en menor medida, del Archivo Militar de Guadalajara. Además de archivos forales, municipales, fondo del Tribunal de cuentas y de la Cruz Roja del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, la base de datos de Irargi, el archivo del Nacionalismo Vasco y los registros civiles.
Los datos estadísticos sobre la represión en Bizkaia se han obtenido del archivo General Militar de Ávila. Estos datos, proceden, a su vez, de los manejados por el «Gobierno de Euzkadi», cuya documentación le fue incautada en su sede parisina por los franquistas y trasladada después a Madrid y, luego, a Ávila.
Ascensión Badiola centra su investigación en el periodo que comprende el verano de 1937 y principios de 1940. «El motivo de comenzar en el verano de 1937 -precisó Badiola- no es otro que el hecho de que fue el 19 de junio cuando Bilbao cayó en manos de los sublevados y que, apenas dos meses después, el 25 de agosto, se firmó la Rendición de Guriezo, también conocida como Pacto de Santoña, por el que el ejército vasco, Euzko Gudarostea, entregó las armas a las tropas italianas y fue recluido en el penal de El Dueso, en Santoña, y en otros edificios que sirvieron de centros de detención en municipios cántabros como Castro y Laredo».
Badiola apunta que, «para una mejor comprensión del trabajo», el libro lo ha dividido en tres partes. La primera se centra en los testimonios de los propios prisioneros tras la capitulación del ejército vasco, «primero en el penal de El Dueso y, luego, en la cárcel de Larrinaga», ya en Bilbo, barrio de Santutxu. La segunda parte del libro se centra en las «ingentes masas de prisioneros que fueron enviados a campos de concentración, en este caso concreto al de Deusto; campos desde los que, tras su clasificación, eran destinados a los batallones de trabajo disciplinarios», explicó Badiola.
La tercera parte del libro se centra en el enorme esfuerzo por recuperar los nombres de los represaliados por los vencedores, más de nueve mil. «Esta parte no incluye a todos los que padecieron cautiverio, fueron ejecutados o `paseados', ya que gran parte de la documentación ha desaparecido», puntualizó la historiadora.
Precisión, datos, pero «Cárceles y campos de concentración en Bizkaia» no se atraganta en su lectura, ya que Badiola expone todos los detalles con soltura, con testimonios, cartas y un buen hilo conductor.
Tras la entrada de los llamados «nacionales» en Bilbo el 19 de junio de 1937, Bizkaia (Urduña, por ejemplo) y Bilbo, preferentemente, son lugares donde proliferan las cárceles y los campos de concentración, como el de la Universidad de Deusto. Fusilamientos (más de setecientos), vejaciones, malos tratos y trabajos forzados resultan de lo más habitual. Asunción Badiola lo refleja con claridad y con datos contrastados en un libro que hiere las entrañas, pero que resulta necesario para entender las atrocidades cometidas por el régimen fascista de Franco con el apoyo de Hitler y Mussolini, que meses atrás habían bombardeado Gernika y Durango.
(Gara. 31 / 05 / 2011)