martes, junio 05, 2007

"ALZABA LOS BRAZOS AL CIELO, PEDIA CLEMENCIA". Carta íntegra del asesino de Federico Garcia Lorca


(La carta que cuenta el asesinato de Lorca Escrita en durísimos términos por Manuel Luna, recoge el testimonio de quien pudo ser autor de la muerte del poeta en Granada. Es la primera vez que este documento, un autógrafo de cinco páginas, ve la luz en su integridad)
El 6 de mayo de 1939 un artículo publicado en «La Vanguardia» llamaba la atención de Gregorio Marañón, en aquel momento en París. Lo firmaba el ensayista y futuro académico Melchor Fernández Almagro y se titulaba «Genealogía de los rojos», un duro texto en el que se intentaba explicar que «entre los rojos no había más que criminales». Marañón, entusiasmado con el texto, se lo mostró a otro simpatizante de la causa franquista, un tal Manuel Luna. Éste, encantado con lo dicho por Almagro, no dudó en escribirle una extensa misiva el 9 de Mayo. Ese documento autógrafo recoge el testimonio de alguien que se vanagloriaba de haber tenido un papel activo en varios asesinatos, entre ellos el de Lorca. Es el primer documento de estas características que ahora ve la luz. Dos de las cinco páginas de esta carta autógrafa fueron dadas a conocer por primera vez en 1998, de la mano de Eduardo Quesada Dorador y Yolanda Romero Gómez, comisarios de la exposición «Federico García Lorca y Granada». Una fotocopia parcial de este documento fue proporcionada a los responsables de la muestra por el director del Museo "Casa de los Tiros", Francisco González de la Oliva, institución que alberga el archivo de Fernández Almagro. Este diario se puso en contacto con González de la Oliva, quien negó guardar en la citada institución el documento y restó importancia a éste. Poco es lo que se sabe de Manuel Luna. Lo que parece cierto es que fue el tío de uno de los mejores amigos de Lorca y Falla en la ciudad de la Alhambra, llamado Antonio Luna, miembro de la tertulia del poeta en el Café Alameda. Los Luna, procedentes de Antequera, vivían -al menos según el empadronamiento de 1907- en la Gran Vía de Colón, en Granada. Manuel Luna Pérez, de profesión perito, residía en el mismo domicilio de la familia de su hermano, José, siendo uno de los hijos de este último Antonio. ¿Tiene credibilidad una carta escrita en términos tan duros? Los detalles que proporcionaba Luna parecen auténticos, especialmente si se tiene en cuenta que en mayo de 1939 el gran público desconocía algunos de los datos escritos a Almagro. La descripción de los hechos se parece bastante al relato de un taxista obligado a presenciar el asesinato y que no explicó su historia hasta 1990. La acequia cercana en la que se abandona el cuerpo de Lorca podría ser Fuente Grande, cerca de donde se cree que está enterrado. En la siguiente línea de la carta, Luna habla de Ramón Ruiz Alonso, el diputado de la CEDA y pelele del Gobernador Civil de Granada, José Valdés. La extensa nota invita a pensar que Ruiz Alonso no fue un mandado, sino que tenía una participación activa .

Carta íntega de Manuel Luna a Melchor Fernández Almagro :
Muy señor mío y correligionario:
Ayer estuve en la Embajada y saludé al Sr. Lequerica y al Sr. Zulueta. Allí encontré a mi amigo el Dr. Marañón y salimos juntos. Estoy algo enfermo y quería que me reconociera. Fuimos a su casa de Passy. Yendo en el Metro, sacó un número de “La Vanguardia” del bolsillo y me dio a leer un artículo de V. -“Genealogía de los rojos”- que me ha entusiasmado. Me dijo que le había gustado muchísimo, que le servirá de base y argumento para un trabajo suyo de los que envía a “La Nación” de Buenos Aires. Agregó que tiene V. toda la razón, que todos los izquierdistas de España han sido siempre unos criminales sedientos de sangre y no otra cosa, que el liberalismo, el republicanismo, el socialismo y el acratismo en España no han tenido jamás una sola figura y solo tontos explotables y bandidos explotadores, sin que haya habido entre ellos, desde los comuneros a Negrín, nadie digno de respeto o siquiera mención.
Le repito que estaba entusiasmado con su artículo de V. y creo recordar que me dijo que había hablado de él con Lequerica y que éste fue de opinión de que debía ser reproducido por la prensa madrileña. V. quizá no se acuerde de mí. Soy Manuel Luna, de los Luna de Antequera. Yo le conocí en Granada cuando era V. de las Juventudes Católicas. He vivido todo el glorioso movimiento primero en Granada, luego en Zaragoza y algún tiempo en Oviedo, después de la llegada de la columna de socorro gallega. En Granada me he distinguido bastante. Fui de los que asistieron, en una mañana de agosto, al fusilamiento, en el cementerio, ante las fosas abiertas, de setenta rojos, todos ellos bandidos, asesinos, criminales, violadores, incendiarios… Y gocé mucho, muchísimo, porque se lo merecían. Entre ellos estaban el presidente de la Diputación roja Virgilio Castilla, el ex gobernador rojo de Alicante Vicente Almagro, el alcalde rojo de Granada Montesinos (un médico), el ingeniero de caminos y ex diputado constituyente Santacruz, el ex alcalde de Granada Fajardo, el diputado Corro y otros más, médicos, catedráticos, abogados, ingenieros, procuradores, etc. Hicimos una buena limpia.
Algunos días después cogimos al gran canalla de García Lorca -el peor de todos- y lo fusilamos en la Vega, junto a una acequia. ¡Qué cara ponía! Abrazaba los brazos al cielo. Pedía clemencia. ¡Cómo nos reíamos viendo sus gestos y sus muecas! Pertenecí a la ronda depuradora de Ruiz Alonso. Pero como le digo tuve que irme por asuntos particulares a Zaragoza y después a Oviedo. En ambas poblaciones ayudé también a la depuración. En Oviedo pasé un rato muy agradable viendo fusilar al miserable de Leopoldo Alas Argüelles, el hijo del repugnante Clarín. Ahora estoy en París y me río mucho viendo el miedo que tiene esta canalla francesa a los alemanes e italianos. ¡Qué diferencia entre nuestra gloriosa España nacionalista y esta Francia corrompida, podrida hasta los tuétanos! Por algo dice Marañón que aquí se ahoga y que está deseando verse en Madrid lo más cerca posible del Caudillo… Volveré a Madrid pronto y espero hacerle en breve una visita en «Ya».
Reciba el afecto de su amigo y paisano.
Manuel Luna