miércoles, julio 02, 2014

OBITUARIO: JOSE MARIA MADARIAGA ZUAZO, UNO DE AQUELLOS CURAS VASCOS DE LA CARCEL DE ZAMORA


El pasado 31 de mayo fallecía José María Madariaga Zugadi, uno de los históricos curas vascos detenido y dispersado por el franquismo a la Cárcel Concordataria de Zamora a finales de la década de los 60. Hay historiadores que mantienen que aquella fue la única prisión del mundo habilitada de forma expresa para curas y frailes. El penal español, con mayoría de los prisioneros vascos, funcionó entre 1968 y 1976. Madariaga, entonces coadjutor de la parroquia de Bakio fue detenido, según la hemeroteca de ABC, el viernes 25 de abril de 1969. Era uno de los 339 sacerdotes vascos que denunciaron en un manifiesto la situación extrema que sufría Euskadi bajo la dictadura de Franco. El texto fue enviado a los obispos españoles, al Nuncio y a la Secretaría de Estado del Vaticano, así como a la prensa internacional.

Madari, como era conocido, nació el 20 de mayo de 1937 en Getxo por razones de la Guerra Civil. Su madre estaba en Bilbao entonces, y la llevaron a Las Arenas para dar a luz con mayor seguridad, según explica su hermana Beatriz a DEIA. No obstante, su padre era de Areatza, municipio donde hizo vida hasta que fue destinado en 1962, tras ordenarse cura de la diócesis de Bilbao y dar su primera misa en la parroquia de San Bartolomé de Areatza, a Bakio. Su labor de entrega a los demás tanto como sacerdote como concejal de Euskadiko Ezkerra la cumplió en el pueblo costero.

“Madari fue un hombre alegre, de tomar el pelo”, le recuerda Julen Kaltzada, compañero de cárcel en Zamora. El euskaltzale de Busturia estuvo presente en un homenaje que tributaron al conocido popularmente como Bakioko apaiza (el cura de Bakio) hace aproximadamente un año y en su entierro el pasado 2 de junio en la parroquia Santa María de la Asunción de este municipio. “Ha sido una pena, aunque ya sabíamos que andaba un poco escaso de salud”, concluye.

Aurresku y ofrenda

Miembros del colectivo Ahaztuak 1936-1977 de Bakio rindieron un homenaje a José Mari Madariaga el pasado 3 de junio frente al Ayuntamiento de la localidad. En el acto, bailaron dantzaris veteranos del grupo de danzas Gaztelugatxe la Ikurriña dantza, informan. Además de un aurresku y ofrenda floral, hubo palabras de recuerdo para el fallecido.

Desde Ahaztuak 1936-1977 aportan que Madariaga abrió una academia de estudio en Bakio. “Algunas personas estudiamos Magisterio por él y gracias a él. Entonces lo podíamos hacer por libre. Todo su empeño era cómo lograr que la gente del pueblo progresara”, explica una persona que prefiere permanecer en el anonimato.

Desde Gernika-Lumo, Fernando Garate también se siente apenado por su falta. “Nos conocíamos de manifestaciones. José Mari era un hombre muy campechano que siempre se mantuvo al lado de las familias de los presos para ayudarles en lo que fuera necesario. He sentido con pena su pérdida”, comunica.

Sin salir de la villa foral, Alberto Gabika conoció bien a Madariaga. “Entró en el seminario en mi curso”, evoca quien estuvo en la cárcel de Zamora entre 19769 y 1976. Los estudios religiosos del finado dieron comienzo en Saturraran (Mutriku), pasaron por Castillo Elejabeitia (Artea) y concluyeron en Derio.

Gabika destaca de su amigo que “vivió entregado a Bakio y por la lucha del pueblo vasco” y pasa a definirle como “un hombre de gran corazón, de complexión fuerte, alto y muy deportista. Siempre le gustó la paleta y la pelota mano”.

Gabika subraya la “mucha pena” que sintió al conocer el fallecimiento de su amigo, una persona “con gran sentido del humor y cuya mayor ambición fue cuidar de los amigos, era muy afectivo”. Alberto Gabika se secularizó al salir de la cárcel de Zamora.

Hay una anécdota que suele contar de Madariaga. “José Mari tenía una virtud en el tiempo de seminario: era muy buen enfermero. Cuidaba de maravilla. En aquellos tiempos llegó hasta aquí la conocida como gripe asiática. Yo la cogí y vino José Mari a cuidarme con su gran corazón y humor. Me dijo: Alberto, ya puedes estar contento que ahí estás en la cama con la asiática. ¡Él era así!”, sonríe.

El académico emérito de Euskaltzaindia José Luis Lizundia, desde Durango, también destaca la figura de Madariaga. “Superó su formación integrista del nacionalcatolicismo en el seminario y fue un ciudadano que practicó una política progresista, además de naturalmente abertzale”, concluye José Luis Lizundia.

(Iban Gorriti / Deia. 02 - 07- 2014)