En la madrugada del 27 de septiembre de 1975, cinco antifascistas eran fusilados en Madrid, Barcelona y Burgos, en cumplimiento de las penas de muerte dictadas en los correspondientes consejos de guerra sumarísimos, celebrados muy pocos días antes, entre el 28 de agosto y el 19 de septiembre. Todos los fusilados fueron brutalmente torturados durante su detención, torturas que por cierto denunciaron. Los responsables policiales de aquella operación fueron personajes bien conocidos como el comisario Roberto Conesa y Antonio Gonzalez Pachecho, alias “Billy el niño”, reconocidos torturadores. En el proceso, los tribunales militares, no respetaron ni la propia legalidad franquista, querían muertos, rápidamente y a cualquier precio, que sirvieran para dar una lección al movimiento popular antifascista en ascenso en aquellos momentos. Las ejecuciones en el amanecer del 27 de Septiembre fueron una auténtica orgía de sangre, los verdugos fueron Guardias Civiles y policías voluntarios; y otros muchos miembros de esos cuerpos acudieron a ver “el espectáculo”, como en los viejos tiempos.
El padre de uno de los fusilados, Xose Humberto Baena, pidió a través de una carta a Juan Carlos, clemencia para su hijo, la respuesta a través del jefe de su casa militar (el tan conocido posteriormente Alfonso Armada), fue la de que nada se podía hacer. En el año 2001, la familia de Xosé Humberto Baena inició un procedimiento para conseguir la nulidad del consejo de guerra sumarísimo que dicto su condena de muerte, los tribunales españoles han vuelto a lavarse las manos, y como Juan Carlos I en 1975, han dicho que nada se podía hacer. Actualmente el asunto esta en manos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.Nos parece absolutamente patético y expresión de una hipocresía sin limites, que magistrados de altos tribunales españoles, se dediquen a procesar y a investigar a responsables de crímenes de Estado en Argentina, Chile,... y escondan la cabeza o den por buenos los crímenes cometidos por el Estado Español y en el Estado EspañolActualmente el asunto esta en manos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Transcribimos para finalizar este manifiesto una parte de la última carta que Xose Humberto Baena envio a su familia: "Papá, mamá... me ejecutarán mañana, quiero daros ánimos. Pensad que yo muero pero que la vida sigue. Cuando me fusilen mañana pediré que no me tapen los ojos, para ver la muerte de frente. Que mi muerte sea la ultima que dicte un tribunal militar. Ese era mi deseo. Pero tengo la seguridad de que habrá muchos mas. ¡Mala suerte! una semana más y cumpliría 25 años. Muero joven pero estoy contento y convencido”