lunes, septiembre 04, 2006

CENTENARES DE ASISTENTES EN EL HOMENAJE EN OTSOPORTILLO (NAFARROA)


Partiendo de Olazti, la carretera comienza a ascender hacia Urbasa. Termina la subida y, poco después, un ramal abandona la carretera principal y se dirige hacia la izquierda. Pocos kilómetros más adelante, a mano derecha, se puede ver una escultura. A sus pies, una sima abierta en el suelo. Su entrada se encuentra ahora enrejada. Pero hace setenta años no había escultura. No había rejas. Y ese profundo agujero fue utilizado como fosa común. Todavía hoy, no se sabe cuantas personas acabaron sus vidas en el interior de esta sima, pero se cree que los franquistas arrojaron en Otsoportillo a más de 200 personas. La sima de Otsoportillo en la sierra de Urbasa ha vuelto a ser un año más lugar de recuerdo del trabajo y la lucha de los vecinos de Sakana que dieron la vida en defensa de sus ideales. En esta sima, fueron fusilados sindicalistas, alcaldes, concejales y maestros de la zona y sus cuerpos fueron arrojados, muchas veces aún con vida, al interior de la cueva. Sin embargo los fascistas fracasaron. Porque siete décadas después, cientos de personas decidieron que su mejor alternativa para una soleada mañana de domingo era homenajear en ese lugar a quienes han perdido su vida «por la libertad y la justicia social».
El acto, organizado un año más por el Ayuntamiento de Etxarri-Aranatz, arrancó al mediodía con una misa junto al monumento. Varias decenas de personas participaban del acto. El resto de los asistentes conversaba en animados grupos mientras se mantenía a una respetuosa distancia, para no molestar. La intervención principal de la jornada corrió a cargo de Patxi Urrutia, miembro de la Mesa Nacional de "Batasuna" formación politica de profundo y tradicional arraigo social en el valle, quien comenzó recordando que en 1936 «convirtieron Nafarroa en un infierno en el que mataron de manera innoble a más de 3.500 personas. Sus familiares tuvieron que soportar todo tipo de salvajadas». Subrayó que «los responsables políticos, materiales e intelectuales de esos crímenes nunca han sido juzgados. Y lo más perverso si cabe es que siguen teniendo en sus manos lo que lograron mediante un golpe de estado». Urrutia rechazó que fueran «cosas de la guerra», tal y como defienden algunos. «En Nafarroa no hubo frente de guerra, aquellos a quienes mataron no tenían armas. Fue una venganza, una herramienta para dirimir una cuestión política. Porque quienes murieron eran luchadores, eran abertzales, socialistas, comunistas, anarquistas, republicanos...», apuntó.

El mahaikide denunció que los responsables de aquellos hechos «han quedado sin castigo», mientras que sus víctimas se han visto «privadas del reconocimiento y el apoyo que merecían». Por ello, se preguntó «cómo es posible que esta Nafarroa del siglo XXI sea tan injusta con sus mejores hijos e hijas». Explicó que aquellas masacres tuvieron como víctimas a quienes trabajaban por cambios políticos, con un estatuto para los cuatro herrialdes de Hego Euskal Herria, y sociales, con el reparto de la riqueza y la apertura de los comunales. «Mataron y arrojaron en sitios como éste a quienes estaban a favor de eso», sentenció. En este sentido, afirmó que «las gentes del siglo XXI tenemos una gran deuda con estos muertos, porque sostuvieron los símbolos de la libertad y el socialismo en los momentos más difíciles». El portavoz independentista se trasladó a la situación actual, que a su juicio es «producto de aquel golpe de estado, de aquellas masacres. Lo que tenemos hoy en día no lo hemos elegido democráticamente, nos lo han impuesto». Sin embargo, aseguró «las masacres de 1936 fueron inútiles. Mataron al mensajero, pero el mensaje siempre se mantiene. Mataron algunos pájaros, pensando que así lograrían hacer desaparecer sus cantos. ¡Qué gran error! Muchos políticos han querido ocultar lo acontecido entonces, para que aquel mensaje no llegara a nosotros. Pero se han equivocado». Y prosiguió con críticas a quienes tras la muerte de Franco «trataron de silenciar todo esto y, dejando a un lado sus reivindicaciones, nos tendieron unos tristes caramelos. Pero otros muchos lo denunciamos y mantuvimos firmes los símbolos de quienes nos antecedieron. Y lo que trataron de ocultar vuelve a aflorar. Y hablan de una nueva Ley de la Memoria, con el objetivo de extender otra sábana por encima. Pero no nos engañarán, no lograrán nada, porque ya sabemos por qué lucharon quienes nos antecedieron. Desde entonces hemos sufrido imposición, terrorismo, asesinatos, guerras... Y que no esperen que lo aceptemos, porque eso no sucederá nunca».
Urrutia concluyó subrayando que "es necesario guardar la memoria de quienes murieron, pero que también se deben preservar sus ideales". Finalizado el acto político, el homenaje se convirtió en animada fiesta gracias a la música y al sencillo almuerzo organizado por el Consistorio etxarriarra.