El mal tiempo hizo que el acto no se desarrollara tal y como estaba previsto. Así, después de colocar la ikurriña y la bandera republicana, además de flores en el monolito, la lectura del manifiesto se hizo en el restaurante que se encuentra en esa misma zona. Marcelo Usabiaga, hermano de una de las víctimas mortales, recordó la trayectoria de los que fueron asesinados en el paredón.
Sólo dos escaparon
El caserío de Pikoketa era la posición más avanzada de los republicanos y permitía vigilar y hostigar al enemigo con relativa facilidad. Cuando los milicianos destacados en este lugar se disponían a desayunar esa mañana, se encontraron que desde la niebla que atenazaba el lugar, surgieron varias ráfagas de metralleta que presagiaban el asalto de las tropas fascistas.
De los 16 jóvenes, sólo dos lograrían escapar, Alejandro Colina y Patxi Arocena. El resto fue hecho prisionero y fusilado contra las paredes del caserío. La edad media de los asesinados rondaba los 22 años.
(Gara. 7 / 11 / 2011)