jueves, diciembre 18, 2008

SANTANDER RETIRA HOY LA ESTATUA ECUESTRE DE FRANCO


Los trabajos de retirada ya han comenzado. La estatua ecuestre del dictador Francisco Franco dejará de presidir desde hoy la plaza Mayor de Santander, según informaron fuentes municipales.
Se trata de la última escultura del dictador a caballo que se conservaba expuesta en un lugar público. El Ayuntamiento santanderino anunció que la obra será trasladada a un depósito municipal, hasta instalarla en un futuro Museo de Historia de Cantabria.

La estatua de bronce, de siete metros de altura, fue instalada frente al consistorio de Santander en 1964. Ese mismo año murió su autor, el escultor José Capuz. El mismo molde que creó el artista fue utilizado para las copias de la estatua que se levantaron en Ferrol, en la Capitanía General de Valencia y en la sede de los Nuevos Ministerios de Madrid. La escultura de Franco sólo se ha ausentado de la plaza Mayor de Santander una vez en los últimos 44 años. Fue hace una década por una remodelación del aparcamiento subterráneo.

"Sin nocturnidad"

El traslado había sido acordado en un pleno municipal de noviembre de 2004. El alcalde que firmó el acuerdo, Gonzalo Piñeiro (PP), aseguró entonces que la retirada del monumento se haría "sin nocturnidad", para "evitar enfrentamientos", como sucedió cuando se retiró la escultura de Nuevos Ministerios.

La decisión del actual regidor de Santander, Íñigo de la Serna (PP), evitará que la plaza Mayor se convierta en un lugar de peregrinación de nostálgicos franquistas y de neonazis. El acuerdo municipal incluye, también, la retirada de un escudo de la I República situado justo frente a la estatua.

La Asociación Héroes de la República y de la Libertad de Cantabria ha solicitado al primer edil que el destino final de esa placa republicana sea el cementerio de Santander, donde están enterrados más de 1.000 republicanos fusilados.

El historiador cántabro Antonio Ontañón cree que el destino ideal del escudo sería frente a la manzana número 52 del cementerio. "Allí llegaban los cuerpos salidos de la prisión provincial. El capellán, José Soto Vidal, enterrado en una ermita cercana en honor de santidad, registraba el número de muertos y la fosa donde eran depositados. No preguntaba por su nombre y 70 años después, hemos sido los historiadores quienes hemos descubierto a las familias dónde están los restos de sus antepasados", cuenta. El capellán marcaba el número de cuerpos que llegaban. La media era de 15 fusilados al día. Los hombres que cabían en un camión.

(Público. 18 / 12 / 08)