Nada más pisar la céntrica plaza de Zugastieta (La Arboleda) en
Meatzaldea, Periko Solabarria besó el suelo. Cada vez que vuelve a esa
zona rememora los años duros de lucha que vivió en aquella zona
vizcaina, siendo entonces cura de la población de Triano (Gallarta).
Hubo emoción, cariño y, sobre todo, puños en alto reivindicando una
sociedad más justa e igualitaria.
Para cuando llegó, el historiador Txema Uriarte había ilustrado con apoyo de algunos de los antiguos vecinos de Solabarria, que en aquellas minas de la zona nació el Movimiento Obrero para unir la lucha «contra los explotadores y la oligarquía que se había hecho dueña de las minas, que pertenecieron a la población». Recordó la primera gran huelga en 1890, cuando «ocho columnas de mil mineros cada una» bajaron por los montes «encabezados por banderas rojas» en manifestación «para reivindicar libertad y jornadas laborales de ocho horas, entre otras demandas». Martxelo Alvarez en la plaza de Zugastieta destacó que este año la Asociación de Víctimas del golpe de Estado, de la represión y del régimen franquista Ahaztuak 1936-1977 dedicó su quinto «Día de la Memoria», bajo el lema «Zuhaitz bereko hostoa. Hojas del mismo árbol» a la lucha del movimiento obrero en las minas de Meatzaldea, que fueron el germen de la lucha por una sociedad más justa.
En la plaza de Zugastieta, bastante llena, se rindió homenaje a Periko Solabarria y a Margari López, que tuvo que refugiarse en aquella zona «tras la entrada de los batallones fascistas», dijo Martxelo Alvarez. A sus 94 años cantó un tango que los prisioneros republicanos compusieron en la cárcel.
Toda una vida de lucha de Periko Solabarria obtuvo los aplausos y los gritos de ánimo. Este histórico abertzale dedicó ese homenaje a los jóvenes de Ernai que, junto a él, están imputados por la Audiencia Nacional y también se lo brindó a los prisioneros políticos vascos.
Al final, se atrevió a cantar unos «bertsos» compuestos por la hermana de un prisionero vasco, María Rivero, que «en síntesis lo que dice es que `vamos a romper los barrotes de las cárceles con caricias, besos y abrazos'. Es muy bonita», señaló.
Periko Solabarria recordó que en Meatzaldea aprendió lo que da de sí la vida, con sus miserias y grandezas, «más que en los años de seminario», y llamó a la lucha en la calle, porque «es el único camino que nos queda». En el encuentro emotivo participaron varias personas que homenajeraon a este luchador de 83 años. Estuvo presente la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide. Una delegada de LAB de Konecta, Leire Sainz-Ezkerra, recordó «su dignidad» y, siguiendo las palabras que siempre ofrece Solabarria, explicó que «los derechos que perdemos día a día se consiguieron con lucha, y con la lucha, los mantendremos y los recuperaremos».
Un exprisionero, Paul Asensio, destacó lo que había aprendido junto a Periko Solabarria y dijo que «nos has hecho sentir a nosotros mismos, a nuestras ansias de libertad». Recordó una de las frases que más repite este luchador incansable: «si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir». Dos comunistas de Asturias, Anita Sirgo y Vicente Solis, que ya pasaron por Euskal Herria hace casi un año, acudieron al homenaje y desde la cuenca minera del Nalón trajeron el abrazo solidario de los mineros de Asturias al «símbolo de la lucha obrera, Periko Solabarria».
En Zugastieta hubo canciones, bertsos, palabras de amigos que no pudieron estar presentes y una comida popular y un concierto «Rojo. Cancionero y banderas rotas», de Salvador Amor y Gabriel Ortega. Un día entrañable. Una mirada al pasado que hoy es más presente.
(Gara. 14 7 10 / 2013)
Para cuando llegó, el historiador Txema Uriarte había ilustrado con apoyo de algunos de los antiguos vecinos de Solabarria, que en aquellas minas de la zona nació el Movimiento Obrero para unir la lucha «contra los explotadores y la oligarquía que se había hecho dueña de las minas, que pertenecieron a la población». Recordó la primera gran huelga en 1890, cuando «ocho columnas de mil mineros cada una» bajaron por los montes «encabezados por banderas rojas» en manifestación «para reivindicar libertad y jornadas laborales de ocho horas, entre otras demandas». Martxelo Alvarez en la plaza de Zugastieta destacó que este año la Asociación de Víctimas del golpe de Estado, de la represión y del régimen franquista Ahaztuak 1936-1977 dedicó su quinto «Día de la Memoria», bajo el lema «Zuhaitz bereko hostoa. Hojas del mismo árbol» a la lucha del movimiento obrero en las minas de Meatzaldea, que fueron el germen de la lucha por una sociedad más justa.
En la plaza de Zugastieta, bastante llena, se rindió homenaje a Periko Solabarria y a Margari López, que tuvo que refugiarse en aquella zona «tras la entrada de los batallones fascistas», dijo Martxelo Alvarez. A sus 94 años cantó un tango que los prisioneros republicanos compusieron en la cárcel.
Toda una vida de lucha de Periko Solabarria obtuvo los aplausos y los gritos de ánimo. Este histórico abertzale dedicó ese homenaje a los jóvenes de Ernai que, junto a él, están imputados por la Audiencia Nacional y también se lo brindó a los prisioneros políticos vascos.
Al final, se atrevió a cantar unos «bertsos» compuestos por la hermana de un prisionero vasco, María Rivero, que «en síntesis lo que dice es que `vamos a romper los barrotes de las cárceles con caricias, besos y abrazos'. Es muy bonita», señaló.
Periko Solabarria recordó que en Meatzaldea aprendió lo que da de sí la vida, con sus miserias y grandezas, «más que en los años de seminario», y llamó a la lucha en la calle, porque «es el único camino que nos queda». En el encuentro emotivo participaron varias personas que homenajeraon a este luchador de 83 años. Estuvo presente la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide. Una delegada de LAB de Konecta, Leire Sainz-Ezkerra, recordó «su dignidad» y, siguiendo las palabras que siempre ofrece Solabarria, explicó que «los derechos que perdemos día a día se consiguieron con lucha, y con la lucha, los mantendremos y los recuperaremos».
Un exprisionero, Paul Asensio, destacó lo que había aprendido junto a Periko Solabarria y dijo que «nos has hecho sentir a nosotros mismos, a nuestras ansias de libertad». Recordó una de las frases que más repite este luchador incansable: «si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir». Dos comunistas de Asturias, Anita Sirgo y Vicente Solis, que ya pasaron por Euskal Herria hace casi un año, acudieron al homenaje y desde la cuenca minera del Nalón trajeron el abrazo solidario de los mineros de Asturias al «símbolo de la lucha obrera, Periko Solabarria».
En Zugastieta hubo canciones, bertsos, palabras de amigos que no pudieron estar presentes y una comida popular y un concierto «Rojo. Cancionero y banderas rotas», de Salvador Amor y Gabriel Ortega. Un día entrañable. Una mirada al pasado que hoy es más presente.
(Gara. 14 7 10 / 2013)