miércoles, marzo 13, 2013

"ANTIGONA ORIENTAL", UN PECULIAR E INTERESANTE REPASO A LA DICTADURA URUGUAYA DESDE LA INVESTIGACIÓN TEATRAL. El próximo sábado día 16 de Marzo a las 20:00 h. en el "Teatro Barakaldo"


Diecinueve ex presas políticas, hijas y exiliadas de la dictadura militar uruguaya, junto a seis actores profesionales subirán a escena esta noche a la sala principal del Teatro Solís, en Antígona Oriental el nuevo texto de la dramaturga uruguaya Marianella Morena que se verá bajo la dirección del destacado artista alemán Volker Lösch.

El proyecto de investigación teatral tiene varios atractivos. Por un lado, supone la presencia en Uruguay de Lösch, un prestigioso creador del teatro contemporáneo europeo que se caracteriza por proponer un diálogo directo entre la realidad y la representación teatral, a través de la interacción en sus espectáculos de actores profesionales y personas portadoras de testimonios reales silenciados (ex presos, desocupados, habitantes de zonas desfavorecidas).

Así, en  el caso de Antígona oriental,  el director alemán optó por crear un coro femenino integrado por ex presas políticas, hijas y exiliadas de la dictadura militar uruguaya.

Otro punto de interés es  la posibilidad de ver el resultado de la interacción de la dupla Lösch -  Morena, dos artistas interesados en reescribir clásicos a partir de temas contemporáneos. No solo Lösch tiene experiencia en la materia con puestas en escena como Marat, qué ha sido de nuestra revolución (Hamburgo, 2008) en la que conformó un coro con desocupados reales, o más recientemente con su versión de La Ilíada en la que incluyó testimonios de soldados afectados por la guerra de Afganistán.

Morena, también ha recorrido  ese camino recientemente, con  Las Julietas, una adaptación lúdica de Romeo y Julieta que unía el texto shakesperiano con la hazaña del Maracaná.
Entre otro de los atractivos de Antígona oriental , que sube hoy al Solís, se destaca la participación de artistas locales destacados como Martín Blanchett (iluminación), Paula Villalba (escenografía y vestuario) y Carolina Besuievsky (preparación corporal).

La obra tuvo un largo proceso de elaboración. “Arrancó en  2009 cuando le propuse al Instituto  Goethe hacer un intercambio cultural con Alemania. Ellos se mostraron abiertos y me pidieron que eligiera un director. Propuse traer a Volker Lösch, por varias razones. Primero porque es  un director alemán contemporáneo determinante entre las nuevas miradas políticas del teatro, pero a su vez porque el vivió en Uruguay cuando era niño. Él tuvo que marcharse con su familia cuando se dio el golpe de Estado. Estas marcas personales me resultaron interesantes porque entonces su relación con Uruguay podría imprimirse desde lo afectivo.

Cuando Lösch llegó en diciembre de 2009 para ponerse en contacto con diversas instituciones y conocer varias puestas en escena, mostró mucho interés por  el tema de la ley de caducidad. “No entendía la combinación de un gobierno de izquierda con esta ley”, contó Morena a El Observador a horas del estreno.

Movilizado por esta temática, Lösch propuso trabajar sobre el texto de Antígona de Sófocles y conformar un coro de 20 presas políticas. A partir de esta consigna, Morena fue la responsable de la escritura del texto y el asesoramiento continuo del director, debutando así como dramaturgista.

Entre febrero y marzo de 2011, ambos artistas realizaron una convocatoria a presas políticas, hijas y exiliadas en la que se presentaron cerca de 40 mujeres. “Para nosotros fue muy sorprendente la convocatoria. En este aspecto,  tuvo un rol muy importante Ana de Marco, la primer ex presa, con la que nos pusimos en contacto. Ella fue fundamental a la hora de generar puentes con cada uno de los colectivos”, contó Morena.

Finalmente se seleccionaron 19 mujeres a quienes se le realizaron entrevistas individuales y colectivas, cuyos testimonios fueron grabados, desgrabados, editados y colocados en diferentes partes de la obra.

Según Morena, Antígona de Sófocles es claramente reconocible en esta puesta. “Se conservan los personajes de Antígona, Ismene, Creonte y Hemón, pero todos se presentan en un estado evolucionado, ya que fueron colocados en un presente uruguayo. En la medida que se intercalan los testimonios contemporáneos los propios personajes del texto original  piden una transformación (...). Hay un denominador común, entre las mujeres del coro y el personaje de Antígona y es que todas luchan por sus derechos individuales oponiéndose al derecho del Estado. La figura de Creonte es la figura del poder autoritario. La lucha de Antígona  contra él se asemeja mucho a la lucha de las mujeres abusadas en la dictadura”, explicó.

En Alemania, la introducción por parte de Lösch de testimonios reales en sus  puestas desencadenaron tantos elogios como críticas. El director incluso fue tildado de propiciar una suerte de zoológico social o de “exhibicionismos gratuitos”.

A Morena le resulta una gran incógnita la reacción que tendrá el público uruguayo ante esta experiencia de mezcla de teatro y realidad.  “No se cuál va a ser la respuesta pero me parecería bárbaro que se generara polémica. A los uruguayos nos cuesta mostrar temas que sabemos que nos van a herir o que no tenemos la madurez suficiente para enfrentar. El espectáculo es muy provocador pero no en un sentido efectista  sino porque gira en torno a un tema que todavía no terminamos de resolver. Por otra parte,  el tema no está por encima del espectáculo. Si bien contiene testimonios reales, hay un cuidado enorme sobre como están articulados y como se llevan a la escena”, afirmó.

La interacción entre actores y testimonios vivos provoca una gran impacto emocional a favor del espectáculo artístico, según Morena.“El  espectador está más acostumbrado a tener la comodidad de saber que el que está en frente está representando un personaje. En el caso de Antígona oriental, tenemos la oportunidad de enfrentarnos a una historia viva. Esto, además de  poner un tema sobre la mesa,  activa una  zona emocional diferente en el público”, opinó.

La ruptura del juego teatral significó un gran desafío para los seis actores que están en escena, según contó.“No me olvido más una frase que me dijo la actriz Sofía Espinosa, que hace de Ismena en uno de los primeros ensayos. ´Cuando yo hablo represento a otra, pero cuando ella me contesta (en referencia a una de las ex presas) me responde por ella´”. Las mujeres, por su parte, a pesar de revivir episodios dolorosos en la escena, se muestran aliviadas al poder expresarse.

“En 1986 estábamos simplemente felices de haber sobrevivido. Hace diez años seguíamos sintiendo lo mismo, aunque acotamos en voz baja que teníamos algo para decir. Hoy queremos y debemos contar nuestras historias. Se trata del derecho a elaborar el pasado, el derecho a la memoria, el derecho a la vida en dignidad y justicia. ”, dice la ex presa política Ana Demarco en el prólogo de la obra.