El 31 de Marzo de 1937 fueron sacados de la prisión vitoriana de la calle La Paz un total de 16 presos políticos para ser ejecutados. Esta carta es un homenaje a la memoria de José Luís Abaitua, Víctor Alejandre, Casimiro Cerrajería, Eduardo Cobo, Manuel Collel, Jaime Conca, José Domingo, Jesús Estrada, Juan Francisco Díaz de Arcaya, Antonio García, Daniel García de Albéniz, Francisco Garrido, Constantino González, Teodoro González de Zarate, Prisco Hernáez y Manuel Hernández.
Un piquete de falangistas, requetés y guardias civiles los asesinó y enterró sus cuerpos a unos 100 metros de la carretera que sube a Azazeta, a la altura del kilómetro 16. A los cinco años rescataron tres cuerpos (González de Zarate, Abaitua y Collel) y fueron llevados al cementerio Santa Isabel de Vitoria, formalizando así su defunción. Algunos familiares de los otros asesinados se negaron a participar en esa exhumación mientras las autoridades franquistas no reconocieran el crimen. Así que los 13 restantes permanecieron allí hasta 1978. Entonces, en un solo féretro, se trasladaron desde la fosa común al cementerio de El Salvador.
Conozco muy bien esta historia porque mi tío es uno de los que estuvo más de cuarenta años enterrado en el bosque. De hecho, me llamo igual que él por decisión de mi padre, que me puso el mismo nombre como homenaje. También fui interrogado por el sanguinario fascista Bruno Ruiz de Apodaca, que participó en éste y en cerca de cien asesinatos más en Gasteiz. En definitiva, hablo de la represión franquista con conocimiento de causa, como víctima y como activista por la recuperación de la memoria. Me he esforzado en mantener viva la llama de la lucha de mi tío y del resto de víctimas, incluso fui encarcelado en la misma prisión en la que ellos pasaron sus últimas horas.
Últimamente hemos conseguido sacar a las calles de Gasteiz la denuncia política del franquismo. Así lo hicimos con el acto del 70 aniversario de la matanza de Azazeta, al que asistieron cientos de personas, organizado por Ahaztuak. Poco más se ha hecho en esta ciudad para dar a conocer esta historia y en el único lugar público que se cita algo de lo ocurrido (en la lápida de El Salvador) la información que se da es incompleta y errónea. Por eso hago un llamamiento a quien corresponda para que sea corregida y modificada: En dicha placa aparecen sólo 12 nombres, cuando es sabido que los restos mortales que allí descansan corresponden a 13 personas. Uno de los ejecutados en Azazeta, Manuel Hernández Ibáñez de Garayo, no ha quedado reflejado en la inscripción. En el caso de Prisco Hernáez, en la lápida dice Hernández en lugar de Hernáez. Además, el texto que acompaña a los nombres debe ser sustituido; porque el actual «Muertos en el Puerto de Azaceta, la noche del 31 de Marzo de 1937, víctimas de la guerra civil» no se ajusta a la realidad como lo haría un «Asesinados en el Puerto de Azazeta. Víctimas de la represión franquista». Creo que a estas alturas de la Transición se podrán decir por lo menos las cosas como son, que ya han pasado demasiados 31 de Marzo.
Quiero destacar que ese mismo 31 de Marzo de 1937 fue el bombardeo de Durango. A diferencia de la agenda institucional alavesa con respecto al aniversario de Azazeta, en Durango han programado varios actos para recordar a los más de trescientos civiles asesinados por aquella lluvia de bombas fascistas. En Durango colocaron el pasado año una gran placa con todos los nombres de aquellas personas y precisamente con motivo de este aniversario incluirán tres nombres más que han conseguido identificar. Algo parecido ocurre en el «pueblo de las viudas», Sartaguda, donde sólo quedan semanas para la inauguración del Parque de la Memoria, un entorno para la reflexión donde han grabado en un gran muro los 3.280 nombres de los asesinados por el franquismo en Nafarroa. Mientras tanto, en Araba no tenemos nada de eso. Quiero recordar la propuesta "Izen Guztiak" que hizo Ahaztuak respecto al monumento a las víctimas del franquismo que de la mano de la Diputación va a ser colocado en Gasteiz. Para que, a semejanza de los proyectos de Durango o Sartaguda, sean incluidos todos los nombres de las víctimas de la represión franquista en Araba. Sobre todo para que los familiares de los desaparecidos, de esas personas sin tumba, tengan un lugar donde acudir. Y porque es necesario divulgar la verdad de lo ocurrido, incluyendo también los nombres de los centenares de presos políticos que murieron tanto en el Campo de Concentración de Nanclares de la Oca como en el de Murgia.
La recuperación de la memoria requiere valentía frente a aquellos que impusieron su dictadura durante cuarenta largos años y algunos más de propina.