jueves, junio 30, 2011

OROIMEN EKITALDIA IGORREN. Ekainak 30, 19:30etan, Kultur Etxean


Data: 2011-06-30
Ordua: 19:30
Lekua: Igorreko Kultur Etxea-Lasarte Aretoa

"Oroimena: maite dena ez da hiltzen ixten" izenburupean geure memoria historia berreskuratuz Frankismoaren errepresioaren ondorioak jasan dituztenak omenduko dituzte Igorren, Ahaztuak 1936-1977 eta Euskal Memoriak antolatutako ekitaldian. Igorreko Kultur Etxeko Lasarte aretoan izango da geure iraganaren arrastoari heldu eta sakontzeko aukera, guztion artean osatuz.

- Arratiako errepresaliatuei omenaldia

- Ahaztuak 1936-1977 eta Euskal Memoriaren Fundazioaren aurkezpena

- Bertsolariak (Eñaut Intxaurraga eta Xabi Olibares), Txalapartariak, dantzariak, abeslariak (Gontzal Mendibil, Aurre eta Josu, Borja Estankona, Ander Gorospe, Patxo…) eta Luis Iruarrizaga Abesbatza

BAKIO: EL COLECTIVO AHAZTUAK HOMENAJEA A LOS FUSILADOS EN LA GUERRA EL DOMINGO

El Ayuntamiento de Bakio y el colectivo Ahaztuak 1936-1977 -que reivindica la memoria de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo-, han organizado este domingo un homenaje a los fusilados en Bakio durante la Guerra Civil. El acto será en el monolito situado junto al Consistorio, a las 12.30 horas. Con anterioridad al homenaje, el viernes se proyectará el documental "Prohibido recordar", sobre la prisión de mujeres de Saturrarán. Será en la Kultur Etxea de Bakio, a las 19.00 horas.

(Deia. 29 / 06 / 2011)

NOTA ACLARATORIA

Este homenaje en Bakio a las victimas del régimen franquista, al igual que los realizados en años anteriores, NO ESTA IMPULSADO NI ORGANIZADO POR EL AYUNTAMIENTO DE ESTA LOCALIDAD, SINO POR AHAZTUAK 1936-1977.

Si el alcalde o cualquier otro miembro de la actual Corporación Municipal quiere asistir al mismo lo hará a titulo personal y porque su conciencia asi se lo dicte pero será una persona más entre las asistentes, sin ningún otro tipo de protagonismo, exactamente de la mísma manera en que ha ocurrido en homenajes anteriores.

Desde el inicio de nuestra andadura esa es la filosofía de trabajo y comportamiento de nuestra asociación en lo referente a instituciones y políticos y algo que mantenemos y mantendremos independientemente de quienes sean los cargos institucionales y a que grupo politico pertenezcan, situándonos por tanto voluntariamente al margen de vaivenes electorales y de cualquier posible tentación de utilización para el "marketing" político.

AHAZTUAK 1936-1977


ALBERTIA 2011. ATZO ETA GAURKO GUDARIEN ALDE ! !


Aurten ere hemen dugu Albertia Eguna. Urtero bezala, Eusko Abertzale Ekintzak, Albertiako ttonttorrean zein Legutio eta Landako herrien arteko Gazteluako hariztian, atzo eta gaurko gudariak gogoratu eta omentzeko eguna, baita ezker abertzale guztiaren historia eta ekintzak gogora ekartzekoa ere. Aurten uztailaren lehenengo igandean izango dugu Albertia Eguna, hau da, uztailaren 3an.

(Eusko Abertzale Ekintzak * E.H)

martes, junio 28, 2011

LA DICTADURA EMPIEZA A PAGAR

Un tribunal de Buenos Aires comenzó el pasado martes a escuchar el alegato final de los abogados de los siete militares acusados de la desaparición de un matrimonio español durante la dictadura argentina (1976-1983). Se llamaban Luis Miguel Díaz Salazar y Esther Gersberg. Eran obreros de una fábrica textil, comunistas, y el día de su secuestro, el 21 de julio de 1978, estaban pintando el piso porteño al que se habían mudado porque Esther se encontraba ya embarazada de ocho meses e iban a necesitar espacio.

Luis y Esther fueron a parar a El Vesubio, uno de los centros clandestinos de detención a las afueras de la capital. A ella la torturaron tanto que, según algunos testimonios, sus gritos tronaron por todo el recinto. Le dejaron los músculos tan agarrotados que, al salir de la sala de tormentos, explicó a una compañera de infortunio que sabía que su bebé estaba muerto.

Este matrimonio es de los pocos casos de españoles desaparecidos en Argentina a los que se hace justicia después de décadas de impunidad. En total, 576 españoles fueron víctimas del terrorismo de Estado, según el juez Baltasar Garzón. Hasta ahora, los tribunales solo han condenado a prisión perpetua a los responsables de la muerte de tres de ellos, Celia López Alonso, Salvador Arestín y Gustavo Chavarino. EL PAÍS ha reconstruido la historia de españoles cuyos casos han sido juzgados o están a punto de ser resueltos, y lo ha hecho a partir de la memoria de sus parientes.

Sara Gersberg es la hermana de Esther. Cuando esta desapareció, relata, ya llevaba algún tiempo alejada de la familia. Ella y su compañero, de 23 y 24 años, respectivamente, militaban en Vanguardia Comunista, grupo de raíz maoísta que admitía el uso de las armas. Esther se convirtió en española al casarse con Luis, que era de Ayamonte (Huelva) y que emigró a Argentina con su familia en busca de una vida mejor. “Los dos estaban llenos de ideales y llegaron hasta ahí…”, concluye Sara, que ignora que el responsable principal de El Vesubio, Pedro Durán Sáenz, ha muerto esta misma semana, a los 76 años de edad, antes de conocer su sentencia.

No ha corrido la misma suerte el exsuboficial de la Fuerza Aérea Gabriel Molina, responsable de la tortura y desaparición del vasco Salvador Arestín, que purga su condena desde hace ya un año. Un tribunal de Mar del Plata lo declaró culpable de dos asesinatos, tres violaciones y 36 casos de desapariciones, además de otros por torturas.

Arestín era un abogado de 28 años, casado y con dos hijos. Había nacido en Rentería en 1948, hijo de una familia gallega. Su padre era pescador y en 1950 llevó a toda su familia a la Patagonia. Buscaba un mejor trabajo. Acabó en Mar del Plata, donde Salvador estudió Derecho.

“Mi hermano tenía simpatía por el PRT, brazo político de una de las dos guerrillas argentinas más importantes de los setenta, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)”, explica Pilar. “Discutía de política en la facultad, y un compañero suyo, Eduardo Cincotta, de la Concentración Nacional Universitaria , lo denunció a cambio de prebendas”. Cincotta murió en 2009 después de haber sido detenido por su responsabilidad en la llamada Noche de las Corbatas, una jornada siniestra en la que desaparecieron, además de Salvador, otros seis jóvenes abogados de Mar del Plata.

Después de que Salvador fuera secuestrado, el 6 de julio de 1977, Pilar y su padre acudieron a la policía, a la justicia, al consulado español en Buenos Aires y a la nunciatura apostólica. “Nadie nos ayudó. En 1978 vino a Argentina el rey Juan Carlos y recibió a los familiares de desaparecidos. Nos dijo que tuviéramos paciencia… Paciencia nos sobró”, se queja Pilar.

Poco después del retorno de la democracia, un 1 de noviembre, el padre de Salvador recibió una llamada anónima. “Le dijeron: ‘Hoy es el Día de los Muertos. ¡Usted debería estar tirando flores al mar, donde arrojamos al hijo de puta de su hijo!”. El padre de Salvador murió el año pasado, cuando ya había cumplido 89. “No me satisface la condena”, se rebela Pilar. “No se condenó al que lo secuestró, ni al que lo entregó, ni al que dio la orden, ni al que lo mató”.

Otro caso es el del melillense Gustavo Chavarino. Ni sus padres ni sus hermanos supieron que los verdugos habían sido condenados en diciembre pasado. Para entonces, todos habían muerto, llevándose el dolor a la tumba. Es su sobrina Yamila, que tenía dos años cuando desapareció su tío, quien recuerda la historia familiar. Chavarino había nacido en 1948 y al poco tiempo su familia se marchó a Buenos Aires. El padre era maestro, y la madre, ama de casa. “Eran parientes de Ramón Cereijo, ministro de Hacienda de Perón”, relata Yamila. Gustavo trabajó como técnico mecánico en la Dirección de Vialidad de Argentina, donde sus compañeros lo eligieron delegado sindical. “Militaba en la JP “, cuenta Yamila. En agosto de 1976, agentes de seguridad lo fueron a buscar a su trabajo y a su casa, pero no lo hallaron. “Durante mucho tiempo vivió escondido”, cuenta Yamila. “Un día no aguantó más. Salió a repartir panfletos y lo agarraron”. Era el 18 de noviembre de 1977. Gustavo tenía 29 años.

Los padres de Yamila pensaron en volver a España, aunque al final desistieron. “Vivíamos encerrados, no hablábamos con nadie. A mí me daba miedo la policía. Mi abuelo no quería hablar del tema y mi abuela lloraba, quería volver a España”, explica.

Se sabe que Chavarino estuvo detenido en los centros de tortura Atlético y Banco. Su caso fue incluido en el juicio por todos los asesinatos, desapariciones, secuestros y torturas que ocurrieron allí, y en el campo Olimpo, por el que un tribunal de Buenos Aires condenó a cadena perpetua a ocho integrantes de las fuerzas de seguridad: Samuel Miara, Raúl González, Eduardo Kalinec, Eufemio Uballes, Luis Donocik, Óscar Rolón, Julio Simón y Ricardo Taddei.

En octubre de 2009, otro tribunal porteño había fallado también contra el exgeneral de brigada Jorge Olivera Róvere, responsable de la desaparición de la catalana Celia López Alonso, que tenía 39 años cuando desapareció y que era artista plástica, delegada sindical en el Banco Español del Río de la Plata y militante del PRT. Su verdugo fue considerado culpable de otras 115 desapariciones y cuatro asesinatos.

Un sobrino de Celia López Alonso, Javier Tisera, recuerda que los padres de Celia, nacionalistas vascos, huyeron de los bombardeos de Bilbao en la Guerra Civil. Se asentaron en Barcelona, donde nació Celia en 1937. Su padre acabó en un campo de concentración en Francia, pero en 1953 reunió a la familia y consiguió marchar a Argentina “buscando aires de libertad”. Se instalaron en San Nicolás (240 kilómetros al norte de Buenos Aires).

Tiempo después, Celia se trasladó a la capital argentina para estudiar bellas artes. Allí entró en el PRT. Un día antes de que la secuestraran, una mujer de su familia le ofreció ayuda para exiliarse: “Si querés, te cruzamos a Uruguay”, le propuso. “Todavía no se meten con nosotros”, le respondió Celia.

Otro catalán, Manuel Coley, también delegado sindical de una fábrica de vidrio de Berazategui, suburbio de Buenos Aires, fue igualmente torturado y asesinado. Su cuerpo, sin embargo, es el único de un español desaparecido en Argentina que ha sido recuperado. Cuando murió tenía 42 años y tres hijos. Su caso está pendiente de juicio. Coley había nacido en 1934 en Barcelona. Su padre era un miliciano anarquista que acabó en un campo de concentración en Francia. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, se quedó a vivir allí. La madre de Coley, que estaba sola en España, con dos hijos, decidió en 1950 llevárselos a Argentina, donde un primo suyo cocinaba en un hotel y le ofrecía trabajo. Se radicaron en Quilmes, en el Gran Buenos Aires.

Manuel, recuerda su viuda, Alcira Juárez, “se puso a trabajar apenas llegó a Argentina. Era un trotamundos, enamorado de este país”. “Mi papá era rebelde”, asegura su hija María Marta, militante kirchnerista. “Si le daban demasiadas órdenes en un trabajo, se iba”, añade. Manuel acabó trabajando en una fábrica de vidrio, donde comenzó su actividad sindical y donde entró en el PRT. En 1975 intervino en una huelga de ocho días en demanda de subidas salariales. La patronal torció el brazo, pero el 20 de marzo de 1976, cuatro días antes del golpe militar, despidió a Manuel y a 400 empleados más. El 27 de octubre de aquel año, agentes de inteligencia del Ejército irrumpieron en su casa y le llevaron detenido. Revisando su biblioteca, un militar le preguntó a María Marta, que tenía entonces 11 años, si había leído Pedagogía del oprimido, de Paulo Freire.

La esposa de Coley fue una de las mujeres que comenzó a protestar en la plaza de Mayo, tras el fracaso del hábeas corpus que presentó ante la justicia con ayuda del entonces obispo de Quilmes, Jorge Novak, y de la Embajada de España. En 2006, el Equipo Argentino de Antropología Forense encontró cuerpos enterrados sin identificar en un cementerio bonaerense, y mediante pruebas de ADN, en noviembre de 2009, un juez certificó que uno de ellos correspondía a Manuel. “Voy a tirar las cenizas al Río de la Plata para que vuelva a su lugar tan querido”, cuenta Alcira, que todavía las guarda junto a ella. “Son cosas que hay que preparar bien”.

Los casos de los españoles, como los de otros muchos desaparecidos, se han visto afectados por los retrasos en los juicios desde aquella primera etapa del Gobierno de Raúl Alfonsín en que se juzgó solo a los jerarcas del régimen; el posterior indulto a los condenados, acordado por Carlos Menem, y la nulidad de ese perdón promovida por el Gobierno de Néstor Kirchner, que ha permitido reanudar los juicios. Aunque ha pasado mucho tiempo, empieza a hacerse justicia.

(El Pais. 26 / 06 / 2011)

lunes, junio 27, 2011

CONCHA CARRETERO SANZ, UNA REPUBLICANA DE BANDERA


“Yo no moriré sentada en un sofá, Moriré de pie, con las botas puestas y el puño levantado para que los venideros lo recojan”

(Concha Carretero)

En la guerra civil, la participación de la mujer republicana fue crucial en muchos niveles sociales y políticos del país, no solo en labores de retaguardia, sino tomando parte activa en la lucha y en el combate contra los sublevados. Participaron en el campo de batalla, en la resistencia clandestina, en las guerrillas armadas y desde el interior de las cárceles.

Contribuyeron valiosamente con su lucha y su constancia para recuperar los derechos que las mujeres habían conseguido en la República y que fueron arrebatados por la dictadura franquista. Conquistas que mejoraron la condición de vida de las mujeres en un duro y largo camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres.

Estas mujeres se forjaron sobre la marcha de los acontecimientos, y desarrollaron al mismo tiempo una consciencia de pertenencia a una generación, a un pueblo, a una clase social y a su género, consciencia que les condujo al compromiso político y a la lucha por la libertad y la igualdad.

Con casi 93 años, Concha Carretero es la memoria viva de todo aquello que jamás debió ocurrir. Una mujer con ojos de guerra que sufrió la tortura franquista y compartió prisión con las “Trece Rosas”, pero tuvo más suerte que ellas.

Nació en Hospitalet, Barcelona, en 1918 y por pura casualidad. Su padre, anarquista, fue acusado de atentar contra el rey Alfonso XIII en su boda con Victoria de Battenberg, por lo que tuvo que huir de Madrid y en esa huida su madre se puso de parto. Fue la mediana de tres hermanos.

A los dos años, la familia regresa a Madrid. Su infancia fue especialmente dura. Su padre apareció muerto en la calle y en lugar de ser enterrado, se vendió su cuerpo en pedazos a estudiantes de medicina. Su madre, Gregoria Sanz, trabaja en una portería y un día, limpiando el foso del ascensor, se le cayó éste encima causándole el desprendimiento de un riñón y cayendo gravemente enferma. Así que Concha, con apenas diez años se ve obligada a trabajar para ayudar a la familia. Empezó en una camisería como aprendiz, y después en una churrería, un taller de costura, en el Hospital del Niño Jesús y más tarde en la portería que regentaba su madre, que compaginaba con trabajos de asistenta en varias casas de Madrid.

Al mismo tiempo, se integra en el grupo de teatro “Los Matutanes”, dentro de la asociación cultural “Salud y cultura”, fundada por su hermano Pepe y que recaudaba fondos para vecinos necesitados, convirtiéndose en la actriz protagonista de los montajes del grupo. Llegó incluso a recibir una propuesta para hacer una gira con otra compañía de teatro más importante, pero su hermano se negó a que aceptara el empleo y ahí terminó su carrera como actriz.

Con 14 años y a través de un amigo, que luego sería su novio, se afilia a las MAOC (Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas). Su tarea: vender el periódico de la organización y pegar pasquines. Al disolverse las milicias, pasó a formar parte de las Juventudes Comunistas, que en 1936 se unieron a las Socialistas formando las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), en las que acabó militando.

El inicio de la guerra civil la pilló haciendo ojales en una camisería para la que trabajaba. Al producirse la sublevación fascista, las mujeres de las JSU crean espontáneamente comités de ayuda a milicianos y soldados republicanos, y Concha organiza talleres de costura en el convento de las Pastoras, donde se empiezan a fabricar prendas de todo tipo para el ejército republicano. Con 18 años se hace responsable de la sección de jerséis, con cien mujeres a su cargo, que trabajan todas sin cobrar y llegaban a producir 50 piezas diarias. Es compañera y amiga de Julia Conesa y de Joaquina Laffitte, dos de las después tristemente célebres Trece Rosas.

En 1937 Aquilino Calvo la encarga dirigir los “Pioneros de Madrid” un grupo de mil niños que se encontraban en acogida cuyos padres luchaban en el frente. Les daban clases de cultura general y educación física, y entra a trabajar como tornera, haciendo estopines de artillería, en la fábrica de Guerra y Experiencias Industriales.

Permanece en Madrid durante toda la contienda y en Marzo de 1939, tras el golpe de estado de Casado, acude a la sede de las JSU con la intención de destruir los archivos que pudieran comprometer a sus compañeros, pero es detenida y llevada a la prisión de Ventas, de la que sale en libertad el 27 de marzo de 1939, justo antes de que las tropas de Franco entraran en la ciudad.

Concha participaba en la organización de un grupo clandestino y en julio de 1939 es detenida nuevamente, cuando se encontraba en una reunión clandestina, y llevada a la comisaría de la Carrera de San Jerónimo. Allí comenzaron los interrogatorios y las torturas (la golpearon, la aplicaron corriente eléctrica y placas calientes durante 24 horas hasta quedar inconsciente, la obligaban a limpiar la sangre de sus camaradas, que habían sido torturados en las celdas contiguas). Humillaciones y vejaciones indescriptibles que ella nunca llegó a contarle a su madre para que no sufriera, aunque su progenitora las imaginaba, pues recogió sus ropas ensangrentadas que conservó muchos años porque decía que serían la prueba de tanta barbarie.

El 4 de agosto fue trasladada a la cárcel de Ventas. La feroz represión franquista transformó Ventas en un “almacén de reclusas”, amontonadas en celdas individuales. Los datos obtenidos, que no pueden darse por definitivos, arrojan decenas de muertes por enfermedad o suicidio y 78 fusiladas, entre las que destacan las Trece Rosas, siete de ellas menores de edad, ejecutadas el 5 de agosto de 1939, la noche siguiente a la llegada de Concha, en muy mal estado a causa de las torturas sufridas. Pasó dos días casi sin conocimiento, cuidada por sus compañeras.

El denominador común de las presas de Ventas era ser “presas políticas”, aunque en realidad en la mayoría de los casos su delito era estar emparentadas (madre, esposa, hermana, hija) con hombres perseguidos por el nuevo régimen. El franquismo contrapuso el modelo “mujer-madre” al de “mujer degenerada”, asociada a la “miliciana” del tiempo de guerra, para justificar el fuego purificador de la “regeneración moral de la patria”, protagonizado por las “monjas carceleras”, de nuevo reintroducidas en el sistema penitenciario.

A finales de 1940, es puesta en libertad pero ésta le dura poco. La policía presiona e intimida a su madre y Concha se entrega el 17 de enero de 1941. Entonces es golpeada y encerrada desnuda en una celda fría y húmeda donde pasa la noche. Intenta moverse para entrar en calor, pero es regada con agua cuatro veces y golpeada otras tantas. En mitad de la madrugada la hacen pasar por un simulacro de fusilamiento. Es transportada en un coche hasta la tapia del cementerio del Este, la bajan del coche totalmente desnuda, le muestran con linternas las marcas de los disparos en el muro que han dejado los fusilamientos de sus compañeros y le dicen que pronto habría uno más: el suyo. Trasladada posteriormente a la galería de penadas de Ventas, permanecerá incomunicada durante varios días, hasta que la instalan en una celda de castigo sin agua ni retrete, donde contrae una enfermedad ocular que se hará crónica y la acompañará toda la vida.

Un mes después, con 23 años recién cumplidos, sale en libertad y el panorama que se encontró fue desalentador. Su madre enferma está viviendo en los soportales de la plaza de toros de las Ventas y pidiendo limosna para poder comer ya que sus abuelos se niegan a acogerla por miedo a represalias. Tras pasar varios días con su madre en la calle, comienza a trabajar como asistenta y con la ayuda de un contacto de unas de las casas en las que está sirviendo, consigue sacar a sus hermanos de la cárcel, ya que ambos también habían sido detenidos. Pepe estaba dirigiendo las guerrillas de Ponferrada y Luís estaba en el Socorro Rojo ayudando a las familias.

En mayo de 1942 embarazada de su novio, deciden vivir juntos, pero en diciembre éste es detenido y fusilado. Concha se convierte en una madre soltera.

El 6 de marzo de 1944 se presentó ante el Juez de los Juzgados de Masonería y Comunismo para escuchar la resolución final de su condena. Acudió con su hija Diana de apenas un año y allí, mientras sostenía en brazos a su hija, le confirmaron la pena de muerte, de la que posteriormente fue indultada, pero que en absoluto acabó con el sufrimiento de Concha, ya que siguió estando en el punto de mira y los registros en su domicilio eran constantes. Confiesa que el sufrimiento terminó cuando murió el dictador.

Concha vive en Madrid, rodeada de sus cinco hijos, catorce nietos y diez biznietos, y a pesar de su edad sigue siendo una mujer comprometida, defendiendo los mismos ideales de libertad y justicia social que la llevaron a la cárcel.

“En el año 39 empecé una lucha por un mundo sin hambre, sin guerras y en libertad. Esa es mi lucha. Estoy convencida de que no hay algo mejor por lo que luchar. El camino es largo, pero hay que seguirlo”

(Concha Carretero)

(Tarsis Republicana. 25 / 06 / 2011)

domingo, junio 26, 2011

REPRESIONES 1936: A LA PERSECUCIÓN FÍSICA SIGUIÓ LA ECONÓMICA

¡QUE vienen los requisadores! Miedo, pesar, esconderse, pérdida, indignidad, racionamiento, extraperlo son términos que cuando los expresan quienes sufrieron la persecución de los golpistas de 1936 y de los vencedores de la Guerra Civil, después, permiten hacerse a la idea de lo que se vivió en Navarra durante aquellos años de represión. Esta primavera, y fruto de la larga trayectoria de colaboración de los colectivos Memoriaren Bideak, Eguzki Bideoak y el Instituto Geronimo de Uztariz en torno a proyectos de recuperación de memoria histórica, han visto la luz nuevos documentales que aportan la riqueza de conservar para el futuro los testimonios de quienes sufrieron la represión en Navarra. 827 kilómetros sin retorno Nos quitaron todo y Prohibido recordar dan buena cuenta de ello.

Tres relatos de una realidad cuyo recuerdo quedaría extinguido de no ser por el empeño e interés de cada vez más personas en conservarlos. Cada uno de los tres documentales hace una aportación distinta a esta página negra de nuestra historia pero quizás la más novedosa sea la del trabajo Nos quitaron todo por testimoniar lo que fue la represión económica de los perdedores, un capítulo menos divulgado, y que vino aparejada en la mayoría de los casos de la represión política y social.

"Nos quitaron todo pretende cubrir la importante laguna que existe en nuestra historiografía y a nivel divulgativo como es aquella que ahogó a quien sufrió la represión económica durante el franquismo mediante las incautaciones y el expolio de sus bienes al amparo, entre otras, de la Ley de Responsabilidades Políticas", explica el director del documental, Patxi Egilaz.

En el documental, ya editado en DVD y a la venta, los autores "hacen un análisis de esta situación a través de entrevistas a testigos de la época que cuentan todo lo que pasó en torno a esta represión económica: incautaciones, robos, pérdidas de puestos de trabajo o trabajos forzosos tanto en batallones como en los propios pueblos. Toda una estrategia de empobrecimiento mediante el racionamiento y otras fórmulas que se dio para castigar económicamente a toda la población perseguida". Patxi Egilaz añade que "a partir de contar lo que pasó, hemos querido buscar el por qué de todo esto y hemos encontrado que en Navarra, sobre todo en la zona sur, donde la población activa era mayoritariamente agrícola, el conflicto en torno a la tierra, sobre todo a las tierras comunales, fue tremendamente importante".

injusticias sin reparar En ese proceso, pone de manifiesto el documental, "los ricos se habían ido haciendo cada vez con más tierras de manera tramposa ya que la reivindicación de la tierra, el reparto de los comunales, fue una constante desde el siglo XIX hasta la República". El documental, explicaba Patxi Egilaz durante la presentación del DVD, "aborda la raíz económica del conflicto. Vemos a día de hoy que estas injusticias que se cometieron siguen siendo injusticias sin reparar. No se ha revisado nada del expolio; todo sigue perdido por ahí y sin ningún tipo de reparación por parte de ningún gobierno".

En Nos quitaron todo se suceden los testimonios de personas que padecieron esta persecución económica, una represión que, tal y como recoge el historiador pamplonés César Layana, se prolongó muchos años después de la Guerra Civil. El documental se centra en Navarra pero es reflejo de lo que ocurrió en otras partes del Estado como Andalucía, Extremadura, Castilla o Aragón, entre otras. A lo largo de una hora larga, se suceden los testimonios de represaliados de Lerín, Carcar, Murchante, Sartaguda, Peralta, Castejón y Lesaka. Las imágenes están grabadas en Navarra y en el caso de Lesaka no es la situación de las tierras, como en los anteriores, sino que se recoge el testimonio de otro tipo de incautación como fue el caso de una familia que le quitaron el taller y les dejaron en completa miseria.

Relatan sus testimonios Fernando Gurrea (Lerin), Gloria Villafranca Pérez (Peralta), Josefina Campos Orduña (Peralta) que además es autora del libro Los fusilados de Peralta, la vuelta a casa (1936-78) y Operación Retorno; Pedro Lanz Annchordoqui (Lesaka), Josefina Lamberto López (Larraga); José Jarauta Orte, Antonio Bartos Ochoa, Justino Berrozpe Ullape y Carmen Jarauta Orta (Murchante); Félix Moreno Martínez, Paz Moreno Martínez y Julio Sesma Martínez (Sartaguda); Laureano Socarro González (Carcar); Josefina Jiménez Marín (Castejón) y Vicente Lacasia (Burgui).

El documental se completa con los testimonios de los historiadores Cásar Layana Ilundáin, Mirta Núñez Díaz-Balart, Emilio Majuelo Gil, José Miguel Gastón Aguas y Miguel Ángel Rodríguez Arias.

A las palabras acompaña un fondo musical con obras interpretadas por Igor Zabalza como su versión de Ni naiz argia, Tatuaje, de Rafael de León; Las coplas del estanquero de Murchante que interpreta Luis Iriarte; o La culpa la tienen los ricos, canción popular de los años treinta que cantan Fermín Balentzia y Gabriel Saretzky.

827 km sin retorno El documental 827 km sin retorno es la historia de un acompañamiento -explicaba en su presentación Helena Bengoetxea- que comienza con la exhumación en octubre de 2009, de los restos de Cecilio Gallego, preso que trabajó construyendo las carreteras de Los Pirineos, y el retorno a su pueblo en San Benito (Badajoz). "No solo hemos buscado sacarlo del agujero donde lo enterraron tras fusilarle, sino de sacar sus ideas y el porqué de su asesinato". Prohibido recordar es la tercera propuesta de los tres colectivos.

(Noticias de Navarra. 26 / 06 / 2011)

"LA INCAUTACIÓN BUSCABA EL DOBLE CASTIGO DE ARRUINAR Y PAGAR LA GUERRA"

El historiador pamplonés Cesar Layana, miembro del Instituto Gerónimo de Uztariz y profesor del Instituto Plaza de la Cruz de Pamplona, está realizando una investigación sobre todo el proceso legal de la represión económica iniciado a partir de septiembre de 1936. Esta represión, poco investigada, se utilizó fundamentalmente, según Layana, como una segunda oleada represiva para intentar castigar a quienes se habían escapado de la primera y más dura que segó la vida de más de 3.000 personas. El trabajo de Layana tiene fiel reflejo en el documental Nos quitaron todo. Según sus aportaciones, el número de asesinados superó al de expedientados en una proporción de 3 a 1.

¿A qué obedece esta represión económica ejercida en una población con pocos recursos que ya había perdido casi todo?

Como las primeras incautaciones se habían hecho a la tremenda, igual que la represión física, sin ningún tipo de legalización, las nuevas autoridades van viendo la necesidad de controlarla. Por otra parte, parece una fuente importante de recursos para la guerra. Conforme va avanzado la guerra, y sobre todo cuando termina, ese objetivo de recaudar fondos va transformándose y cobra más importancia la idea de castigo, castigo a los vencidos, un castigo que supone que sus bienes deben contribuir a construir la España que, según estos vencedores, habían destruido; castigo a pagar los gastos de la reconstrucción.

¿Quién toma la iniciativa de la represión económica, los falangistas o los carlistas?

En un primer momento, dependió de las diputaciones. Las juntas locales de guerra tuvieron bastante importancia. Lo que ocurrió a nivel local es más difícil de comprobar y de controlar. A partir de septiembre del 36 esta represión se va regulando y aparecen las Comisiones de Incautación de Bienes, una por provincia, y más tarde, con la Ley de Responsabilidades Políticas, se crea una jurisdicción especial en los tribunales regionales. A partir de aquí el proceso está mucho más dirigido. Tuvieron que llegar a compromisos para determinar quién gestionaba esta represión y lo cierto es que participó el ejercito, la Falange y también especialistas en Derecho pertenecientes a la carrera judicial.

El procedimiento ¿fue similar en todos los sitios?

Los procesos son distintos según provincias y tienen mucho que ver con el desarrollo de la guerra. En Navarra, en la medida en que desde el primer día queda en manos de los sublevados, la represión comenzó inmediatamente acompañando a la represión física. Ocurre que esta represión económica, conforme se le va dando una legalidad, va adquiriendo mayor complejidad: hay que gestionar los bienes incautados; hay que llevar registros; hay que ejecutar los embargos en los plazos establecidos... y los procesos se van dilatando, en algunos casos durante años. Esa dilatación hace que el aparato judicial franquista llegue al colapso. No es capaz de gestionar, no tiene los medios para gestionar toda esa ambición represora que se había propuesto. A partir de 1942 hay una reforma de la ley, que significa que los expedientes de aquellos sectores que prácticamente no tenían bienes, eran insolventes, fueran automáticamente sobreseídos. A partir de esos años, desde 1942 a 1947, comienzan los sobreseimientos. Hace diez años que ha comenzado la guerra. Cientos de indultos definitivos se producen en los años 1959, 1960 y incluso 1966. Pero para esta gente, los procesos se alargaron muchísimo y el miedo, también. Es verdad que en otros casos se trataba de bienes de exiliados que, de alguna manera, daban ya sus bienes por perdidos.

¿Hay un inventario de cuántos bienes fueron expropiados?

Es complejísimo y de hecho para las propias entidades que llevaron a cabo la represión fue muy complicado dar los balances. Tenían que hacer sus balances y hay informes que son contradictorios . En algunos momentos reconocen incluso que no saben lo que están manejando. Por lo que he indagado, en Navarra se incoaron 830 expedientes, que afectaron a 1.093 personas (1.020 hombres y 73 mujeres) que fueron sometidas a la jurisdicción de Responsabilidades Políticas. Hay que decir que ellas no cubren toda la represión económica. Hay otra formas de castigo que también se dieron y que son más difíciles de comprobar. Estos datos son un punto de partida.

¿Que bienes fueron expropiados? ¿Hay una cuantía?

Muchas de las multas fueron relativamente pequeñas, aunque para esas personas eran muy gravosas; multas de 100, de 200, de 300 pesetas, pero también hubo multas muy importantes. Podemos dejar al margen algunas más propagandísticas como por ejemplo la impuesta a Mariano Ansó que había sido alcalde republicano de Pamplona y ministro con Negrín, al que pusieron una sanción de 20 millones de pesetas. Ansó estaba fuera y no tenía esos bienes, pero fue algo más propagandístico. Pero si que hubo en Pamplona algunos sectores republicanos y nacionalistas que sufrieron sanciones muy duras de entre 50.000 y 100.000 pesetas de la época. Para que nos hagamos a la idea, en iniciativas que plantean exigir una reparación a los represaliados se está haciendo una equivalencia de 1 peseta de la época por cinco euros actuales. Hubo gente a la que se le incautaron sus viviendas que fueron subastadas como pago de esas multas y, lógicamente, el perjuicio económico fue muy importante

¿Es el caso de Mariano Ansó?

Mariano Ansó no llegó a pagar pero en otros menos conocidos pagaron multas de 50.000 y 100.000 pesetas. Tengo la relación de estas personas aunque la documentación esta muy fraccionada. Es fácil saber cuando uno entra en esa jurisdicción, cuando le abren expediente, pero lo complicado es acabar todo el recorrido. Esto es lo que voy consiguiendo porque es importante saber cuál fue el coste real para estas personas.

Habla de multas pero ¿se tiene información de las incautaciones de tierras y de otros bienes?

Lo que pasa es que en esos casos -yo hablo siempre de esta jurisdicción- lo que se hace es un embargo de bienes que salen a subasta pública pero no siempre se vendían. Cuando se vendían, ese dinero se destinaba a pagar la multa. Cuando esas personas demostraban su insolvencia, se encargaba a las autoridades, sobre todo a la Guardia Civil, que estuvieran atentos para que, si esa persona mejoraba su situación, se le embargara entonces. He visto algún caso excepcional de que las multas se pagaron más tarde, en fechas tan tardías como el año 1949.

Comparando con las cifras de personas fusiladas en Navarra -más de 3.000- parece mucho menor la represión económica ¿no?

Sí. Es verdad. Primero son los que pasan por la jurisdicción pero lo que he podido comprobar es que no es un porcentaje muy alto el de fusilados que luego pasaron por esta jurisdicción. La ley decía expresamente que la muerte no detenía el proceso, es decir, que se podía juzgar a muertos y que las consecuencias quedaban para sus herederos. Hay unos cuantos fusilados en esta situación. En el caso de Navarra esta ley se utilizó para intentar castigar a quienes habían escapado a la primera represión física. Tenemos expedientados en pueblos de las mugas, bien pirenaica o guipuzcoana, como en Alsasua donde se registran más de 100 entre los que se encuentra gente que huyó y pasó al frente de Euskadi y que, conforme fueron condenados en consejos de guerra, se les abría expediente de responsabilidad política. En Isaba, en Valcarlos...también en Pamplona. Hay pueblos donde la represión física fue muy dura y no tuvo equivalencia con la económica.

¿Cuanto tiempo lleva dedicado a esta investigación?

Empecé en 2003 y estoy en proceso de redacción. La idea es publicar un libro con la información recabada.

(Noticias de Navarra. 26 / 06 / 2011)

sábado, junio 25, 2011

"LA RUPTURA DE TXIBERTA. LO QUE NO PUDO SER". Nuevo libro editado por Ahaztuak 1936-1977 en su colección "Izarren Hautsa"


“La ruptura de Txiberta. Lo que no pudo ser” es el título del último libro escrito por el historiador Eduardo Renobales. Especialista en el estudio del nacionalismo vasco durante la primera mitad del siglo XX, su relación con las dictaduras que asolan España en ese período, la transformación que supone la llegada de la República y el desastre que representan la Guerra Civil, el exilio y el Franquismo. Renobales se adentra en esta ocasión en lo que constituye toda una leyenda en la historia apenas escrita de los vascos.

Este libro se encuentra desde hoy a la venta en la colección Izarren Hautsa, sello editorial de la asociación de victimas del régimen franquista Ahaztuak 1936-1977, y en el se da cuenta de las reuniones entre dirigentes de formaciones abertzales que tuvieron lugar en el hotel Txiberta (Anglet) en 1973. Era el inicio de lo que se ha venido en llamar “La Transición” y se desarrolló tan en secreto que pocos son los menores de 50 años que tengan ni siquiera idea de aquello ocurrió. Txiberta quedó en leyenda, porque lo que pudo ser allí se frustró.

Eduardo Renobales nos desvela en su libro lo que ocurrió. Lo que pudo ser y no fue. Y nos cuenta un adelanto de su estudio en una entrevista con Izaronews:

P.-¿En base a qué ideas y bajo qué liderazgo se convocan las reuniones de Txiberta?

R.-Las Conversaciones de Txiberta nacen por impulso de Monzón que convence a ETA y al PNV para iniciarlas. Le respaldan el Grupo de Alcaldes que han tenido la misma idea. Básicamente se trataba de presentar una alternativa abertzale unitaria ante el Estado español de la Transición a la que se añadirían en un segundo momento agentes políticos y sociales no abertzales del país. La conocida metáfora de Monzón del tren que llega hasta Maltzaga con unos pasajeros y allí recoge a otros más y todos juntos llegan a Eibar.

P.- Tal vez ¿Monzón era un personaje demasiado ambicioso y despertaba el resquemor de otros líderes?.

R.- Monzón era políticamente un utópico y un soñador; tildarle de ambicioso creo que es no conocerle. Su vida estaba marcada`por la guerra y el exilio, pero tenía un concepto muy claro de cómo se podía impulsar la construcción nacional. Claro que él pensaba en clave nacional y no partidista, no entendía que nadie pusiera los intereses del país por detrás de otros particulares. Eso le perdió. Y sí, había requemor en su contra. Principalmente en el PNV, el partido en el que militó la mayor parte de su vida. La causa era su crítica por las decisiones jelkides en los últimos tiempos con las que no estaba de acuerdo.

P.-Dice la leyenda sobre Txiberta que la mayor parte de quienes allí acudieron lo hicieron con la decisión adoptada. ¿Fue así?

R.- Los actores principales totalmente cierto. El resto de formaciones llegaron en mayor medida sin una postura definitiva y abiertos a lo que se pudiera decidir allí.

P.- También se cuenta que ETA puso condiciones. Para empezar, unidad y no participr en las primeras elecciones de la democracia en España.

R.- Así es. Otros estaban por participar en las elecciones como fuera. Ese fue el problema, posiciones rígidas que se transformaron en numantinas. Algo que ni Monzón en ese momento, ni yo ahora, podemos entender. Buscar un único culpable del no acuerdo es ganas de desviar la atención de lo esencial.

P.- Es cierto que las reuniones, (¿cinco?) ¿se realizaron en la lavandería del hotel?

R.- Las fechas de las reuniones en Txiberta fueron 24, 30 Abril y 12, 14, 17, 23 Mayo del 77. Se desarrollaron en los bajos del hotel, en una zona de servicio.

P.- ¿Porqué se eligió el hotel Txiberta?

R.-Alguien de la gerencia o la dirección era amigo de Monzón, de los que logró la cesión del local, supongo que sin cobrar. Lo cual era muy importante dadas la carencias generales en aquel momento. Además había organizaciones ilegales, clandestinas, en todo caso extranjeras a los ojos del Gobierno francés. Allí tuvieron discrección.

P.-¿Hubo o no hubo pistolas? Según los zurrumurrus que han trascendido Argala puso la pistola enicma de la mesa.

R.- En aquel tiempo no era infrecuente que militantes de ETA circularan armados por Iparralde, según se comenta y es creencia extendida. Parte de los protagonistas me han asegurado la convicción general de que portaban pistolas. Pero nadie me ha asegurado que lo de la pistola en la mesa fuera real y no un argumento dialéctico, que de eso sí se trató. Desde luego nadie se sintió amenazado in situ. Azkarraga (y otros delegados) me lo ha confirmado, y para mí tiene total credibilidad su palabra. Lo de las amenazas nace más tarde. Me parece que a modo de justificación.

P.- Y ¿que pasaba en los recesos de aquellas reuniones?

Algo muy curioso y que da que pensar. En los recesos todos se quedaban a comer en el hotel. Lo hacían en dos mesas. Los delegados del PNV en una y todos los demás en otra. Es una anécdota elocuente y refleja muy bien lo que ocurrió en Txiberta.

P.-Se tomaron notas, se escribieron actas de aquellas reuniones?

R.-Varias partes tomaron notas. Pero cada uno por su lado. Extrañamente no se confeccionó un acta oficial. Además se hizo una vez concluidas las sesiones, de memoria; con el peligro que ello conlleva. Mirentxu Purroy efectuó labores de secretaria de Monzón en algunos de los encuentros. Ésta, llamémoslo anomalía, dió pie a que se generaran controversias posteriores.

P.-Y después de estudiarlo tanto ¿por qué crees que fracasó aquella propuesta?

R.- Básicamente porque actores como el PNV y las ramas de ETA mantuvieron posturas rígidas en la negociación. Nadie quería dar bazas al oponente a la hora de liderar al mundo nacionalista dentro del País y de cara a la interlocución con Madrid. Analistas consultados creen además que la situación no estaba madura para lograr el acuerdo, a pesar de los esfuerzos de Monzón y Jose Luis Elkoro.

Se trataba de aceptar la Transición sin o con ruptura. A ello se añadía el tema de la amnistía y los presos aún encarcelados. Todos creían que su posición era la más acertada y que los demás cambiarían la suya. Nadie se movió de sus planteamientos iniciales y eso creo que deja en muy mal lugar a los intervinientes. Tanto hablar para no acabar en ninguna parte. Una pena y una desgracia.

Y lo peor es que la situación se ha repetido después. En Txiberta se dió una ruptura dentro del abertzalismo que no ha hecho sino agrandarse con el paso del tiempo.

P.- ¿Estaríamos mejor si no hubiese fracasado?

R.- No me cabe duda. Si se hubiera alcanzado algún acuerdo firme, ETA hubiera desaparecido de inmediato. Sólo calibrar este escenario y no poder haberlo logrado produce una rabia inmensa, por las toneladas de dolor que nos hubieramos ahorrado. Sin duda, no alcanzar acuerdos en Txiberta fue una enorme irresponsabilidad por parte de los presentes. Tampoco hay que ser cándidos y obviar a actores que influyeron desde fuera para malograr la posibilidad de un acuerdo. Cuando este ciclo acabe, y esperemos que sea pronto, habrá que ajustar muchas responsabilidades por cómo se ha actuado en el pasado. Mucha gente tendrá que entonar un "mea culpa" público.

**Para escribir “La ruptura de Txiberta. Lo que no pudo ser”, el historiador Eduardo Renobales (Zierbena, 1956) ha mantenido entrevistas personales con José Luis Elkoro, Valentín Solagaistua, Jon Nicolás, Germán Urbizu, Joseba Azkarraga, Francisco Letamendia, José Félix Azurmendi y Edurne Brouard.

**Renobales ha publicado otros libros como “Santurtzi durante la República y la Guerra Civil” (1998), “ANV, el otro nacionalismo ” (Txalaparta, 2005) y “Jagi-jagi, historia del independentismo vasco”, (Izarren hautsa, 2010)

(Entrevista hecha en "Izaro News")

viernes, junio 24, 2011

HONOR A UN JEFE DE MAQUIS. Articulo de opinión de Félix Población, periodista y escritor

El nuevo Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia, presentado recientemente en Madrid, registra entre sus entradas más polémicas la que se refiere a los maquis como terroristas y bandoleros, tal como la dictadura franquista conceptuó a los guerrilleros republicanos que lucharon contra el franquismo en la posguerra y que fueron perseguidos y exterminados por el viejo régimen. Tal interpretación supone, a estas alturas, según manifestó el historiador José Luis Ledesma a este periódico, un paso atrás en la historiografía, pues la resistencia que se dio en nuestro país fue la misma que hubo en Francia contra la invasión nazi, en opinión de Fernando Hernández, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, y a nadie se le ocurre allí emplear contra esos luchadores ese tipo de calificativos.

En el cementerio de Carabanchel de Madrid hay un columbario que lleva el nombre de Cristino García Granda, cuyas cenizas reposan junto a las de otros dos compañeros de lucha. Los tres, guerrilleros antifranquistas, fueron fusilados por la dictadura en 1946. Unos meses más tarde, por orden del general Olleris, jefe de la IX región militar de Francia, el citado fue distinguido a título póstumo con la Cruz de Guerra con estrella de plata. El texto que ilustra los méritos del homenajeado es así de elocuente: “Cristino García, teniente coronel, resistente de los primeros, dotado de un alto espíritu de organización y combate. Ha tenido bajo su mando las brigadas españolas de los departamentos de Lozère, Ardêche y Gard. Organizador del asalto a la prisión de Nimes, liberó a los detenidos políticos. Bajo sus órdenes se libró el combate al enemigo en La Madeleine y El Escrimet, haciendo en estas operaciones –dirigidas por un jefe excepcional y pese a la desproporción de fuerzas y material– 1.300 prisioneros alemanes, con un total de 600 bajas entre muertos y heridos”.

Presidida por dos ministros, la entrega de la Cruz de Guerra a los compañeros de García Granda se celebró el 25 de marzo de 1947 en el velódromo de invierno de París con la asistencia de 25.000 personas. En esa ciudad y en varios municipios más de Francia, calles, plazas y hasta algún liceo llevan el nombre del combatiente. La enciclopedia ilustrada que se estudia en los colegios y donde figuran todas las glorias militares de Francia, desde Vercigetorix al general Leclerc, pasando por Napoleón y los mariscales Foch o Joseph Joffre, dedica un libro biográfico a Cristino García Granda. Canciones y poemas de autores franceses recuerdan al luchador, a quien también dedicaron versos Rafael Alberti y Jorge Semprún.

El guerrillero fue detenido en la Plaza Mayor de Madrid el 18 de octubre de 1945, unos meses después de haber cruzado la frontera con 11 compañeros y tras realizar en la capital de España varios atracos. En el consejo de guerra celebrado el 22 de enero de 1946 se definió como patriota antifranquista: “Sé bien lo que me espera –dijo– pero declaro con orgullo que cien vidas que tuviera las pondría al servicio de la causa de mi pueblo y de mi patria”. También fue muy explícito ante los calificativos que entonces le dirigió el fiscal y ahora repite la Real Academia de la Historia: “El fiscal nos llama bandoleros. No lo somos. Los bandoleros son quienes nos acusan, quienes martirizan y matan de hambre al pueblo. Nosotros somos la vanguardia de la lucha del pueblo por la libertad. Este juicio es una farsa en la que se nos acusa de delitos que no hemos cometido. Pero tenéis prisa por deshaceros de nosotros. No queréis que el mundo vea nuestros cuerpos martirizados. Queréis ensuciar con este juicio el glorioso movimiento guerrillero”.

La ejecución de García Granda el 21 de febrero de 1946, junto a nueve de sus camaradas de lucha, fue condenada en Francia con ostensibles manifestaciones de indignación y protesta. La más llamativa fue la declaración suscrita por unanimidad por la Asamblea Nacional Constituyente, donde se afirma que los guerrilleros fueron fusilados por el odio a la libertad que habían defendido en Francia, y se invita al Gobierno a romper con el régimen de Franco: “La Asamblea traduce la protesta de la conciencia francesa ante esta nueva aplicación de métodos de represión condenados por el mundo civilizado”.

Cristino García Granda nació en el concejo asturiano de Gozón en 1913. Tanto para él como para José Antonio Alonso Alcalde (el comandante Robert), otro destacado guerrillero antifranquista, viene reclamando la Federación Asturiana Memoria y República la concesión del título de Hijo Adoptivo de Asturias y la Medalla de Oro de la región, según solicitudes cursadas ante la Junta General del Principado y el Gobierno de Asturias. El único homenaje rendido por el Gobierno socialista español a quien es considerado héroe nacional en Francia por su lucha contra el nazi-fascismo, fue la inauguración por el ministro Jesús Caldera, en 2005, de un centro social para emigrantes en la localidad Saint Denis.

Se podría pensar, por la composición del más que probable gobierno regional entrante en Asturias con Álvarez Cascos a la cabeza, que esa demanda va a tener ahora menos posibilidades de éxito que las que tuvo con el Ejecutivo anterior de Álvarez Areces. Lo que parece claro es que tal indiferencia o desconsideración hacia la memoria democrática contrastan con el interés que campea entre quienes, pagados por el Estado, se empecinan en revivir la memoria franquista con calificativos denostadores contra quienes lucharon por la libertad. Honneur à Cristino García, chef de maquis.

(Público. 24 / 06 / 2011)

lunes, junio 20, 2011

HOMENAJE EN ARTXANDA: VUESTRO "MARKETING"... NO NOS REPRESENTA

Ayer, 19 de Junio, al cumplirse un año más de la toma de Bilbo por parte de las tropas fascistas, de nuevo el "marketing" de los políticos profesionales estuvo presente en el monte Artxanda, utilizando de nuevo la memoria de los gudaris y milicianos que alli combatieron y sirviendose de algunas personas de buena voluntad -entre las que podriamos contar a algunos de aquellos gudaris y/o milicianos que afortunadamente aún están entre nosotros- y tambien de otras absolutamente plegadas y dispuestas a dicho "marketing".

Para esos gudaris que alli estuvieron todo nuestro respeto, para todos los demás nuestra más profunda crítica e interpelación por ese "marketing" político que una vez más han intentado hacer utilizando a los luchadores antifascistas y a la victimas del régimen franquista; un "marketing" cada vez más claro y descarado cada año que pasa, toda vez que es un año más que esos mismos que dicen homenajear a esos luchadores y a esas victimas -Iñaki Azkuna, Jose Luis Bilbao, Idoia Mendia...- y otros que alli estaban
siguen consintiendo en -por ejemplo- mantener intacta la simbologia franquista que aún permanece en nuestras calles y en algunos espacios institucionales.

Un año más una foto que no es ni de lejos lo que dice ser. Un año más "marketing". Un año más sentimientos de cartón piedra.

Y un año más poca verguenza... y nada de Justicia.

AHAZTUAK 1936-1977

MEMORIA ANTINUCLEAR, MEMORIA DEMOCRÁTICA. Próximo programa de "La Memoria" en Info7 Irratia, el próximo lunes día 20

El próximo lunes día 20 de Junio entre las 18:00 y las 19:00 h. el programa de radio "La Memoria" volverá a emitirse desde las ondas de Info 7 Irratia , y esta vez su tema central será la memoria de la lucha desarrollada por amplios sectores de la población de Euskal Herria contra un modelo enérgetico que ya desde la década de los años 60, en plena dictadura franquista, pretendia tambien imponerse en nuestras tierras y sobre nuestras vidas: el modelo atómico, la energia nuclear.

Con la creación en 1951 de la JEN (Junta de Energia Nuclear) el régimen franquista ponia en marcha lo que iba a ser su estrategia en el desarrollo de este modelo energético, estrategia sobordinada como el propio régimen a los intereses de los poderes económicos que lo mantenían y marcada por el caracter absolutamente antidemocrático e impositivo de sus decisiones. En esa estrategia se enmarcaría de construir cinco centrales nucleares en territorio de Euskal Herria - Lemoiz, Tudela, Ea, Ispaster y Deba- y contra esa estrategia comenzarían a luchar desde mediados los años 70 amplios sectores de la población vasca.

Esa lucha contra la imposición de la energia nuclear se prolongaría hasta el comienzo de los años 90 y es un referente de la movilización popular, de la conjunción de sectores, de agentes sociales y politicos de todo tipo, de la conjunción de todo tipo de formas de lucha...Y es un referente sobre todo porque la paralización de ese proyecto nuclear, la paralización de su punta de lanza que era la central nuclear de Lemoiz, se consiguió, y esa lucha culminó con una victoria popular a pesar de que aún hoy, en pleno 2011 siguen manteniendose vigentes algunos elementos que nosllaman a seguir vigilantes.

El reciente desastre de Fukushima, la decisión de Alemania de ir cerrando paulatinamente sus centrales, la lucha contra la central de Garoña, situada en territorio castellano pero a pocos kilometros de Euskal Herria, la continidad de la apuesta nuclear por parte de sectores de los poderes economicos y politicos incluso en la actualidad y a pesar de todas las evidencias contrarias a este tipo de energia... hace que la lucha contra la construcción y mantenimiento de las centrales nucleares no sea algo del pasado, por lo que la Memoria Democrática de Euskal Herria tiene tambien, necesita tener, un claro componente de Memoria Antinuclear.

De esto trataremos en este proximo programa de "La Memoria" y para hacerlo entrevistaremos a Juan Luis Olaran, vecino de Lemoiz, participante en la lucha antinuclear y contra la instalación de una central en su pueblo, y que hace pocas semanas ha publicado el libro "Lemoiz: el contubernio nuclear" en la Editorial Arabera.

Y junto con todo ello como habitualmente hacemos música, noticias y efemerides a treves de las cuales intentaremos poner nuestro ladrillo en el muro de contención al modelo español de impunidad basado en imponer el olvido de los valores realmente democráticos, en el olvido de las victimas pero tambien en imponer el olvido de las luchas y, sobre todo, en imponer el olvido de aquellas que -como en este caso- se saldaron con la victoria popular.

¡¡Recuperemos la Memoria!! ¡¡ Recordemos Lemoiz!!

La Memoria

DE VUELTA A JULIO DE 1936

La bandera republicana ondeó ayer en la fachada principal del Ayuntamiento de Pamplona a partir de las 9.30 horas hasta el mediodía. Era uno de los varios elementos de los años treinta presentes tanto en la Casa Consistorial como en la calle Campana. Todos ellos ambientaban los espacios en los que se rodaron algunas escenas de La conspiración, la película para televisión dirigida por Pedro Olea y escrita por Elías Querejeta que se está rodando en la capital navarra desde el pasado lunes. El filme muestra la preparación del alzamiento del 18 de julio de 1936 liderado por Franco y que dio lugar a la Guerra Civil.

Después de su paso por la Sala de Armas de la Ciudadela, el Parque de la Taconera, la plaza de San José o el salón de recepciones del Ayuntamiento -en el que se introdujo mobiliario municipal de entonces-, el equipo llegó a la plaza Consistorial para grabar la secuencia final del filme, en la que el general Mola, al que da vida el actor Manuel Morón, sale con su chófer Félix Maíz, encarnado por Javier Albalá, con destino a Radio Navarra, medio en el que Mola declaró la guerra. En la escena también aparecen los milicianos empaquetando las armas y metiéndolas en el camión de época estacionado en la plaza.

El rodaje, que durará hasta el próximo 15 de julio, continuará la semana que viene en Estella y también quedan pendientes otras secuencias en la estación de Azpeitia, en Oiartzun y en Bilbao, donde intervendrá en escenas interiores la actriz Silvia Marsó, caracterizada como la esposa del general Mola. Otros actores que aparecen en el filme, formado por un equipo de casi 50 personas, son Loli Astoreka, Txema Blasco, Iñaki Miramón o Jorge Sanz.

Que fuera sábado permitió a muchos de los paseantes detenerse en la plaza a contemplar, admirados, el rodaje de una película. "Todavía queda por venir Álex Angulo", decían muchos, curiosos por ver en directo una cara que hasta ahora solo habían visto en pantalla. La bandera republicana en el Ayuntamiento hizo que los más adultos pudieran rememorar un momento vivido hace casi 75 años, distinto al de la época actual no solo en lo que se refiere al aspecto exterior, sino también a las emociones internas. "¡No la quitéis!", pudo escucharse cuando retiraban el estandarte, una vez que la escena se hubo filmado.

Junto a la bandera roja, amarilla y morada, estaba también la verde de Pamplona: "Un historiador me llamó para decirme que en la época estaban colocadas las dos", afirmó Mikel Nieto, director de producción de la película. También se modificaron otros elementos en la plaza, con el fin de recrear un ambiente verosímil; así, se retiraron las flores de los balcones del Ayuntamiento y se colocaron un camión y dos coches antiguos en las calles. Además, algunos actores paseaban vestidos con sombreros, trajes de época y leyendo periódicos antiguos, a la vez que otros montaban en viejas bicicletas. Las actrices llevaban faldas hasta debajo de la rodilla. Se taparon también los nombres de algunos establecimientos, como el de Alexander joyero, encima del cual se colocó el logotipo del Café-Bar Monjardín. Fuera de la Iglesia de San Saturnino, a la que se dirigieron Manuel Morón y Álex Angulo desde la calle de la Campana en la escena en la que aparecen juntos, se veía un puesto de venta de publicaciones periódicas, con ejemplares de títulos desaparecidos como Blanco y negro, Mundo gráfico, Estampa, Mundo obrero o Ahora.

(Noticias de Navarra. 20 / 06 / 2011)

domingo, junio 19, 2011

RESCATAR DEL OLVIDO

Nadie escapó a la emoción que ayer se vivió en el alto de Igal-Vidángoz, donde todos los años desde hace ocho, se vive una entrañable jornada para recordar la cautividad y la represión sufrida de los 2.354 esclavos del franquismo que hicieron la carretera entre los años 1939-1941, y brindar un homenaje a ellos y a sus familiares que sufrieron castigos, penurias, y la incertidumbre de no saber de sus seres queridos.

Y como la vida pasa, los protagonistas de aquella crueldad se van marchando. Setenta años más tarde, su presencia se resiente en el alto. Ayer participaron en el acto: Luis Ortiz Alfau, de Bilbao, de 95 años, que vivió en su piel dos de trabajos forzados. Marce Melgar, compañera de José Luis Múgica, del mismo batallón que Luis, recién cumplidos los 94. De la Asociación de familiares de Fusilados y Desaparecidos de Navarra acudió Josefina Lamberto, a quien la guerra le arrebató a su padre y a su hermana, Maravillas, en Larraga, en 1936.

Resultaba del todo imposible escuchar sus testimonios y contener la emoción, emoción que marcó la mañana de ayer de forma especial en la despedida de dos luchadores por esta causa: Juantxo García de Azilu (Memoriaren Bideak) y Álvaro Fernández, (Colectiu Baix Llobregat. Dos personas que trabajaron en el mismo tiempo para rescatar esa parte de la historia silenciada, y que se han ido a la vez.

Para todos ellos los sonidos del txistu de Santi Begiristain y Kepa Vales, las notas amigas de Xabier Barriola y del cantautor, Fermín Valencia, cuya potente voz se quebró, tal vez por el recuerdo del amigo y la presencia de Josefina Lamberto. Ayer en el alto de Igal, ante unas trescientas personas, se escucharon también saludos internacionales, desde Colombia; de Cataluña se oyó la voz de familiares de Pepe Barajas, del Colectiu Republicá del Baix Llobregat, representantes de la plataforma, Lau Haizetara Gogoan, del Autobús de la Memoria, al bertsolari, Aimar Karrika, y la lectura del comunicado de Memoriaren Bideak, a cargo de Amaia Larumbe y José Mari Jimeno, en el que denunciaron la represión sufrida , la falsa democracia y expresaron el rechazo a la monarquía, sin olvidar la importante labor de los amigos, Juantxo y Álvaro. A continuación, se hizo entrega a Ana Barrena, compañera de García de Azilu, una escultura de Joseba Burusko, en nombre de Memoriaren Bideak y Hutsarte.

Tras ellos desgranaron sus dolorosos recuerdos, Luis Ortiz, Marce Melgar y Josefina Lamberto. Las hijas de Txomin Uriarte, prisionero y expresidente de Ahaztuak, de Bakio, cantaron el tango que los prisioneros entonaban cuando recobraban la libertad. Flores, agradecimientos y recuerdos de los ausentes, entre ellos del prisionero Félix Padín, que un día escribiera: "No llegaron a matarnos la moral, ni a perder dignidad. Hemos seguido tiesos". Tiesos para contar, para que no se olvide y nunca se repita.

(Noticias de Navarra. 19 / 06 / 2011)