Organizado por la Federación de Peñas, Sanfermines 78 Gogoan y el Movimiento pro-Amnistía, cientos de personas se reunieron en la avenida de Orreaga, junto al monolito erigido en el mismo lugar en el que agentes de la Policía española dispararon y mataron a Germán Rodríguez, militante de LKI, el 8 de julio de 1978.
Los gritos de «Herriak ez du barkatuko» resonaron nada más escucharse el irrintzi con el que se abrió el acto, en el que también se recordó a Joseba Barandiaran, fallecido en Donostia también por disparos policiales durante una movilización de denuncia por los sucesos de Iruñea.
El mahaikide Patxi Urrutia, compañero de militancia de Germán Rodríguez , fue también recordado por los reunidos en Iruñea. Actualmente se encuentra preso en la cárcel de Ocaña.
En el acto se denunció que cuando han pasado 31 años de la muerte de Germán Rodríguez, «las instituciones intentan ocultar qué sucedió aquel 8 de julio y que los culpables continúan libres. Nosotros no sólo no olvidamos sino que exigimos que se haga honor a la verdad y que se reconozca lo sucedido en 1978 en la historia oficial de los Sanfermines de nuestra ciudad».
La bertsolari Saioa Alkaiza, la txaranga Jarauta 69, el grupo Bizardunak y el cantautor Fermín Valencia homenajearon musicalmente a Germán Rodríguez, cada uno en su propio estilo.
Las actuaciones de cada uno de ellos estuvieron intercaladas por gritos como «Euskal presoak etxera» o «Policía asesina».
Culpables sin castigo
«Historiadores y profesores han destacado recientemente que lo ocurrido en Sanfermines en 1978 es una de las agresiones más graves que nuestro pueblo ha padecido en las últimas décadas. También recordaron que los culpables de esa muerte, la Policía española y el Gobierno de la UCD, han quedado impunes. Con esa base, se pidió a las instituciones que reconociesen lo sucedido», destacaron.
«Las instituciones quieren olvidar, nosotros no. Los tribunales miran para otro lado, nosotros no. El Defensor del Pueblo, como Pilatos, se lava las manos, nosotros no tenemos ninguna necesidad de hacerlo. En este país, mientras a algunos se les recortan las libertades básicas de asociación, reunión y expresión, otros pueden matar impunemente. En esta democracia hay muchas cosas que van al revés: las arcas públicas se vacían para ayudar a banqueros y empresarios mientras a la gente de a pie sólo le ofrecen paro, hipotecas abusivas y recortes sociales», añadieron.
Junto a ello, recordaron que la denominada «Transición» tuvo características especiales en Nafarroa, «ya que fue gestionada por fascistas como Amadeo Marco y Martín Villa, que marginaron a las fuerzas de izquierdas tras diseñar lo que posteriormente sería el Amejoramiento. Finalmente, impidieron que el pueblo navarro ejerciera su derecho a opinar sobre el texto que se le había impuesto. Así nos impusieron esta falsa democracia, la democracia del fraude y el pelotazo, de Del Burgo y Urralburu. La brutal agresión de San Fermín de 1978 fue una maniobras de los poderes fácticos estatales a fin de encauzar `correctamente' el futuro de Nafarroa».
«Ante la estela de Germán y con el recuerdo siempre presente de Joseba Barandiaran, ante este símbolo que recuerda aquella agresión y a quienes se levantaron y nos levantamos contra a ella, afirmamos hoy que aquí nadie ha tirado la toalla, que nosotros no olvidamos ni aceptamos esta democracia de pacotilla ni esta justicia de tres al cuarto», destacaron durante el acto político.
El canto del «Eusko Gudariak» y de «La Internacional» puso punto final al acto de homenaje por la mañana.
Por la tarde, se celebró una kalejira en recuerdo de Germán Rodríguez tras la salida de las peñas de la Plaza de Toros.
Comida pro-presos
Durante la jornada de ayer, también se celebró la comida propresos sanferminera en el frontón de Berriozar, en la que participaron unas 700 personas. Como es tradición, los presos de toda Euskal Herria que han abandonado este año la cárcel recibieron un pañuelico de fiestas.
Durante el acto político, se recordó a quienes todavía permanecen en prisión y también a Bautista Barandalla, Mikel Ibáñez o Mariló Gorostiaga, que no pudieron hacer acto de presencia en Berriozar, debido a las exigencias impuestas para que pudieran abandonar la cárcel pese a estar enfermos.
El refugiado político iruindarra Arturo Villanueva, por su parte, estuvo presente en Berriozar desde Belfast gracias una videoconferencia.
(Gara. 9 / 07 / 09)