Desde
el pasado sábado día 22 de Abril los milicianos asturianos muertos y
enterrados en el lugar conocido como Basagune-Bolumburu de la localidad
vizcaina de Larrabetzu son "ciudadanos de honor" de ese municipio al
serles otorgado dicho nombramiento en el
Pleno Extraordinario que ese día fue celebrado en el consistorio
municipal y que tenia como único punto del orden del día el otorgar a
esos milicianos dicha distinción que les fue concedida con el voto
unánime de todos los concejales, seis de la coalición EH-Bildu y tres
del EAJ-PNV.
La alcaldesa, Mari Asun Gaztelu, sería la
encargada de leer ante un pleno abarrotado de vecinos de la localidad y
una treintena de personas que habían acudido al evento desde distintos
puntos de Asturias, la declaración municipal en la que se reconoce y se
honra "la entrega solidaria de estos milicianos asturianos muertos en
Bolumburu y por extensión de todos los demás milicianos asturianos,
cántabros y de cualquier otro punto de la península ibérica caidos en
nuestro municipio en defensa de la Libertad y contra el fascismo".
A continuación se leyeron sendas cartas de
Maria Isabel Méndez Ramos, alcaldesa de Las Regueras -localidad
asturiana donde estan enterrados alrededor de un centenar de milicianos y
gudaris vascos- y de Angela Vallina, alcaldesa de Castrillón,
agradeciendo la celebración de este acto y la lucha solidaria y común
que milicianos asturianos y gudaris vascos realizaron en 1936 y 1937
para frenar a los alzados en armas el 18 de Julio de 1936 contra la
legalidad republicana.
Tras este Pleno Extraordinario las
personas asistentes se desplazarían hasta el lugar donde se encuentran
enterrados los restos de los asturianos sorprendidos en su posición por
las fuerzas franquistas y asesinados tras ser apresados, según
testimonio del vecino del pueblo que por haber participado en su
enterramiento dió a conocer estos hechos y el lugar donde reposan los
restos de estos milicianos "todos ellos muertos por disparos en la
espalda". Alli, entre los pinos que pueblan ese monte, se inauguró un
monolito con una placa recordatoria obra del escultor Bernat Vidal y que
lleva por nombre "El último abrazo en la trinchera" y se celebró un
acto en el que tomaron la palabra un representante de la asociación
vasca de vicitmas del régimen franquista Ahaztuak 1936-1977 (Olvidadxs
1936-1977), un representante de la asociación asturiana FAMYR y un nieto
de Benito Rehola, militar republicano y mando de una de las
expediciones vascas que fueron desplazadas a luchar a Asturias,
desaparecido en combate en El Mazucu.
El acto de memoria
finalizó con los sones del "Eusko Gudariak" -himno de soldado vasco- y
de "La Internacional" interpretada por los gaiteros asturianos que
habian acudido a tomar parte en el evento y que fueron acompañados, puño
en alto, por un coro de emocionados asistentes.
(Reportaje gráfico en facebook)