UN año más se produce la misma
prohibición en recuerdo del fallecimiento de los activistas de EGI
(Eusko Gastedi) Artajo y Asurmendi. Fue el día 6 de abril de 1969 cuando
manipulaban unos explosivos para ser colocados en varios símbolos del
franquismo. La asociación de la Memoria Histórica Ahaztuak se ha
encontrado con una resolución calcada en parte a la del pasado año
prohibiendo el acto.
Entonces hice unas observaciones desde la prensa a la
resolución que en esta ocasión se han tenido parcialmente en cuenta, la
ilegalidad del EGI-PNV a la que pertenecían ambos jóvenes de Iruñea,
cosa obvia durante la dictadura franquista y que ETA había nacido de una
escisión en el PNV, intentando justificar los hechos.
No veo que el ejercicio de los derechos fundamentales de
reunión en recuerdo de los activistas vascos citados "puedan producir
alteraciones del orden público con peligro de las personas y los
bienes". En los años ochenta, en momentos de gran violencia política
(GAL, ETA, GRAPO…) se realizaron homenajes en recuerdo de Artajo y
Asurmendi, entre ellos del propio PNV.
En la resolución de la señora delegada, vuelve a incurrir en
el mismo error del año pasado al afirmar que los explosivos que causaron
la muerte, el día 6 de abril de 1969, trataban de colocarlo en la XV
Vuelta Ciclista España en la sierra de Urbasa, cuando casi un año antes
unos desconocidos lo hicieron en mayo de 1968.
En este manido contexto se trata de imputar a ambos militantes
de EGI como miembros de ETA, según el informe policial, por el simple
hecho de aparecer en un vídeo publicado por ETA en 2004 en que figuraban
Artajo y Asurmendi, asumiendo la militancia de ambos fallecidos a su
organización. Esto se contradice con el propio informe policial, y en la
sentencia dictada por el Consejo de Guerra Ordinario del 24 de junio de
1969 a los compañeros de Artajo y Asurmendi, cuatro detenidos y cuatro
huidos, estos procesados en rebeldía, se hace constar repetidamente su
pertenencia a EGI-PNV. El hecho que ETA hiciera suyos no es otra cosa
que tergiversar la verdad.
Tanto Artajo como Asurmendi, como sus compañeros de comando,
como miles de antifranquistas y luchadores por las libertades
democráticas, fuimos amnistiados tras la muerte del dictador Franco,
pudiendo regresar a casa desde las cárceles y el exilio, limpios de
antecedentes.
Tras una caótica transición y bochornosos pactos con los
herederos del franquismo, que aún colean, más de treinta años después de
la llamada transición, el reconocimiento de los que hicieron en parte
posible alcanzar la democracia, no son sólo olvidados sino
estigmatizados. Espero que el próximo año haya un mejor talante.
(Noticias de Navarra. 29 / 03 / 2013)
(Noticias de Navarra. 29 / 03 / 2013)