Familiares de fusilados de Larraga comparecieron ayer ante el
monolito erigido en la entrada de esta localidad de Tafallaldea para
denunciar el ataque que sufrió el monumento, donde pintaron el nombre
del Chato de Berbinzana, uno de los criminales de guerra más
sanguinarios de la Nafarroa de 1936. La teniente alcalde de Larraga,
Garazi García (Bildu), mostró el apoyo del Ayuntamiento a su denuncia.
El monumento a los fusilados de Larraga fue inaugurado hace poco
menos de un año con el objetivo de formar un nuevo parque de la memoria.
En el mismo, se pueden ver 47 orificios que representan a otros tantos
fusilados y los nombres de las localidades en los que les quitaron la
vida.
Los familiares subrayaron que el objetivo del monolito era recordar a
los fusilados y reivindicar sus ideales. Por ello, lamentaron que
quienes les quitaron la vida en 1936 intenten ahora borrar su memoria.En este sentido, criticaron que «tras años de democracia, no se haya impuesto el respeto a las ideas de los demás».
El Ayuntamiento de Larraga aprobará próximamente una moción en la que
denunciará el ataque al monolito y mostrará su apoyo a los familiares.
Asimismo, el día 27 tendrá lugar una conmemoración del aniversario del
monolito.
Entre quienes acudieron ayer al monolito de Larraga se encontraba
Vicente El Río, de 89 años. Su hermano Victoriano, que entonces tenía 18
años, fue uno de los fusilados en 1936.
Bajo la lluvia, recordó que el lugar en el que ahora se encuentra el
monolito fue el último en el que vio vivo a su hermano antes de que se
lo llevaran los fascistas. Un día antes, los franquistas ya les habían
disparado cuando volvían del campo con una yegua cargada de sarmientos.
Al día siguiente, fueron a buscar a su hermano a casa.
El Río recordó también cómo el recuerdo a los fusilados estuvo
prohibido durante el franquismo. Su madre, en 1950, mencionó que a su
hijo lo habían matado. La Guardia Civil se personó en su casa y le
amenazó para que no hablase más. Catorce años después.
Asimismo, relató cómo los restos de los fusilados de Larraga, que
fueron llevados al Valle de los Caídos, fueron rescatados en la década
de 1980. Eso sí, les hicieron pagar los gastos y les entregaron un
montón de cuerpos sin identificar. «No sabemos si los que están aquí son
los nuestros o gente de Pamplona u otro lugar», subrayó.
El Chato de Berbinzana
Pedro Díaz Terés, conocido como el Chato de Berbinzana, fue un
capitán falangista que se destacó en la represión en 1936, recorriendo
los pueblos navarros con su Escuadra del Águila sembrando el terror.
También participó en numerosos actos de pillaje. Tras la guerra, fue
premiado con un alto cargo en el Servicio Nacional del Trigo, del que
fue expulsado por las irregularidades que cometió en el mismo.