Desde la asociación de victimas del golpe de estado, de la represión y del régimen franquista AHAZTUAK 1936-1977 y en rueda de prensa ofrecida en Iruñea esta mañana hemos querido espresar nuestra indignación por la denegación de permiso para concentrarnos en homenaje a Jokin Artajo y Alberto Asurmendi y, en su nombre, a todos los luchadores antifranquistas. Entendemos esta prohibición como un ataque a la libertad de expresión y denunciamos la actitud de la delegada del gobierno, Carmen Alba, como apología del franquismo.
LO SUCEDIDO
Desde Ahaztuak 1936-1977, siguiendo con nuestro ideario de verdad, justicia y reparación, venimos haciendo diferentes actos homenaje a los resistentes vascos antifranquistas y a los antifascistas y demócratas asesinados entre 1936 y 1975.
En el año 2009 comunicamos a la Delegación de Gobierno en Navarra nuestra intención de homenajear a todos los resistentes vascos antifranquistas (Artajo, Asurmendi, etc.). Se nos prohibió alegando que Artajo y Asurmendi eran militantes de EGI, incluídos entre los militantes fallecidos de ETA, y que el homenaje favorecería su conducta y motivaría victimismo hacia los terroristas. También recibimos una comunicación del juzgado central de instrucción nº 006 de Madrid para informarnos sobre la apertura de diligencias previas. No celebramos el acto.
En el año 2011 volvimos a comunicar a la delegación nuestro propósito de hacer el homenaje. La solicitud era absolutamente idéntica a la de 2009. No recibimos noticias de la Delegación y el acto se realizó con absoluta normalidad, sin ninguna alteración del orden público. Este año 2012 hemos solicitado a la Delegación permiso para realizar el acto mediante una solicitud idéntica a las anteriores. Nos la han prohibido. En la respuesta hay un matiz que en la anterior no figuraba: Artajo y Asurmendi, militantes de EGI, cercana al PNV, entonces ilegal. Nos choca la afirmación “cercana al PNV, entonces ilegal”. ¿Había en aquel tiempo algo legal, excepto la Falange Española Tradicionalista y de las JONS? El resto de la argumentación coincide exactamente con la prohibición anterior. Hemos recurrido esta decisión y en la vista se llegó a afirmar que la no prohibición el año anterior pudo deberse a una “negligencia” o a un problema de fechas. “Tremendo” tratándose de delitos de enaltecimiento y apología del terrorismo. Nos han desestimado el recurso.
En nuestra voluntad está el seguir homenajeando a todos los resistentes antifranquistas, incluidos Artajo y Asurmendi, que lucharon contra un régimen dictatorial que a través de un golpe de estado fallido contra un gobierno democráticamente elegido; y después de una guerra de tres años se cimentó en el terror y provocó decenas de miles de muertos en la guerra, miles de asesinados fuera del frente de batalla, desaparecidos, presos, represaliados, esquilmados, olvidados. ¿Hay mayor conducta dictatorial?
VALORACIÓN
Contextualizar lo sucedido en la década de los 60, época a la que nos referimos en cuanto a la actividad desarrollada por EGI y en los antecedentes que la motivaron. Parece que es necesario recordar que en 1936 hubo un golpe de estado fallido, contra el legal y democráticamente elegido gobierno de la II República.
Recordar que, a raíz de ello, se soportó una guerra de tres años y una dictadura de casi 40 años, con sus trágicas consecuencias de asesinatos, cárcel, exilio, tortura y represión en general. Recordar, así mismo, que ya durante la guerra, en 1937, se suprimió la democrática Constitución republicana y, entre otras cuestiones, se ordenaba la disolución de todos los partidos, salvo la Falange Española Tradicionalista y de las JONS (Decreto de Unificación), y se prohibía la formación de nuevos partidos. Esta situación, de falta de libertades, que se prolongó durante toda la dictadura, tuvo respuesta desde las organizaciones y partidos políticos, utilizando diferentes instrumentos en la lucha por la restitución democrática. EGI, como las demás organizaciones, es una de esas respuestas desde la clandestinidad.
Es, por todo ello llamativa, si se le puede denominar así, la argumentación que, desde la Delegación del Gobierno, se utiliza para prohibir el homenaje que teníamos previsto llevar adelante el próximo 30 de marzo. Se dice que Jokin y Alberto se encuentran incluidos entre los militantes fallecidos de la banda terrorista ETA, cuando es evidente, para cualquier observador que se acerque a la historia sin prejuicios, que EGI y ETA no eran lo mismo. A no ser que se quiera aplicar, con carácter retroactivo, la extendida teoría de “todo es ETA”. Así mismo, se afirma que la realización de la concentración-homenaje en honor a Artajo y Asurmendi, en el aniversario de su muerte, favorecería su comportamiento, justificando las conductas delictivas de estos, y ello pudiera ser constitutivo de los delitos de enaltecimiento o apología del terrorismo. Se transmite, por lo tanto, que la lucha antifranquista era un comportamiento delictivo y que las personas que se oponían a un régimen dictatorial eran terroristas.
Pero el despropósito no se queda ahí, se profundiza en la misma línea y se llega a decir que esas dos personas eran militantes de la organización política EGI, cercana al Partido Nacionalista Vasco, entonces ilegal. Pero, ¿quién no era ilegal en el franquismo?, en esa dictadura que se prolongo durante 40 años, persiguiendo todo lo que oliera a rojo, sindicalista, abertzale, republicano o simplemente demócrata. 40 años en los que la libertad de asociación, reunión y expresión en todas sus formas, fueron totalmente prohibidas. Recordar el Sindicato Vertical, el Tribunal de Orden Público y la Dirección General de Seguridad que junto a cuartelillos y comisarías fueron lugares de total impunidad. A la delegada del gobierno, Carmen Alba Orduna, le traiciona el subconsciente. Añoran tanto el franquismo que les cuesta reciclarse en su particular adaptación a la democracia. Parece que aún les queda un largo camino por recorrer. Les está costando adaptarse a los nuevos tiempos. No consideramos de recibo, y queremos remarcarlo con especial énfasis, la utilización de la legalidad franquista para prohibir un homenaje a luchadores antifranquistas. No es solo una flagrante contradicción, sino un insulto a la memoria de Artajo y Asurmendi. Bien empieza la nueva delegada del gobierno, convirtiendo la lucha antifranquista en terrorismo. Si lo que pretende es superar a sus predecesores, aunque lo tiene difícil, no va por mal camino.
IMPUNIDAD
Quieren que siga siendo una “historia olvidada”, como garantía de la impunidad franquista. Ellos deciden quién debe ser recordado y quién no. Una impunidad apuntalada por el Tribunal Supremo español, que, en la causa abierta contra Baltasar Garzón, no dejaba lugar a dudas, afirmando que los del franquismo no son crímenes susceptibles de investigación.En una ciudad donde todos los meses en la cripta del “monumento a los caídos”, propiedad del arzobispado, se hace apología franquista, homenajeando a Mola y Sanjurjo, cuyos restos ahí continúan. En esta ciudad, se impide una concentración-homenaje en honor a Artajo y Asurmendi. Por todo ello, desde el compromiso con la memoria, desde el derecho que tenemos a saber la verdad, a que se haga justicia y a la reparación de los daños causados por el régimen franquista, seguiremos en el camino de la recuperación de la memoria, un camino en el que nos encontramos con Jokin Artajo y Alberto Azurmendi, miembros de EGI fallecidos en 1969 cuando preparaban una acción armada contra la dictadura.
Nosotros y nosotras seguiremos trabajando por recuperar esta parte de nuestra historia y poner a cada uno en su sitio. A Jokin Artajo y Alberto Asurmendi sabemos dónde ponerles: fueron luchadores antifranquistas que decidieron enfrentarse a la dictadura y lo dieron todo por la libertad. En Ahaztuak 1936-1977 consideramos que es un deber rendirles homenaje y lo seguiremos intentando, a pesar de las delegadas de turno.
AHAZTUAK 1936-1977
LO SUCEDIDO
Desde Ahaztuak 1936-1977, siguiendo con nuestro ideario de verdad, justicia y reparación, venimos haciendo diferentes actos homenaje a los resistentes vascos antifranquistas y a los antifascistas y demócratas asesinados entre 1936 y 1975.
En el año 2009 comunicamos a la Delegación de Gobierno en Navarra nuestra intención de homenajear a todos los resistentes vascos antifranquistas (Artajo, Asurmendi, etc.). Se nos prohibió alegando que Artajo y Asurmendi eran militantes de EGI, incluídos entre los militantes fallecidos de ETA, y que el homenaje favorecería su conducta y motivaría victimismo hacia los terroristas. También recibimos una comunicación del juzgado central de instrucción nº 006 de Madrid para informarnos sobre la apertura de diligencias previas. No celebramos el acto.
En el año 2011 volvimos a comunicar a la delegación nuestro propósito de hacer el homenaje. La solicitud era absolutamente idéntica a la de 2009. No recibimos noticias de la Delegación y el acto se realizó con absoluta normalidad, sin ninguna alteración del orden público. Este año 2012 hemos solicitado a la Delegación permiso para realizar el acto mediante una solicitud idéntica a las anteriores. Nos la han prohibido. En la respuesta hay un matiz que en la anterior no figuraba: Artajo y Asurmendi, militantes de EGI, cercana al PNV, entonces ilegal. Nos choca la afirmación “cercana al PNV, entonces ilegal”. ¿Había en aquel tiempo algo legal, excepto la Falange Española Tradicionalista y de las JONS? El resto de la argumentación coincide exactamente con la prohibición anterior. Hemos recurrido esta decisión y en la vista se llegó a afirmar que la no prohibición el año anterior pudo deberse a una “negligencia” o a un problema de fechas. “Tremendo” tratándose de delitos de enaltecimiento y apología del terrorismo. Nos han desestimado el recurso.
En nuestra voluntad está el seguir homenajeando a todos los resistentes antifranquistas, incluidos Artajo y Asurmendi, que lucharon contra un régimen dictatorial que a través de un golpe de estado fallido contra un gobierno democráticamente elegido; y después de una guerra de tres años se cimentó en el terror y provocó decenas de miles de muertos en la guerra, miles de asesinados fuera del frente de batalla, desaparecidos, presos, represaliados, esquilmados, olvidados. ¿Hay mayor conducta dictatorial?
VALORACIÓN
Contextualizar lo sucedido en la década de los 60, época a la que nos referimos en cuanto a la actividad desarrollada por EGI y en los antecedentes que la motivaron. Parece que es necesario recordar que en 1936 hubo un golpe de estado fallido, contra el legal y democráticamente elegido gobierno de la II República.
Recordar que, a raíz de ello, se soportó una guerra de tres años y una dictadura de casi 40 años, con sus trágicas consecuencias de asesinatos, cárcel, exilio, tortura y represión en general. Recordar, así mismo, que ya durante la guerra, en 1937, se suprimió la democrática Constitución republicana y, entre otras cuestiones, se ordenaba la disolución de todos los partidos, salvo la Falange Española Tradicionalista y de las JONS (Decreto de Unificación), y se prohibía la formación de nuevos partidos. Esta situación, de falta de libertades, que se prolongó durante toda la dictadura, tuvo respuesta desde las organizaciones y partidos políticos, utilizando diferentes instrumentos en la lucha por la restitución democrática. EGI, como las demás organizaciones, es una de esas respuestas desde la clandestinidad.
Es, por todo ello llamativa, si se le puede denominar así, la argumentación que, desde la Delegación del Gobierno, se utiliza para prohibir el homenaje que teníamos previsto llevar adelante el próximo 30 de marzo. Se dice que Jokin y Alberto se encuentran incluidos entre los militantes fallecidos de la banda terrorista ETA, cuando es evidente, para cualquier observador que se acerque a la historia sin prejuicios, que EGI y ETA no eran lo mismo. A no ser que se quiera aplicar, con carácter retroactivo, la extendida teoría de “todo es ETA”. Así mismo, se afirma que la realización de la concentración-homenaje en honor a Artajo y Asurmendi, en el aniversario de su muerte, favorecería su comportamiento, justificando las conductas delictivas de estos, y ello pudiera ser constitutivo de los delitos de enaltecimiento o apología del terrorismo. Se transmite, por lo tanto, que la lucha antifranquista era un comportamiento delictivo y que las personas que se oponían a un régimen dictatorial eran terroristas.
Pero el despropósito no se queda ahí, se profundiza en la misma línea y se llega a decir que esas dos personas eran militantes de la organización política EGI, cercana al Partido Nacionalista Vasco, entonces ilegal. Pero, ¿quién no era ilegal en el franquismo?, en esa dictadura que se prolongo durante 40 años, persiguiendo todo lo que oliera a rojo, sindicalista, abertzale, republicano o simplemente demócrata. 40 años en los que la libertad de asociación, reunión y expresión en todas sus formas, fueron totalmente prohibidas. Recordar el Sindicato Vertical, el Tribunal de Orden Público y la Dirección General de Seguridad que junto a cuartelillos y comisarías fueron lugares de total impunidad. A la delegada del gobierno, Carmen Alba Orduna, le traiciona el subconsciente. Añoran tanto el franquismo que les cuesta reciclarse en su particular adaptación a la democracia. Parece que aún les queda un largo camino por recorrer. Les está costando adaptarse a los nuevos tiempos. No consideramos de recibo, y queremos remarcarlo con especial énfasis, la utilización de la legalidad franquista para prohibir un homenaje a luchadores antifranquistas. No es solo una flagrante contradicción, sino un insulto a la memoria de Artajo y Asurmendi. Bien empieza la nueva delegada del gobierno, convirtiendo la lucha antifranquista en terrorismo. Si lo que pretende es superar a sus predecesores, aunque lo tiene difícil, no va por mal camino.
IMPUNIDAD
Quieren que siga siendo una “historia olvidada”, como garantía de la impunidad franquista. Ellos deciden quién debe ser recordado y quién no. Una impunidad apuntalada por el Tribunal Supremo español, que, en la causa abierta contra Baltasar Garzón, no dejaba lugar a dudas, afirmando que los del franquismo no son crímenes susceptibles de investigación.En una ciudad donde todos los meses en la cripta del “monumento a los caídos”, propiedad del arzobispado, se hace apología franquista, homenajeando a Mola y Sanjurjo, cuyos restos ahí continúan. En esta ciudad, se impide una concentración-homenaje en honor a Artajo y Asurmendi. Por todo ello, desde el compromiso con la memoria, desde el derecho que tenemos a saber la verdad, a que se haga justicia y a la reparación de los daños causados por el régimen franquista, seguiremos en el camino de la recuperación de la memoria, un camino en el que nos encontramos con Jokin Artajo y Alberto Azurmendi, miembros de EGI fallecidos en 1969 cuando preparaban una acción armada contra la dictadura.
Nosotros y nosotras seguiremos trabajando por recuperar esta parte de nuestra historia y poner a cada uno en su sitio. A Jokin Artajo y Alberto Asurmendi sabemos dónde ponerles: fueron luchadores antifranquistas que decidieron enfrentarse a la dictadura y lo dieron todo por la libertad. En Ahaztuak 1936-1977 consideramos que es un deber rendirles homenaje y lo seguiremos intentando, a pesar de las delegadas de turno.
AHAZTUAK 1936-1977