Esta red de ayuda a los nazis que huían de Europa tuvo bases en Donibane Lohizune, Donostia y Bilbo, desde donde los fugitivos embarcaban hacia Sudamérica.
Decenas de nazis utilizaron esta red. Léon Degrelle, también belga, protagonizó uno de los episodios más espectaculares, amerizando con su avión en la bahía de La Concha. Egaña cifra en unos 200 los nazis que huyeron a través de Gipuzkoa y otro tanto los que lo hicieron por Bizkaia. Algunos de ellos fueron internados en los campos de concentración de Langraiz y Miranda de Ebro, aunque fueron liberados poco tiempo después.
Van Aerschot realizaba una vida completamente normal en Donostia, a pesar de que fue condenado a muerte en Bélgica. Regresó a Europa en los años 1960, utilizando el nombre falso de Pablo Simons de Aerschot y afincándose en Donostia, donde vivía en el barrio de Amara.
Paul Van Aerschot fue detenido en 2008 durante una de sus habituales visitas a su país natal, aunque fue liberado tras constatarse que los crímenes por los que había sido condenado habían prescrito.
En una entrevista concedida en febrero al diario «Dernière Heure», Van Aerschot explicó que durante su estancia en Paraguay y Bolivia convivió con el jerarca nazi Martin Bormann, secretario de Adolf Hitler, a pesar de que éste fue declarado oficialmente muerto en 1945.
Concretamente, afirmó que se había reunido con Bormann en cuatro ocasiones en La Paz, a donde llegó en 1947 y pudo afincarse gracias a la mediación de un obispo claretiano, Abel Antezana. La capital boliviana alberga una importante colonia alemana.
«Bormann venía de Paraguay. Entrenaba a una veintena de oficiales para un golpe de Estado para devolver al poder a [Juan Domingo] Perón en Argentina. Seguía siendo un fanático. Bajo el nombre de Augustin von Lembach, se hacía pasar por padre redentorista y vestía una sotana negra», contó Van Aerschot a «Dernière Heure».
(Gara. 11 / 10 / 2011)