Un Bosque de luz ya ha echado raíces en la parte trasera del Palacio de la Provincia. La Diputación retiró a mediados de agosto las vallas que protegían la obra, diseñada por la artista alavesa Anabel Quincoces. Este homenaje a las víctimas del franquismo, sin embargo, no se inaugurará hasta el próximo día 18, coincidiendo con el aniversario del asesinato del diputado general Teodoro Olarte. El corte de la cinta supondrá, por un lado, la recuperación de esta zona como espacio público para Vitoria y, por otro, se convertirá en un homenaje continuo a quienes sufrieron una época de la Historia que, a menudo, no se quiere recordar.
El impulso de esta iniciativa no estuvo exento de polémica. Las Juntas propusieron durante la pasada legislatura a la Diputación la creación de un monumento a las víctimas del Franquismo, y el diputado general Ramón Rabanera se negó puesto que, en su opinión, este gesto con "uno de los dos bandos" de la Guerra Civil podía abrir viejas heridas. Pero, con la llegada de Xabier Agirre al palacio provincial, el PNV recuperó este proyecto ambicioso, puesto que no se limita a una escultura. Da una renovada imagen a toda la parte trasera de la sede foral, puesto que supuso el derribo de la valla que protegía esta zona.
En mayo de 2008, el Ejecutivo foral anunció que, a través de un concurso, había escogido la obra Bosque de luz de Quincoces. En un primer momento, la artista presentó un diseño que incluía 16 piezas pero, ante la posibilidad de contar con más espacio, amplió el diseño hasta las 27. La obra de la parte trasera se divide en dos, puesto que a un lado se sitúa el bosque de Quincoces y, al otro, una zona urbanizada con bancos ideada por el Ejecutivo.
Las obras arrancaron en abril de 2009, con la eliminación de varios de los árboles que se asentaban en este entorno y, poco a poco, ha cobrado forma ante los ojos de los viandantes. Y es que la reforma, sin duda, no ha pasado desapercibida, porque la apuesta de Quincoces, como ella misma reconoce, no es convencional. El jurado, de hecho, se refirió al conjunto como una instalación "emocionante". La colocación de las piezas permite a los vitorianos recorrer el recinto, tocar los postes y sentirse parte de la obra.
El proceso
El Bosque de luz está compuesto por unos tubos, de entre 1,60 y más de 3 metros de altura, elaborados en acero, cubiertos por una proyección de bronce y coronados por unos globos de vidrio que se iluminan con luces LED, más ecológicas que las habituales. La elaboración de estas piezas no fue, ni mucho menos, sencilla. El vidrio, que se sopla a 1.100 grados y sólo se puede cortar con discos de diamante, se trabajó en Bruniquel (Francia) puesto que no hay talleres de este tipo en la CAV; en Vitoria se mecanizaron los pesados tubos y, después, en Gijón se realizó la proyección de metal.
La propia Quincoces, finalmente, llevó a cabo la soldadura de las piezas ya en una lonja de la capital alavesa. Una de las partes más sensibles del proceso, por ejemplo, fue la cobertura superior de los tubos, desde donde emerge la luz, para la que se utilizó un material habitualmente empleado en la fabricación de aviones.
El conjunto conforma un bosque con evidente carga mística, que simboliza el legado de aquellas víctimas cuya entrega ha permitido avanzar a la sociedad hasta el momento actual. Un monumento que ya es parte de Álava.
(Noticias de Alava. 12 / 09 / 09)