No quiero dirigir mis palabras a Fernando Macarro Castillo. No.
Quiero dirigirme a Marcos Ana y a su alma de poesía. Fernando no me entendería; espero que Marcos Ana sí me comprenda.
Preguntabas desde tu mundo de patio: ¿cómo es un árbol?. Bien ahora ya los vuelves a ver por ti mismo y seguro que puedes describirlos con precisión. Los árboles no han cambiado y la sabiduría popular continúa firme en su sentencia: “no se le puede pedir peras al olmo”. Y por más que se intente injertar plátanos en una parra, la parra seguirá dando uvas.
Pero claro que también tenemos aquella otra sentencia de “quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija”. ¿Qué sombra busca Marcos Ana? ¿Qué árbol ha encontrado Marcos Ana, el árbol de PUEBLO que le admira o el árbol de reyes y caciques que le llevaron al maldito patio donde no había árboles? ¿Se siente cómodo bajo la sombra del “árbol del ahorcado”?
Decías durante tu encierro:“No sabéis lo que es un hombre sangrando y roto en un cepo,si lo supieseis vendríais en la olas y en el viento,desde todos los confines, con el corazón deshecho,enarbolando los puños para salvar lo que es vuestro".
Yo sí se perfectamente lo que es un hombre “sangrando y roto”. No creas, Marcos Ana, que tu drama fue mayor que el de otros. Cuando tú saliste de tu patio sin árboles, aún había unos cuantos hombres cumpliendo condena por los mismos motivos que los que te condenaron a ti. Mi propio padre continuó condenado hasta el año 1969, “con el corazón deshecho”, con la esperanza rota, con el alma tan cansada que cuando le dejaron en “libertad”, ya no la pudo disfrutar.
Para sobrevivir, Marcos Ana, escribiste poemas; bellísimos poemas que los hijos de la represión franquista tenemos como talismanes. Son como esa espina bien afilada que nos sirve para sacar nuestra propia espina clavada hasta el alma. ¿Traicionarás a tu propia poesía? ¿ Defraudarás a quienes ya no podemos soportar más fraudes en nuestros referentes sociales? Carrillo nos traicionó, los “socialistas” nos traicionaron, la Transición es un camelo parecido al timo de la estampita, ¿también Marcos Ana nos traicionará y tendremos que pensar que su poesía es un simple fraude?
Tú escribiste poemas para sobrevivir. Otros “escribieron” su futuro y su esperanza en la supervivencia de los hijos. Doce poemas escribió mi padre durante su interminable condena. Doce esperanzas para que el futuro fuese diferente al que le tocó sufrir a él. Doce cargas añadidas a su abarrotado carro de “responsabilidades políticas”. Y a las doce les puso ritmo de nobleza, honradez y orgullo de ser hijos de un condenado por defender la Democracia.
Tengo por seguro que a mi padre (José Sala Capellín, sargento de primera del ejército republicano) no le ofrecerían el despreciable galardón de un príncipe. Pero estoy más seguro aún de que en el hipotético caso de habérselo ofrecido, la respuesta hubiera sido garantizada: "cuélguese su premio de los cojones, que sin el premio hemos sobrevivido y no necesitamos premios monárquicos para vivir en DEMOCRACIA”.
Esperanzado porque mi carta sirva para algo, como hijo de represaliado, como víctima del TERRORISMO FRANQUISTA y como admirador de tu poesía, Marcos Ana, te pido que hagas lo mismo que haría mi padre. Si puede ser hazlo con un poco más de diplomacia, pero ¡POR TU POESÍA!, NO NOS TRAICIONES TÚ TAMBIÉN.
Aquí estamos “enarbolando los puños para salvar lo que es nuestro”.
Atentamente:
José Sala Miguel