La Asociación de Familiares y Amigos de Asesinados y Enterrados en Magallón (Zaragoza), junto a especialistas de la Sociedad Aranzadi, han localizado en una fosa común de dicho municipio zaragozano los restos de personas que fueron fusiladas durante la Guerra Civil entre los que, con toda probabilidad, se encuentran vecinos de las localidades navarras de Buñuel, Cortes y Funes. Hasta el viernes pasado habían sido encontrados restos de diez personas en la primera de las cinco o seis zanjas que se prevé contiene la fosa y en las que, según los diversos testimonios recogidos, se espera que aparezcan enterrados 86 fusilados.
Los trabajos en este lugar, situado en un terreno del interior del cementerio, comenzaron el día 9 de febrero pero hasta la pasada semana no aparecieron los restos. Se presumía la existencia de esta enorme fosa, donde desde 1976 se erige un monolito colocado por el PSOE y la UGT en memoria a sus correligionarios, pero no será hasta ahora cuando se pueda determinar con exactitud el número de personas que fueron arrojadas al agujero y, sobre todo, su identidad.
Según explica la presidenta de la asociación, Olga Alcega, se ha abierto la primera zanja, con unas dimensiones de 16 metros de largo por 0,90 de ancho y cuando se alcanzó el metro y medio de excavación comenzaron a parecer esqueletos.
Amontonados
Los 73 años que han transcurrido desde la matanza de estas personas, en su mayoría el fatídico 26 de agosto de 1936, no han restado dolor a las familias, a los amigos y a quienes, como Olga Alcega con su abuelo, buscan el sitio al que fueron a parar sus padres, abuelos u otros familiares o vecinos. Algunas de estas personas se han ido acercando hasta el cementerio de Magallón para comprobar "con horror", en palabras de Olga Alcega, "como sus muertos fueron abatidos a tiros y tirados a las zanjas de forma desordenada, unos encima de otros y, además, pie con cabeza para no ocupar mucho espacio". "Estamos viviendo momentos muy duros y comprobado que los tiraban a la fosa".
En las tareas de exhumación trabaja un equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y voluntarios que, con sumo cuidado, están rescatando estos restos óseos para darles nombre y una inhumación digna. "Una vez que sean identificados, mediante la técnica del ADN, las familias que quieran podrán llevarse a los suyos. Los demás quedarán aquí, en un panteón que vamos a construir y que guardará a estas personas en sus respectivas cajas", asegura Olga Alcega.
La iniciativa de localizar e identificar a las personas que fueron fusiladas a los pocos días de comenzar la guerra en Magallón ha sido emprendida por la citada asociación. Su presidenta, la navarra Olga Alcega, se implicó en este tema movida por el interés de localizar a su abuelo, Antonio Alcega Lázaro, propietario de un café, cartero y natural y residente de Bureta, pequeño pueblo de la comarca del Campo de Borja, próximo a Magallón que está situado a 65 km de Zaragoza. Antonio Alcega tenía mucha relación con Tudela, donde vivía parte de la familia que, además, tenía propiedades. Los largos años de indagaciones le han permitido a Olga conocer algunas circunstancias que rodearon la desaparición de su abuelo aunque le quedan lagunas ya que el certificado de defunción indica que murió a las 11 del 2 de septiembre de 1936.
El 28, reunión
La reciente historia de la fosa de Magallón tiene su origen el 16 de febrero de 2006, cuando un grupo de nietos de fusilados constituyó la asociación e inició los trámites para poder identificar y exhumar los restos de sus familiares. Han recibido ayuda del Ministerio de la Presidencia (60.000 euros) y la autorización del Ayuntamiento de Magallón. El día 28 de febrero tendrá lugar una reunión abierta a cuantas familias de fusilados de Magallón quieran acudir.
El responsable de Aranzadi, Patxi Etxeberria explicará cómo trabajan estas exhumaciones que dirigen Jimi Jiménez, de la sociedad donostiarra, y el arqueólogo del Gobierno de Aragón Paco Romero, el procedimiento de identificación por ADN. La cita es a las cuatro en el cementerio para desplazarse a un salón cedido por el Ayuntamiento. Tanto las identificaciones como el traslado de restos a otros cementerios requiere la petición de las familias. Hasta ahora, la asociación tiene solicitudes de traslado de veinte familias. En el cementerio de Magallón se sabe quien está, pero no dónde.
La asociación de Magallón se ha encargado de pedir ayuda económica para levantar el panteón, cuyo presupuesto es de 10.000 euros más 2.000 para la inscripción de los nombres. Se ha pedido ayuda a la Diputación Provincial de Aragón y se hará lo propio en Navarra. La fosa común de Magallón está perfectamente localizada ya que en su día fue cercada y, además, objeto del homenaje del PSOE y de la UGT. "El monolito se respetará, como no podía ser de otra manera, pero queremos que se tenga en cuenta que hay personas que simpatizaban con otras siglas. Por eso, queremos colocar una piedra, sencilla, con la inscripción de recuerdo a todos. Queremos que esta fosa deje de ser anónima", apunta Olga Alcega.
(Noticias de Navarra. 23/ 02/ 09)
UN TESTIGO ANÓNIMO DE EXCEPCIÓN
Nunca ha querido recordar y cuando le preguntaban qué le ocurría en el ojo se limitaba a responder que había sido en un accidente. Un hombre, que hoy apenas se atreve a recordar, le acompañó la fortuna en aquel agosto del 36 y pese a ser tiroteado y haber recibido el tiro de gracia en la cabeza -perdió un ojo- puso salir con vida. Ha relatado a sus más cercanos que una vez que les pegaban el tiro los trasladaban en una camilla de madera, de dos en dos, hasta la fosa y los tiraban a la zanja. Ahí quedaban, como caían.
Los fusilamientos en este caso se produjeron en la tapia del cementerio y los enterramientos, en el interior del recinto, donde ahora se excava para rescatar a los fusilados y darles un entierro digno. Estas labores están despertando también la lógica curiosidad pero quienes se acercan son, en su mayoría, familiares. "El jueves apareció un hombre y nos comentó que su padre había sido enterrado en esta fosa. La fortuna en este caso no les acompañó. Al padre le fusilaron y pasados seis días, nació el hijo".
Las historias se suceden a pie de zanja y la presidenta de la asociación que ha impulsado esta masiva exhumación quiere poder relatar que ha encontrado a su abuelo.
(Noticias de Navarra. 23/ 02 /09)