Desde ayer mismo, 13 de los republicanos fusilados durante la Guerra Civil en el bosque del barrio Karrika de Oiartzun ya tienen un lugar donde podrán ser visitados, y, sobre todo, recordados: el Cementerio de Iragorri, Oroimenaren Basoa.
Durante el medio día, en una solemne ceremonia a la que acudieron decenas de vecinos y familiares de los fusilados, sobre la fosa de Iragorri, se volvió a recuperar parte de esa memoria que durante tanto tiempo ha permanecido oculta.
La presentación del acto corrió a cargo de Miren Irigoien, miembro del grupo "Kattin Ttiki", una asociación que lleva dos años luchando por recuperar la memoria histórica de Oiartzun. Irigoien explicó que este lugar, en el que se ha instalado una escultura del artista Anton Mendizabal, "es un espacio para que la gente sepa qué es lo que pasó aquí durante la Guerra Civil". Otro miembro de la agrupación, Ramón Gaztelumendi, recordó que "en el pleno del Ayuntamiento de Oiartzun también se ha inaugurado una exposición" sobre este tema. Por su parte, el alcalde de Oiartzun, Aitor Etxeberria, que también estuvo presente en el homenaje, quiso agradecer el esfuerzo de Kattin Ttiki "por socializar una realidad histórica como esta".
El momento más emotivo del acto llegó de la mano del hijo de dos fusilados que fueron enterrados en la fosa. Arropado por los aplausos de los asistentes, depositó un ramo de flores sobre la nueva sepultura bajo la que se encuentran hoy los restos de su familia.
Tras la actuación de un bertsolari, el acto llegó a su fin con Andoni Lekuona, sociólogo oiartzuarra, que animó a los asistentes a cantar una canción escrita por el: "Hildakoak oroitzen".
Para que se recuerde el horror de la Guerra Civil tal y como fue, sin la necesidad de que los hechos sean pasados por un tamiz, y , sobre todo, para que los que están y estarán en el futuro luchen por evitar que vuelva a resurgir la tragedia, existe desde ayer en Gipuzkoa un espacio más para la memoria.
La fosa
Los restos, en el olvido
"Muchos sabíamos que este bosque ocultaba cosas terribles". Son las palabras con las que Miren Irigoien dio comienzo al emotivo acto. Efectivamente, muchos vecinos de la localidad sabían que entre octubre y noviembre de 1936, algo horrible había sucedido entre esos árboles. Pero la inseguridad de aquellos tiempos provocó el silencio de muchos.
Décadas más tarde, en 1959, con el objetivo de encontrar el cuerpo de Jorge Iturricastillo, un sacerdote nacionalista fusilado en ese periodo, se desarrollaron en la zona exhumaciones oficiales. Hasta encontrar el cuerpo que buscaban, extrajeron los restos de otras ocho personas, que en 1977 fueron sepultadas en un acto de homenaje. Después, cerraron la fosa aun sabiendo que dentro de ella quedaban todavía más restos.
Volvieron a pasar los años, hasta que el Ayuntamiento de Oiartzun y los vecinos de la localidad agrupados en "Kattin Ttiki", se pusieron en contacto en 2007 con la Sociedad de Ciencias de Aranzadi.
Tras meses de duro trabajo, se encontraron los restos de otras cinco personas que fueron enterradas.
Como afirmaba ayer Irigoien, "todavía, hay mucho más que buscar y encontrar", ya que se estima que durante aquellos terribles meses del 36, en la oscuridad del bosque de Iragorri, fueron enterradas tras el fusilamiento otras tres personas más.
(Noticias de Gipuzkoa. 28 / 07 / 08)