La construcción en 1966 de un nuevo instituto de enseñanza media en Getxo desentierra la historia del hombre solitario que decidió recluirse en el solar y cuidar de una higuera al poco de acabar la guerra civil. Se trata de Rogelio Cerón, uno de los falangistas que fueron casa por casa para llevarse a fusilar contra las tapias del cementerio a varios de los hombres de Getxo. En una de sus visitas, Cerón se tropieza con la mirada de odio de un niño que se resiste a que le arrebaten a su padre, una mirada que despierta de inmediato en la imaginación del falangista la certeza de que ese niño, cuando crezca, lo matará. Su sugestión aumenta al día siguiente, cuando se encuentra con que los fusilados están enterrados en una fosa común donde alguien ha plantado una higuera. Cerón ya no podrá ser el mismo. Incluso vigilará estrechamente la vida de ese niño, intentará alejarlo de Getxo, tutelar sus estudios para evitar la maldición, el retorno insufrible del pasado y la culpa.
Una novela donde aparecen las "escuadras del amanecer" falangistas y su formas de actuar en estado puro y donde aparecen tambien vencidos, derrotados, arribistas, chivatos, pancistas, resistentes... asi como las diferentes actitudes humanas que hicieron posible el franquismo y su pervivencia y tambien las profundas raices -nunca mejor dicho, como entendereis los que os animeis a leer este libro- de la memoria personal y familiar de tant@s de nosotr@s. Solo falta una cosa en el libro, y no es un final feliz, sino un final justo. Es el final por el que luchamos en "Ahaztuak 1936-1977" junto con otras muchas asociaciones y victimas del franquismo que algun dia sin duda haremos justicia a tantos y tantos Simón Garcia, a tantos Echabarri, a tantos Ermo.
Una novela donde aparecen las "escuadras del amanecer" falangistas y su formas de actuar en estado puro y donde aparecen tambien vencidos, derrotados, arribistas, chivatos, pancistas, resistentes... asi como las diferentes actitudes humanas que hicieron posible el franquismo y su pervivencia y tambien las profundas raices -nunca mejor dicho, como entendereis los que os animeis a leer este libro- de la memoria personal y familiar de tant@s de nosotr@s. Solo falta una cosa en el libro, y no es un final feliz, sino un final justo. Es el final por el que luchamos en "Ahaztuak 1936-1977" junto con otras muchas asociaciones y victimas del franquismo que algun dia sin duda haremos justicia a tantos y tantos Simón Garcia, a tantos Echabarri, a tantos Ermo.