jueves, junio 29, 2006

CRONICA DEL HOMENAJE A LOS "ESCLAVOS DEL FRANQUISMO" EN BIDANGOZE (NAFARROA)


“He pasado los mejores años de mi juventud en la guerra, cárceles, campos de concentración y batallones disciplinarios, y tengo muy claro que no quiero que se repitan esas historias. Deseo que, ante todo, la juventud pueda disfrutar de paz y libertad”. Así se expresaba Bixente Lakasia el pasado sábado 24 de junio en el frontón de Burgui, su pueblo natal, el mismo pueblo del Pirineo navarro del que se tuvo que exiliar, en los tristes y duros años de la posguerra. Desde entonces vive Bixente en Maule, al otro lado de los Pirineos, entre las montañas y prados de Zuberoa, pero este sábado volvió a su pueblo para participar en el homenaje que se realizó a las "esclavas y esclavos del franquismo".
El homenaje se empezó a realizar en el alto de Vidángoz-Igal, junto al monolito escultura que hace ya dos años se inauguró en recuerdo a los más de 2000 prisioneros antifascistas que abrieron la esa carretera de montaña. Este monolito ha sido ya atacado en varias ocasiones, y por eso, la tarde anterior un grupo de vecinas y vecinos de estos valles estuvo trabajando para que en el momento del homenaje estuviera de nuevo restaurado, como cuando fue inaugurado. Sin embargo, una vez comenzado el acto, éste se tuvo que suspender y trasladarse al frontón de Burgui, debido a la tormenta que empezó a caer. El homenaje se centra en la construcción de esta carretera, entre 1939 y 1941, pero es también un una obra de recuerdo a los más de 100.000 esclavas y esclavos del franquismo y de sus familiares. En este sentido, este año se ha querido hacer hincapié en el papel que muchas mujeres, familiares de los prisioneros, jugaron como sustento económico de sus familias y de los prisioneros de los batallones, a quienes enviaban toda la ayuda que les era posible.
Como hace ya dos años, el periodista Juan Kruz Lakasta fue el presentador de una serie de intervenciones, entre las que estuvieron comunicados de la Asociación "Memoriaren Bideak", organizadora de este evento, además de otros de la Asociación de "Familiares de Fusilados y Desaparecidos de Navarra", y de la asociación de víctimas del franquismo "Ahaztuak 1936-1977". Entre estas intervenciones también se intercalaron canciones interpretadas por los músicos Fermín Balentzia y Javier Asín, un aurresku bailado por una joven dantzari y la entrega a los prisioneros y familiares de flores y de ejemplares del libro "Esclavos del franquismo en el Pirineo", (publicado por la Editorial Txalaparta y escrito por los historiadores Fernando Mendiola y Edurne Beaumont). Además, Karmele Biritxinaga, hija del prisionero Andoni Biritxinaga y miembro de "Ahaztuak 1936-1977", informó de una iniciativa de familiares para recoger fotografías de estos batallones y confeccionar un CD de fotografías en el que se pretende identificar al máximo número de prisioneros y que servirá de base para una exposición didáctica que "Memoriaren Bideak" y el Instituto Gerónimo de Uztariz proyectan preparar durante el próximo curso. En este sentido, Karmele informó que colaboraciones para la elaboración de este CD o peticiones para su difusión podrán realizarse en la dirección de correo electrónico memoriarenbideak.argazkiak@hotmail.com. Posteriormente, se dio paso al momento central del homenaje, la intervención de las personas homenajeadas, recordando también el mensaje de saludo que algunos prisioneros que no han podido acudir, como Pedro Andrés Condado, mandaron para que se leyeran ese día. Bixente Lakasia, con cuyas palabras hemos empezado esta pequeña cróncia, fue uno de ellos, pero no el único.
La intervención de una mujer andaluza, Mercedes Martín Cano, fue sin duda uno de los momentos más intensos de la mañana. Su padre, Antonio Martín Castillo, natural de Frailes, Jaén, fue uno de los integrantes del Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores nº 6, compuesto sobre todo por jóvenes andaluces y encargado de construir el tramo de carretera que parte de Igal hacia Vidángoz. Debido a las durísimas condiciones de vida, Antonio Martín enfermó y fue trasladado al Hospital Militar Disciplinario de Pamplona, donde falleció el 8 de abril de 1941. Mercedes tenía 5 años cuando la familia recibió una difusa notificación sobre la muerte de Antonio en Navarra, y desde entonces han vivido con la angustia de no saber qué es lo que había pasado con él ni dónde se encontraban sus restos mortales. Hace escasamente un mes, gracias a la labor de la Asociación "Memoria Histórica y Justicia" de Andalucía y "Memoriaren Bideak", esta familia ha podido conocer algunos detalles del cautiverio y muerte de Antonio Martín, y desde entonces, como explicó la propia Mercedes durante el homenaje, se ha podido quitar de encima una angustia que ha arrastrado toda la vida. Emocionada, junto a sus nietos y marido, Mercedes explicó a las personas allí congregadas lo que esto ha significado para ella y bajo una intensa lluvia depositó una ofrenda floral en honor de su padre junto a al monolito del puerto de Igal.
También participó en el homenaje el bilbaíno Luis Ortiz de Alfau, que sigue con ganas de trabajar en tareas sociales en solidaridad con las personas más necesitadas y a sus 90 años, todos los días trabaja en el Banco de Alimentos de Bizkaia. Luís recordó su estancia en Vidángoz, en su caso como escribiente del batallón, cargo al que accedieron algunos prisioneros gracias a saber escribir a máquina. En ese cargo, Luís tuvo la posibilidad de tener un trato más fluido con la población de Vidángoz, cuya ayuda quiso también agradecer y recordar durante el homenaje.
Marce Melgar también tenía mucha ilusión por participar en este acto, al que no pudo asistir en el año 2004. Para ella, viajar al Roncal significaba rememorar su viaje desde Barakaldo a este mismo valle en el otoño de 1940, cargada con dos sacos llenos de bocadillos recogidos entre las diferentes familias de los prisioneros y con una cámara de fotografías que su padre, marino, le había traído desde América. Marce relató en el homenaje su viaje, cansada y asustada, hasta este valle, y cómo se presentó a las autoridades del BDST 38 como la hermana de José Luís Múgica Moja, cuando en realidad era su novia. Además, tuvo un recuerdo especial para otros prisioneros de Barakaldo, que compartieron con ella esa pequeña mentira, una mentira que le permitió disfrutar de la visita el domingo e incluso realizar algunas fotografías que todavía conserva. Junto a Marce, también participó en el homenaje su amiga Margari López, quien, emocionada, dio las gracias a las personas allí congregadas por seguir recordando la labor de los esclavos del franquismo, entre los que se encontraba su esposo, ya fallecido, Mariano Crespo.
Félix Padín, por su parte, recordó en Burgui cómo en el verano de 1940 llegó junto con otros cientos de prisioneros al valle del Roncal, procedente del campo de concentración de Miranda de Ebro. Félix habló de la estrategia de humillación y malos tratos a la que fueron sometidos los esclavos del franquismo, relató la extrema debilidad provocada por el hambre, el frío y el trabajo intenso, las palizas y castigos, el ajusticiamiento de un prisionero que intentó la huida, y el intento de despojarles de sus ideales. “Sin embargo”, prosiguió, “eso nunca lo consiguieron. Fuimos vencidos, pero no convencidos, y somos muchos los que hemos seguido trabajando y luchando por los mismo ideales que entonces.” Buen ejemplo de ello es su compromiso político y sindical, ya que a sus 90 años Félix es un activo militante de la CNT de su localidad, Miranda de Ebro.
Cerrado el homenaje con un aurresku, el festejo siguió con una comida autogestionada en la que no faltaron las migas preparadas por varios grupos de roncaleses y las canciones de Fermín Balentzia y Javier Asín. Entrada ya la tarde, tomó la palabra Ana Barrena, en nombre de la "Memoriaren Bideak", para agradecer a todas las personas su presencia, recordar que esta asociación seguirá trabajando por dar a conocer la realidad de los trabajos forzados y la represión franquista e invitarnos a todos y todas a seguir encontrándonos en estos valles pirenaicos en recuerdo a quienes fueron castigados por defender la libertad frente al fascismo.