viernes, diciembre 30, 2011

VICTIMAS DEL FRANQUISMO: DEMANDA DESDE ARGENTINA, LUCHA DESDE EUSKAL HERRIA

Desde Ahaztuak 1936-1977 (Victimas del golpe de estado, de la represión y de régimen franquista) queremos saludar la petición que la jueza federal argentina María Servini de Cubría ha realizado al Estado español pidiendo información sobre ministros y responsables de las fuerzas de seguridad del régimen franquista durante el periodo comprendido entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977. Esta petición se realiza a instancias de un grupo de familiares de víctimas del régimen franquista residentes en su mayoría en Argentina y bajo el principio de justicia universal, que permite investigar crímenes de lesa humanidad ocurridos en terceros países. El exhorto de esta juez federal solicita nombres y domicilios de los ministros de los sucesivos gobiernos del regimen franquista habidos entre el 17 julio de 1936 y 15 junio de 1977 y tambien de los mandos de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil, Policía Armada, Directores de Seguridad y dirigentes de la Falange Española, solicitando tambien el certificado correspondiente en caso de fallecimiento. Asimismo, la juez ha pedido información sobre personas desaparecidas, asesinadas y torturadas durante la dictadura franquista, niños apropiados y datos de empresas que utilizaron a presos políticos para hacer trabajo esclavo y lucrarse con ello.

Ante este hecho desde nuestra asociación sólo podemos decir que es una nueva constatación -otra más- de la persistencia del modelo español de impunidad para con los crimenes del régimen franquista y los responsables de los mísmos, que nunca se han visto sujetos a la jurisdicción internacional para con los delitos de genocidio y de lesa humanidad que cometieron, una jurisdicción que el estado español tambien tiene suscrita y que sin embargo ha incumplido gobierno tras gobierno -independientemente de sus siglas políticas- hasta el día de hoy. Entendemos que la demanda de la jueza argentina puede y debe suponer un nuevo revulsivo para dar a conocer con mayor fuerza internacionalmente, pero sobre todo dentro de Euskal Herria y del propio Estado español, la realidad de este modelo de impunidad y su continuidad amparada y consentida por un sistema que se dice plenamente democrático, pero al igual que con el conocido auto del juez Baltasar Garzón que en su momento tambien supuso una sacudida mediática tambien creemos que hay que situarlo en su justo término y para ello creemos imprescindible señalar varias cuestiones.

La primera es subrayar que este paso dado por la jueza argentina Maria Servini de Cubria reafirma las reflexiones y las peticiones de las victimas del franquismo y en concreto desde nuestra asociación que desde su nacimiento hemos venido señalando que las victimas del régimen franquista no son sólo las victimas del enfrentamiento bélico de 1936-1939 y de los primeros años de la posguerra, sino las habidas hasta la desaparición formal de ese régimen, es decir, hasta el año 1977. En este sentido da plena validez a la reivindicación como victimas del régimen franquista de tantas personas que lucharon contra él, de tantas victimas... hasta ahora constante y conscientemente marginadas, siendo un claro ejemplo porque los condensa todos el de Jose Luis Sánchez Bravo, miembro del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) uno de los cinco luchadores antifascistas fusilados el 27 de Septiembre de 1975 junto con otros cuatro entre los que se cuentan los ciudadanos vascos y militantes de ETA Jon Paredes Manot, “Txiki”, y Angel Otaegi.

La segunda es constatar que el hecho de situar el recorrido temporal de los crimenes investigados y de las responsabilidades requeridas entre el 18 de Julio de 1936 y el 15 de Junio de 1977 impugna de manera evidente y contundente el inaceptable intento subyacente en el auto del juez Baltasar Garzón de limitar de forma interesada hasta 1952 los crímenes cometidos por el régimen franquista y la asunción de su responsabilidad penal por parte de aquellos que los ordenaron, cometieron y ampararon en su impunidad. Con esta petición en la mano y atendiendo a esos principios jurídicos en los que se sustenta son muchos los responsables de diferente orden y nivel del régimen franquista que aún viven los que deberían ser presentados ante este requerimiento. Si el auto de Garzón hurtaba conscientemente a un posible requerimento judicial a muchos de ellos por una evidente cuestión de edad y de la subsiguiente y más que probable desaparición fisica lo que eliminaba per se gran parte del problema el requerimiento de esta jueza argentina pone sobre la mesa los nombres de centenares de ellos aún vivos y algunos de ellos incluso en activo en determinados ámbitos políticos, financieros...

Con todo tambien es imprescindible remarcar que a pesar de la evidente validez y potencialidad que encierra el paso dado por la jueza Maria Servini de Cubria nunca debemos olvidar que el lugar central de la lucha contra la impunidad de los crímenes del régimen franquista y por los derechos de todas sus victimas y el reconocimiento de todas las personas que lucharon contra él, esta aqui, en Euskal Herria, en el Estado español, y somos nosotr@s, las victimas del franquismo las que debemos ser los impulsores y los garantes de que esa lucha permanezca, avance y llegue a su termino, imposibilitando que pueda ser llevada una vez más y quizas definitavemnte a via muerta. Al igual que en Argentina ha sido la luche indesmayable de las victimas de la dictadura militar y de sus asociaciones frente a todos los intentos de hacerles claudicar la que ha posibilitado que hoy decenas de represores y genocidas esten siendo juzgados y encarcelados. Desde Ahaztuak 1936-1977 decimos que estos mismos parámetros deben de ser asumidos aqui: cualquier apoyo, cualquier elemento que refuerce esa lucha desde el exterior ha de ser saludado y utilizado en toda su potencialidad pero nunca interpretado como una dejación de nuestra propia acción que es la que será determinante para acabar o no con el modelo español de impunidad para los crimenes del franquismo, porque es nuestra acción la única que puede convertir la continuidad y el amparo a este modelo de impunidad en un problema político y democrático para el Gobierno, las instituciones y el actual regimen político español.

Dicho esto no podemos dejar de denunciar una vez más -al igual que lo hicimos en su momento con la Ley de Memoria Histórica, o con el auto del juez Baltasar Garzón, o en tantos otros momentos- el cinismo de tantos que ahora, en otra clara muestra de intento de utilización y de marketing politico a costa de las victimas del régimen franquista, se congratulan de esta decisión de la jueza argentina, aplaudiendo que esta haga en Argentina lo que ellos han decidido de forma consciente no hacer aqui, en el lugar donde los crimenes se cometieron y donde viven la mayoria de las victimas y tambien de los responsables de los mismos y sus complices.

AHAZTUAK 1936-1977

(Noticias de Navarra. 31 / 12 / 2011)

EL FRANQUISMO NO PRESCRIBE

la decisión de la jueza argentina María Servini de Cubría de exhortar a las autoridades españolas para que aporten los nombres y actuales paraderos de los ministros y jefes de seguridad del Estado entre el 17 de julio de 1936 -víspera del golpe militar- y el 15 de junio de 1977, fecha en la que se celebraron las primeras elecciones tras el fin de la dictadura, supone un aldabonazo ético y legal respecto a la actitud por la que los poderes públicos han venido entorpeciendo la aplicación de la ley a los responsables de los crímenes cometidos durante el franquismo. La orden judicial argentina responde además al principio de justicia universal y a la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad definidos en el Estatuto de Roma, que dio origen a la Corte Penal Internacional. Curiosamente, el mismo principio en el que se basó el juez Baltasar Garzón para iniciar la persecución del dictador chileno Augusto Pinochet y que, sin embargo, no ha permitido la investigación judicial de los miles de crímenes franquistas. De hecho, el exhorto argentino supone un paso inédito en los intentos de juzgar a los criminales del franquismo y que en lo que respecta a la Justicia del Estado español se encuentran pendientes de la resolución que el Tribunal Supremo debe tomar aún, casi tres años después, sobre la querella que acusó al juez Garzón de prevaricar al declararse competente para investigar y juzgar los asesinatos y desapariciones de la dictadura. Pero, además, la petición de la juez Servini avala la actualidad de la exigencia de satisfacer la verdad, recuperar la memoria histórica y resarcir a las víctimas a través de la identidad de los propios querellantes: la viuda de Luis Sánchez Bravo (fusilado por el régimen franquista el 27 de septiembre de 1975 junto a los también activistas del FRAP José Humberto Baena y Ramón García Sanz, y los miembros de ETA Txiki Paredes y Ángel Otaegi), una sobrina de Elías García, asesinado en 1937, y los familiares de otras 17 víctimas documentadas en la investigación. No se trata, por tanto, del pasado que algunos pretenden dejar en el olvido, sino de la necesidad presente de quienes reclaman por las injusticias sufridas y de las carencias de uno de los agujeros negros que todavía arrastra la democracia española.

(Noticias de Navarra. 30 / 12 / 2011)

jueves, diciembre 29, 2011

31 DE DICIEMBRE, SAN SILVESTRE, EL PATRÓN DE RECORDAR... ¿DONDE ESTÁN?

La conocida como Noche de los Lápices es la noche del 16 de septiembre de 1976 y días posteriores, cuando en la ciudad de La Plata, (Argentina) fueron secuestrados por las fuerzas policiales y represivas de la dictadura argentina diez estudiantes de secundaria que habian participado en la organización del reclamo del llamado boleto estudiantil (boleto de autobús con descuento para los estudiantes secundarios) y en las movilizaciones que se habian producido en torno a esta demanda. Este suceso fue uno de los más representativos dentro de la represión impuesta por la dictadura cívico militar argentina, ya que las desapariciones se realizaron sobre estudiantes, en su mayoría, menores de edad.

El operativo fue realizado por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y por la Policía de la provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps.

Según la CONADEP la policía bonaerense había preparado un operativo de escarmiento para los que habían participado de la campaña por el boleto estudiantil, considerada por las Fuerzas Armadas como «subversión en las escuelas», y que "los adolescentes secuestrados habrían sido eliminados después de padecer tormentos en distintos centros clandestinos de detención, entre los que se encontraban: Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5.a, 8.a y 9.a de La Plata y 3.a de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires".

Una de las estudiantes desaparecidas, Claudia Falcone, tenia como costumbre brindar la noche de San Silvestre -noche del 31 de Diciembre y última del año- y dedicar el brindis a los ausentes, a los que no están.

El cantautor vasco Rogelio Botanz en su precioso y estremecedor tema “La Noche de los Lápices” dedicado a este suceso, hace referencia a esa costumbre de Claudia Falcone que relató Pablo Díaz, su novio y compañero de cautiverio, secuestrado como ella pero que sin embargo sobrevivió para contar lo ocurrido y el calvario de todos ellos, similar al de tantos miles de desaparecidos de Argentina, de Chile, de Colombia, del Estado español y de todo el mundo.

Con ello, con la memoria de todos ellos, os invitamos a oir esa canción y este próximo 31 de Diciembre, esta próxima noche de San Silvestre, cuando den las doce campanadas que anuncian el paso a un nuevo año, desde Ahaztuak 1936-1977 os invitamos a alzar vuestro vaso o vuestra copa y convocar a vuestra retina y a vuestro corazón quien querais que esté aún no estando y junto con ello rememorar a Claudia Falcone, a Julio López, a “Pertur”, a “Naparra”, a Miguél, a Manuel, a Josefa... y a tant@s a l@s que no ponemos nombre para que sean tod@s, rompiendo con ese brindis por un momento la impunidad, el silencio de las simas y las cunetas ignoradas, la distancia brutal del adios impuesto a tantos en 1936, en 1948, en 1952, en 1976... y hoy mismo.

Y con la copa en alto un grito... ¿DONDE ESTAN?




LA NOCHE DE LOS LAPICES

Creció tu amor,
reventando desde dentro los candados al horror,
conocimos tu mirada en la mirada del que vio
en tus ojos el latir de un corazón.

Claudia, sabrás...
no estás sola, no fue en vano,
tu silencio no es verdad,
de la mano de tu amigo nos llegó tu sed de amar,
y la linda contraseña de brindar.

Hoy como ayer,
con el último suspiro de otro año que se va,
cada lágrima impotente bañaremos en champán,
y con la copa en alto un grito: “¿DONDE ESTÁN? “

Desde entonces,
saco punto a la memoria,
con creyones, a colores,
te dibujo una canción,
que es un corazón con su flechita
y Claudia y Pablo, a cada lado,
para siempre un mismo amor.

Claudia, sabrás…
desde entonces San Silvestre
es el patrón de recordar
y cada noche de los lápices escribe una vez más
en la cola de un cometa: "DONDE ESTÁN? "

Desde entonces
saco punto a la memoria,
con creyones, a colores,
yo dibujo tu canción,
que es un corazón con su flechita
y Claudia y Pablo somos todos,
para siempre un mismo amor.

("La noche de los lápices" / Rogelio Botanz)

miércoles, diciembre 28, 2011

ARGENTINA INVESTIGA LOS CRÍMENES DEL FRANQUISMO

La jueza federal argentina María Servini de Cubría abrió este mes una investigación a raíz de la querella presentada en abril de 2010 por abogados humanitarios de Argentina en nombre de familiares de víctimas del régimen franquista. La magistrada reclamó a España nombres de militares involucrados en aquella dictadura (1939-1975), listas de desaparecidos, de fusilados y de niños apropiados, así como la identificación de empresas supuestamente beneficiadas por el trabajo forzado de detenidos, entre otras medidas de prueba. La jueza había archivado inicialmente la denuncia por considerar que había investigaciones abiertas en España. Pero la Cámara Federal, un tribunal penal de segunda instancia, le ordenó indagar “si efectivamente” la justicia de ese país europeo estaba actuando. Así, la denuncia volvió a manos de Servini que, en ejercicio del principio de la jurisdicción universal, liberó este mes el exhorto solicitando gran cantidad de material probatorio, como el domicilio de agentes del régimen que aún viven y certificados de defunción de los que fallecieron. Para reforzar el pedido, los abogados querellantes presentaron a Servini un nuevo documento en el que subrayan que, luego de 36 años de dictadura y otros tantos de democracia en España, “no sólo no existe ni siquiera una Comisión de la Verdad, sino que no hay un solo niño al que se le haya restituido su identidad”.


“La causa fue iniciada en Argentina porque todo evidenciaba que ni con un gobierno socialista había voluntad de que prosperara allí”, explica uno de los letrados argentinos, Beinusz Szmukler, en referencia a la última administración del Partido Socialista Obrero Español, que se extendió desde 2004 hasta el 21 de este mes. Como señal de ausencia de esa voluntad, el abogado recordó el proceso que se sigue en España al juez de la Audiencia Nacional de ese país, Baltasar Garzón, suspendido desde mayo de 2010 y acusado de prevaricación por haber abierto una investigación judicial sobre crímenes cometidos durante la guerra civil (1936-1939) y el posterior régimen de Franco. Garzón había aplicado el principio de jurisdicción universal para entender en delitos cometidos por la dictadura de Argentina (1976-1983) y de Chile (1973-1990) cuando distintas normas nacionales impedían esos juicios en los dos países sudamericanos. Pero cuando Garzón intentó indagar en crímenes de su país, extinguidos por una amnistía adoptada en 1977, “fue desplazado y ahora corre el riesgo de perder su condición de juez”, recordó Szmukler.

A raíz de ese desplazamiento, la española Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y una decena de organizaciones de derechos humanos de Argentina respaldaron la querella en Buenos Aires de familiares de víctimas del franquismo. Con base en muchos de los argumentos de Garzón, los abogados presentaron el pedido de investigación ante tribunales argentinos a nombre de seis descendientes de víctimas que viven en este país. El grupo de querellantes se ampliará en los próximos meses, ya que se están presentando nuevos casos de familiares, dijo Szmukler.

Uno de los demandantes es Darío Rivas, de 91 años, quien denunció el asesinato de su padre, Severino Rivas, supuestamente cometido en 1936 por miembros de la ultraderechista Falange Española. Severino Rivas era alcalde de la localidad gallega de Castro de Rei, en la provincia de Lugo, noroeste de España, cuando fue apresado y fusilado. Permaneció como desaparecido durante décadas hasta que, a instancias de su hijo, sus restos fueron hallados en una fosa común. Darío los recuperó en 2005.

“El señor Severino Rivas y los familiares de (otra querellante) Inés García Holgado fueron víctimas de una técnica de homicidios perfeccionada por la Falange Española, que denominaba ‘paseos’ a los fusilamientos por la espalda”, dice la denuncia. Holgado es sobrina nieta de Elías García Holgado, alcalde del poblado de Lumbrales y diputado de la occidental provincia de Salamanca. También detenido en 1936, murió ejecutado un año después de su arresto.

Estas circunstancias “son extensibles a decenas de miles de personas asesinadas en lo que constituyó un plan sistemático, generalizado, deliberado y planificado de aterrorizar a españoles partidarios de la forma representativa de gobierno, a través de la eliminación física de sus más representativos exponentes”, sostiene la querella.

En su presentación, los juristas recordaron que los tribunales españoles ejercieron activamente la jurisdicción universal en casos de crímenes de lesa humanidad cometidos en Argentina, Chile y Guatemala.

El objetivo no es cuestionar la vigencia de la ley de amnistía española, ratificada recientemente ante un intento de derogarla, sino ejercer la jurisdicción argentina respecto de crímenes “que ofenden y lesionan a la humanidad y que permanecen impunes”, remarcaron los abogados.

Organizaciones de derechos humanos estiman en 113.000 la cantidad de personas desaparecidas en la guerra civil y el régimen de Franco, muchas supuestamente enterradas en unas 2.500 fosas comunes. Pero habría además unos 30.000 casos de menores supuestamente sustraídos de sus familias y apropiados ilegalmente. Esas personas habrían sufrido la ocultación de su identidad y permanecen sin conocer su historia familiar y personal, sin que haya causa abierta por esos delitos en España, señalan activistas.

En solidaridad con estos casos, se sumó como querellante la organización Abuelas de Plaza de Mayo, dedicada a la busca de hijos de desaparecidos argentinos que sufrieron secuestro y pérdida de identidad a manos de agentes de la dictadura de este país.

Por eso Szmukler y demás abogados sostienen que la demanda “no se conforma” con una declaración de reconocimiento del genocidio y de compromiso de indagar en la verdad de los hechos.

Ese antecedente existe en Argentina, donde descendientes de armenios muertos en una operación ejecutada por el Estado turco entre 1915 y 1923, lograron que la justicia de este país sudamericano reconociera ese genocidio en una sentencia sin carácter punitivo, emitida en abril.

“En el caso de España, cuando presentamos la querella había al menos 13 militares vivos, y además están los casos de 30.000 personas que desconocen su verdadera identidad”, dijo el abogado. “Queremos una investigación a fondo, que se determine la verdad y se establezcan las responsabilidades. Si no lo hace España, lo haremos acá. Ojalá que haya colaboración”, agregó.

("Periodismo Humano". 28 / 12 / 2011)

viernes, diciembre 23, 2011

MEMORIA OCULTA DE LA TRANSICIÓN: LAS CLOACAS. Artículo de opinión de Julián Zubieta Martínez. Historiador

CUANDO hablamos del final de un período o del final de una tradición, no es de recibo negar, como es obvio, que mucha gente, incluso tal vez la mayoría, todavía comulgue según los razonamientos tradicionales al uso. Por eso, durante el claroscuro de estos procesos resulta muy compleja la datación de sus límites, sobre todo, en lo que se refiere a su finalización, como ocurre entre el traspaso de poderes por parte de la dictadura franquista y la monarquía parlamentaria que actualmente rige este país, la archiconocida Modélica Transición, de la que tanto alardean y ponderan los partidos mayoritarios de este país. Parafraseando aquella famosa frase, parece que muchos actores que intervinieron en ese periodo se acostaron franquistas y se levantaron demócratas. No hay que olvidar que ningún desarrollo histórico nace totalmente formado, sino que su evolución es heredera directa de sus antecedentes. Así, el Rey Juan Carlos I juró lealtad al dictador y a los principios nacionales del movimiento, para luego ir, casi de inmediato, al Congreso de los Estados Unidos a declarase demócrata convencido. ¿A quién engañó?

Los conductos de evacuación de las aguas sucias de la Transición, las cloacas por donde corren las inmundicias franquistas, depositan el detritus de la tradición dictatorial en la fosa séptica de la democracia. Los restos orgánicos de la guerra: fusilados y represaliados, el maridaje nacional-católico entre el dictador y la Iglesia, el enchufismo y las prebendas, el hambre y la censura, la hipocresía y la falta de libertad son los materiales que forman el compost de una memoria en descomposición. Es la memoria oculta de la Transición que nos están obligando a olvidar, pero de la que todavía algunos partidos políticos -en especial el PSOE- se alimentan degradándola todavía más.

Resulta doloroso cómo, tras ocho años en el poder -antes también estuvieron-, estos pseudosocialistas hayan esperado hasta su derrota final para decirnos que el Valle de los Caídos tiene que ser recuperado -13 millones de euros, nada menos, cuando no se cansan de recortar en sanidad y educación pública-, que los restos de Franco, allí localizados, con la anuencia del clero, y la consulta a su familia- pueden ser trasladados a otro lugar y que los huesos de Primo de Rivera se pueden quedar.

No importa cuáles sean las tradiciones o las leyes heredadas, como en este caso, de una sociedad, para saber que cada persona tiene ciertos derechos básicos, sin importar cuán humilde o arbitrariamente pueda estar ubicada en la construcción, cínica por otra parte, de su democracia. Muchos son los familiares fusilados que todavía, tras 36 años de la muerte en la cama del caudillo por "la gracia de Dios y por España", están en paradero desconocido, incluido algún socialista de los de antes. Otros muchos fueron secuestrados para rellenar el mausoleo franquista, no les faltaron huesos para ello. Y otros cumplieron pena en Cuelgamuros muriendo en el proceso de construcción del monumento conmemorativo al orden fascista y autoritario que todavía gobierna las cumbres madrileñas. Tan solo es preciso volver a recordar que los delitos permanentes, como son las desapariciones forzadas, no prescriben ni pueden ser amnistiados por ninguna ley. Las demandas de verdad, justicia y reparación son premisas obligadas en el derecho internacional, demandas, por otra parte, que no han quedado satisfechas con la Ley de la Memoria Histórica de 2007, como queda demostrado en la propuesta actual de la Comisión sobre el Valle de los Caídos.

Como mencionábamos al inicio, mucha gente todavía comulga con la tradición heredada. Los troqueles utilizados para que aquella formación del espíritu nacional y su moral católica han sido muy efectivos para moldear de modo duradero las mentes y las conductas de varias generaciones. El fruto de estos razonamientos ha determinado que el paso del tiempo, junto con ese tipo de educación, haya producido en unas y otras mentalidades una operación lenta, pero constante, de olvido y cambio de actitudes hasta el punto de percibir que a partir de los años 60 llegó a haber una suerte de reconciliación generalizada entre vencedores y vencidos -instinto de supervivencia- de la Guerra Civil. Una especie de perdón mutuo protagonizado por la generación de los hijos que, de alguna manera, ha sido la bandera de la Transición y los Pactos de la Moncloa, algo que hoy está sometido a la revisión crítica de los nietos. Sobre todo de los nietos de los derrotados, claro. No se nos puede escapar que no hubiera habido víctimas de la guerra ni de la represión en ninguno de los dos posicionamientos de no haber sido por la sublevación militar del 18 de julio del 36. Origen, por otra parte, de las Leyes del Movimiento juradas por el actual rey.

Para que nada de esto quede en el olvido, en cada época deben realizarse nuevas tentativas para arrancar a la tradición del conformismo heredado que pretende dominarla. Hoy nos encontramos ante un discurso de corte progresista donde están implicados todos los actores políticos que aceptan la oficialidad, un discurso que elimina a los que han desaparecido, a los que fueron fusilados y represaliados sin que se les haya hecho justicia. Y ello porque la cultura y la política son actuales y para los presentes, para los vivos. En el fondo, la facilidad y la felicidad, de alguna manera, están reservadas para los triunfadores, para los que mandan.

Hoy los supervivientes de aquellos acontecimientos están a punto de desaparecer del todo; sus hijos son los únicos testigos de los crueles años de la dictadura, testigos del hambre de los derrotados y de las prebendas de los vencedores. Son el relevo que, junto con los nietos, tienen que coger el testigo de unos hechos reales, para reclamar a las cloacas de la transición la memoria del olvido. Como Primo Levi sugería: "sin memoria de las injusticias no hay justicia". Por eso hay que mantener viva la conciencia de esa injusticia pasada, para exigir que haya justicia, reclamando las reparaciones morales necesarias mediante todos los soportes mediáticos que puedan generar opinión. Hay que sanear la fosa séptica de la democracia, exigiendo responsabilidades a los herederos del franquismo, los que vuelven a mandar.

"La memoria colectiva ha constituido un hito importante en la lucha por el poder conducida por las fuerzas sociales. Apoderarse de la memoria y del olvido es una de las máximas preocupaciones de las clases y de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las sociedades históricas. Los olvidos, los silencios de la historia son reveladores de estos mecanismos de manipulación de la memoria colectiva". Jacques Le Goff, El orden de la memoria.

(Deia. 23 / 12 / 2011)

miércoles, diciembre 21, 2011

"ARGALA", ASESINADO HACE TREINTA Y TRES AÑOS



"Argala" fue uno de los hombres más destacados en la historia del movimiento de liberación nacional vasco. Participó activamente en la evolución y reestructuración de la organización armada, Euskadi ta Askatasuna, más conocida como ETA, analizando las consecuencias de la caída del régimen franquista y los cambios que se avecinaban, y estudiando el desdoblamiento para abarcar todos los frentes de lucha sobre un nuevo modelo organizativo, dejando para ETA el campo militar. En noviembre de 1974 se constituía ETA (militar) y el análisis realizado por José Miguel Beñaran quedaría plasmado en un manifiesto que se publicaría a últimos de ese mes. Murió el 21 de diciembre de 1978 a consecuencia de una bomba colocada en su automóvil. En este nuevo aniversario de su asesinato por los servicios parapoliciales españoles reproducimos un escrito de "Argala" que en su momento preparó el coleCtivo "Red Vasca Roja" para su edición electrónica y que titularon "Autobiografía política".
PRESENTACION A LA 1ra EDICION ELECTRONICA POR LA RED VASCA ROJA

Autobiografía política de José Miguel Beñaran Ordeñana ("Argala") incluye un relato de los avatares de ETA en los años sesenta y primeros setenta y su decisiva aportación teórica sobre la integración en una sola de las luchas por la independencia de Euskal Herria y por la revolución socialista.

Apareció por primera vez en 1977 impreso en francés el muy importante texto al que, para su edición electrónica, la RED VASCA ROJA ha dado el título que figura más arriba.

Lo hizo como el prólogo de la obra de Jokin Apalategi titulada Nationalisme et question nationale au Pays Basque 1830-1976. PNV, ETA, ENBATA. Editada por ELKAR en Bayona. El 1 de diciembre de 1978 Jokin Apalategi firma en Biarritz su propio prólogo a la traducción castellana de su obra explicando que ha añadido dos capítulos y que ha cambiado el nombre. Esa traducción castellana aparece impresa en 1979 con el título Los vascos de la nación al Estado. P.N.V., E.T.A, ENBATA. Editada también por ELKAR, en la portada se anuncia Prólogo José Miguel Beñaran Ordeñana. Ese prólogo es el texto que aquí transcribimos.

ARGALA murió siendo miembro de la dirección de ETA. Lo hizo el 21 de diciembre de 1978 en Anglet, cerca de Bayona, en la explosión de una bomba colocada en su coche por mercenarios contratados y pagados por la Presidencia del Gobierno de España (Servicio Central de Documentación, SECED, creado por el almirante Carrero Blanco). Mercenarios dirigidos por Jean Pierre Cherid, pieza clave en las distintas organizaciones que el Gobierno de España ha utilizado en su "guerra sucia" contra Euskal Herria, desde el Batallón Vasco Español (BVE) a los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). ARGALA era objetivo prioritario marcado a los mercenarios por sus jefes españoles por su papel dirigente en ETA y en venganza por haber sido quien accionó la carga explosiva que el 20 de diciembre de 1973 voló por los aires al almirante Carrero Blanco, entonces Presidente del Gobierno de España.

ARGALA, siguiendo la mejor tradición marxista, fue un teórico clave para ETA y para todo el Movimiento de Liberación Nacional Vasco precisamente porque fue un militante y dirigente clave en la práctica revolucionaria. En un mensaje grabado dos días antes de su muerte para las Gestoras Pro Amnistía de su Arrigorriaga natal ARGALA decía:

"Se grita ETA HERRIA ZUREKIN (ETA, el pueblo –está- contigo) y yo no creo que ese hrito sea negativo en la medida en que con ello no se trate de que ETA solucione los problemas de todos. Que evidentemente no puede solucionarlos. Este grito es positivo en tanto que sirve para que los militantes de ETA vean que gran parte del pueblo está con ella y comparte sus objetivos, que no están solos. Pero ni ETA ni Herri Batasuna ni KAS ni ninguna organización por grande que sea puede resolver los problemas de la clase trabajadora vasca. Únicamente el pueblo trabajador vasco puede solucionar sus problemas. Por eso yo creo que debemos organizarnos... Sólo un pueblo organizado puede conseguir los objetivos a los que aspira"


Prólogo al libro de Jokin Apalategi:
"Nationalisme et question nationale au Pays Basque, 1830-1976"

Cuando se me ha invitado a presentar este libro, consistente en un análisis teórico acerca del nacionalismo vasco, su concepción a través de la historia por las diferentes clases sociales existentes en Euskadi, su relación con el internacionalismo en la conciencia de la clase obrera, me ha parecido lo más indicado no hacer una presentación crítica --cada lector hará sin duda la suya--, sino un breve relato de mi experiencia política personal; de mi toma de contacto con la problemática nacional vasca y con la más especifica de la clase de nuestro país, el desarrollo de esa conciencia inicial a través de mi actividad política como militante de ETA en Euskadi peninsular y posteriormente como refugiado vasco en Euskadi continental.

Tratando de evitar que el objetivo de este relato pueda ser mal interpretado, debo aclarar que, desde luego, no consiste en dar a conocer mi biografía, sino tratar de aportar al lector un elemento de juicio vivencial --ni más valido, ni menos que el de cualquier otro vasco-- en un intento de enriquecer con datos de la experiencia el trabajo teórico realizado por Jokin Apalategi.

Tampoco pretendo en modo alguno que mi experiencia personal sea susceptible de extensión a otras personas, por mucho que su evolución se haya podido producir en los mismos cauces organizativos. Por otra parte, considero que la experiencia sólo es racionalizable cuando se ha situado ya a cierta distancia en el pasado --e incluso en este caso su explicación puede ser diferente según el momento de la vida desde el que se la observa-- con lo que su recuperación para el análisis adolecerá de la incapacidad para recoger determinadas circunstancias y elementos causales que se perdieran en el olvido sin tomar conciencia de ellos.

Nací en Arrigorriaga en 1949. Arrigorriaga --cuando yo residía en ella-- era una localidad con una población que calculo en 8.000 habitantes, de los que una buena parte son inmigrantes de diferentes regiones y pueblos del Estado español. Próxima a la zona euskaldun del valle de Arratia, giraba no obstante exclusivamente en la órbita de la industriosa y comercial villa de Bilbao y sus alrededores, fuertemente integrada de emigrantes, por ésta y otras razones históricas, de habla casi totalmente castellana. Debido a ello, Arrigorriaga, fundamentalmente, era también de lengua castellana. El euskara era, hasta hace unos doce años, un idioma en vías de desaparición; conocido casi exclusivamente por el reducidísimo sector de los baserritarras, probablemente lo utilizaban en sus hogares, pero, por lo menos los jóvenes, se avergonzaban de hablarlo fuera de ellos., El conocimiento del euskara era, pues, más una causa de complejo de inferioridad que una razón para la afirmación nacional como pueblo diferenciado.

Mi padre, nacido en la misma localidad, era de origen obrero; trabajador desde la infancia y durante mis primeros seis años de vida trabajador y copropietario, junto con sus hermanos, de un pequeño negocio de carpintería que utilizaba un solo asalariado, quien, frecuentemente, fuera de horas de trabajo convivía con ellos en régimen familiar.Mi padre, hijo de euskaldunes, desconocía por completo el euskara. Mi madre, de origen baserritarra, se vio obligada, también desde niña, a acudir a las grandes villas a ofrecer sus servicios como "femme de menage", trabajo que realizó hasta su matrimonio. Vasco-parlante, no sé si por necesidades de convivencia con mi padre y su familia --todos habitaban una sola vivienda-- o por un complejo de inferioridad muy extendido por aquel tiempo entre los vasco-parlantes --probablemente por ambas razones--, utilizaba en casa únicamente el castellano, por lo que hasta fechas recientes he desconocido el euskara.

Siendo niño aún, fortuitamente --mediante la lotería--, mi padre consiguió cierta cantidad de dinero, suficiente como para iniciar por su cuenta la construcción de viviendas, convirtiéndose de este modo en pequeño industrial de la construcción, nivel social en el que habría de permanecer hasta el día de su muerte.

Un factor fundamental durante mucho tiempo en mi educación seria la enseñanza recibida en la escuela. Estudiaba con admiración las hazañas de los conquistadores españoles y las llamadas cruzadas, considerando la perdida del imperio español como el lamentable resultado de un cúmulo de injusticias históricas realizadas por otras naciones como Inglaterra o Francia. José Antonio Primo de Rivera --fundador de la Falange-- era considerado por mí como héroe nacional, y los rojos, como se denominaba en los libros de historia a todos los enemigos del franquismo, una horda de ateos, violadores y asesinos.

La cuestión nacional vasca jamas llegué a planteármela en la infancia de un modo positivo, si bien la conocía por mi padre y sus audiciones nocturnas de una emisora de radio prohibida cuyas emisiones quedaban semiahogadas en una mar de ruidos y pitidos que las convertían casi en ininteligibles.

Mi padre era patriota vasco, simpatizante del P.N.V., y yo patriota español y partidario de Franco por la paz que, tras los años de "revueltas y quemas de conventos", nos había dado a "todos los españoles". Debido a ello los enfrentamientos en casa se producían con relativa facilidad y, si jamás llegué a ser castigado a causa de ellos, fue simplemente gracias a que mi padre comprendía que discutía con un niño al que mejor que reprender era dejar crecer y madurar.

También mi familia paterna y sus relaciones --que constituía mi medio ambiente-- eran casi en su totalidad nacionalistas vascos. Con frecuencia podría sentir ese extraño ambiente de conversaciones en la intimidad de los hogares, en los que se citaban los nombres de Sabino Arana, fundador del P.N.V., y José Antonio Aguirre, en aquel entonces presidente del Gobierno Vasco en el exilio. Pero todo esto, que sin darme cuenta iba impregnando mi subconsciente, era incapaz de combatir la enseñanza escolar, e incluso de plantearme problemas a los que de cualquier modo era aún poco sensible por mi corta edad.

De lo que, en cambio, guardo una viva sensación es de la imposibilidad para relacionarme con mi abuela materna. Ella apenas hablaba castellano y yo no conocía el euskara por lo que nuestras conversaciones jamás superaban de un breve intercambio de palabras sueltas. Habría de morir sin que llegásemos a tener una autentica conversación. Recuero también que cuando íbamos a visitarla, mi madre hablaba en euskara con su familia sin que yo llegase a comprender nada. Todo ello me hacía sentirme disminuido en el ambiente de aquellas esporádicas visitas, que más tarde comprendería era el de una gran parte de mi pueblo, la más auténtica.

Por otra parte, mi padre, a pesar de su nacionalismo sabiniano, era un ferviente admirador de la organización social de la U.R.S.S. y del comunismo en general, aunque quizá entendido de un modo un tanto particular, Esto hizo que los términos socialismo y comunismo, una vez liberado del lastre educativo recibida en la escuela, me resultaran una opción social más positiva que otras, a diferencia de la herencia anticomunista que demasiados vascos de todas las capas sociales han recibido del nacionalismo tradicional. La dificultad para acercarme a ellos se situaba en el terreno ideológico, pues era decididamente religioso.

Los amigos de mi padre eran obreros y mis amigos hijos de obreros, por lo que ése ha sido el ambiente social en que me he desarrollado; aunque hasta la adolescencia no haya estado capacitado para conocer la división de la sociedad en clases sociales. Tampoco serían estas relaciones las que me inclinasen a posicionarme con la clase obrera y optar por el modelo social marxista. Creo que mi evolución en este sentido se produjo en dos etapas.

La primera, caracterizada por tres elementos. negación del individualismo pequeño-burgués, condena de la explotación capitalista y correspondiente afirmación obrerista y visión idealista de inspiración religiosa de la sociedad.

Recuerdo como una vivencia continuada las preocupaciones económicas de mi padre en el desarrollo de su empresa. Para comenzar la construcción de un edificio, dependía siempre de la venta de los locales del anteriormente construido y de los créditos bancarios. Le recuerdo muchas veces solo en su despacho, preocupado hasta la angustia, cuyo contagio no podía yo evitar. Pronto comprendí que aquella competencia, aquella ley de la selva que rige las relaciones sociales entre empresarios, no podía aportar un mínimo de felicidad social --entendiendo la felicidad como yo la entiendo, lógicamente--; que era mejor colectivizar la propiedad para que los beneficios y las preocupaciones fueran de todos. Era tan fuerte en mí esta vivencia que no recuerdo haber deseado nunca continuar los negocios de mi padre a pesar de los beneficios que indudablemente reportaban. Quizá también yo era de animo débil, pues otros en situación semejante lo han hecho.

Desde que tengo uso de razón --es un decir-- he tenido ocasión de contemplar la explotación de la clase obrera, aunque sin comprenderla como tal durante mucho tiempo. He visto trabajadores --vecinos míos-- que tras una jornada laboral normal se veían obligados a "meter horas" en la construcción de mi padre u otras, y todo ello únicamente para alcanzar a sobrevivir junto con sus familias: Hacia los diecisiete años ingresé en una organización católica, denominada Legión de María, uno de cuyos objetivos era bucear en la miseria social para consolar a quienes se veían obligados a padecerla. A través de mi participación en ella, conocí lo que creía no existía en nuestro país, pero aún desconocía los motivos del sufrimiento que veía; lo que progresivamente se me fue haciendo evidente es que el consuelo no quita el hambre ni las enfermedades. Únicamente con las luchas obreras que en mitad de la década de los sesenta se produjeron en mi zona, y especialmente con la huelga de Bandas y la represión desatada durante el "estado de excepción" consiguiente, y la lectura de novelas sobre el tema del sacerdocio obrero llegué a la comprensión de la división social en clases con intereses opuestos.

Ya comprendía el problema, pero no conocía aún posibles soluciones válidas para resolverlos. Se me escapaba el carácter antagónico del enfrentamiento burguesía-proletariado, y en general toda la racionalización de la problemática social. Mi visión era puramente vivencial y su interpretación idealista. Debía estar con el que sufría y ayudarles, debía hacer algo por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, pero no alcanzaba a comprender la existencia de un modo de producción capitalista que causaba la explotación de la case obrera y la represión contra ella. Recuero que, por ejemplo, para sensibilizar frente a la guerra del Vietnam, poníamos en la puerta de la iglesia parroquial fotografías de niños muertas por las bombas. Pero lo que ni yo ni mis compañeros de aquel entonces comprendíamos con todas sus consecuencias, era que la guerra del Vietnam no era un mal en sí mismo, sino producido por el imperialismo americano en su lucha contra las justas aspiraciones de liberación nacional y social del pueblo vietnamita; y que la única solución posible estribaba en la derrota de las tropas norteamericanas en aquel territorio.

Sería poco más tarde, en una segunda etapa, cuando habría de sufrir una profunda transformación ideológica que me permitiese colocar en su lugar cada elemento del rompecabezas, Aficionado al estudio y necesitado de racionalizar mis experiencias, de comprender el por qué de las cosas, mi concepción religiosa de la vida, del hombre y de sus relaciones sociales entró en crisis, debido a que no me era suficiente para explicar ninguno de los problemas que se me planteaban. Comencé a estudiar la teoría marxista.

Ya para entonces se oía hablar de una nueva organización política patriótica y socialista que luchaba por la independencia de Euskadi, era E.T.A. Surgían las Ikastolas y aparecían jóvenes que cantaban en euskara. La cuestión vasca brotaba a la luz con toda su problemática. Nuestro pueblo, casi aniquilado, resurgía y su resurgir se dejó sentir también en Arrigorriaga. Comenzaron las clases nocturnas de euskara para adultos y los vasco-parlantes comenzaron a superar su complejo para mostrarse orgullosos de hablar el euskara.

Como resultado de ambos factores --estudio del marxismo y resurgir nacional vasco--, tomé conciencia clara de la existencia de Euskadi como nación diferenciada, integrada por siete regiones separadas por las armas de los Estados opresores, español y francés; de la división de la sociedad en clases enfrentadas por interés irreconciliables; de que Euskadi misma no era una excepción en este sentido, comprendí lo que fue la "evangelización de América" por los españoles y lo que fueron "las cruzadas", lo que fueron "los rojos" y el "glorioso alzamiento nacional"; que no se trata de que los ricos ayuden a los pobres, ni únicamente de que se aumenten los salarios de la clase obrera, sino de socializar los medios de producción; que para lograr la solidaridad social es precisa una profunda revolución cultural, y que para ello, no basta con la buena voluntad, sino que es precisa una transformación del modo de producción capitalista actualmente dominante por otro socialista; que para ello es preciso que la clase obrera obtenga el poder político; que un aparato de Estado no es neutral y que esto obliga a la clase obrera a destruir el Estado burgués para crear otro propio, que la burguesía recurre a las armas cuando ve en peligro sus privilegios, lo que induce a pensar que si la clase obrera no se plantea el problema en términos semejantes, tendremos ocasión de presenciar muchas matanzas y pocas revoluciones.

Iniciado este proceso de comprensión, que espero jamás llegue a considerar suficientemente maduro, se me planteó la entrada en E.T.A., y acepte.

A pesar de la dificultad de las relaciones orgánicas debida a exigencias de la clandestinidad en que debía desarrollarse nuestra actividad política, mi pertenencia a E.T.A. me permitió profundizar más en el conocimiento de la cuestión nacional y su relación con la lucha de clases. Pero fue fundamentalmente la escisión producida en torno a la realización de la VI Asamblea --declarada ilegal-- la que, obligándome a revisar todos mis planteamientos antes de posicionarme, me permitió darles coherencia y confirmarme en su justeza.

La tesis defendida por el grupo denominado VI Asamblea consistía en que la opresión nacional sufrida por el Pueblo Vasco era una consecuencia histórica más del desarrollo social que tenía como motor la lucha de clases. En el proceso de consolidación del modo de producción capitalista, las burguesías de los Estados español y francés, buscando el dominio de mercados lo más amplios posible, habían separado Euskadi en dos pedazos y, tratando de homogeneizar sus respectivos mercados, tanto a nivel jurídico como lingüístico, habían destruido la peculiar organización jurídica vasca e intentado aniquilar la lengua, imponiendo por contra las culturas castellana y francesa, que de este modo se convertirán no sólo en dominantes, sino en las únicas permitidas. Superado el modo de producción capitalista, y no teniendo los trabajadores españoles y franceses --nueva clase hegemónica-- ningún interés en mantener la opresión del Pueblo Vasco, ésta automáticamente tendería a desaparecer. Por lo tanto, el objetivo principal lo constituía el triunfo de la revolución socialista a nivel de los Estados español y francés. Para lograrlo lo antes posible, era necesario unificar a los trabajadores a nivel de Estado ya que es a este nivel al que se desarrolla la lucha de clases de un modo diferenciado. E.T.A. había defendido siempre la independencia de Euskadi y, según VI Asamblea, esta reivindicación dividía a los trabajadores vascos, por lo tanto, era preciso abandonarla y posicionarse por la autodeterminación nacional sin adoptar opción concreta alguna respecto a ella. La opción independentista, no sólo era contrarevolucionaria en cuanto que sembraba la división en el seno de la clase obrera y frenaba el proceso revolucionario, sino que además era pequeño-burguesa por cuanto representaba el intento de la pequeña burguesía vasca de convertirse en clase hegemónica del nuevo vasco a crear; intento por otra parte banal, visto el punto al que había llegado el proceso de desarrollo histórico. La opción independentista era, pues, reaccionaria además. Curiosamente --por lo repetitivo-- y coincidiendo con esta tesis, se planteaba la lucha armada como un método elitista y de ambiciones mesiánicas que, intentando sustituir al necesario protagonismo de las masas obreras, no representaba sino la expresión de una pequeña-burguesía que se revolvía desesperadamente contra su inexorable marginamiento histórico. Siguiendo este esquema --y aunque jamás fuera dicho--, E.T.A. no representaba sino la versión anti-franquista, y por ello radical, de la política pequeño-burguesa del P.N.V.; y en definitiva, una organización llamada a ser asimilada por dicho partido una vez alcanzada la democracia política, si esto llegaba a producirse.

Estando de acuerdo con su análisis acerca del origen de la opresión del Pueblo Vasco, rechazaba por completo las consecuencias que de dicho análisis extraían. Su esquema, copia exacta del aplicado por Lenin en la U.R.S.S., lo encontraba erróneo en Euskadi. Los pueblos, y dentro de ellos cada sector, no optan en un momento, sino continuamente en un proceso a lo largo del cual pueden cambiar sus opciones si así lo aconsejase la realidad circundante. No era el Estado dictatorial franquista con su acerbo centralismo e imperialismo español la única causa de la existencia de la opción independentista, sino también la incomprensión históricamente demostrada por los partidos obreros españoles frente a la cuestión vasca. La opción independentista era la expresión política de la afirmación nacional de los sectores populares con conciencia nacional que iban día a día ampliándose. El Pueblo Vasco ha tenido ocasión de comprobar a lo largo de la historia que una revolución socialista a nivel de estado no es la solución automática de su opresión nacional; que los partidos obreros españoles están demasiado impregnados del nacionalismo burgués español. Por otra parte, el logro de la independencia exigía la derrota del Estado español por lo menos en Euskadi, es decir, una verdadera revolución política que sólo podía ser llevada a cabo por las capas populares bajo la dirección de la clase obrera, única capaz de asumir hoy en Euskadi con todas sus consecuencias, la dirección de un proceso de tal envergadura. Precisamente, este asumir la cuestión vasca por la clase obrera es lo que ha posibilitado el resurgimiento nacional de Euskadi.

Mis posteriores relaciones, como representante de E.T.A., con representantes de diversos partidos obreros revolucionarios españoles, no sirvieron sino para confirmar esta visión. Dichos partidos no entendían la cuestión vasca sino como un problema, un problema molesto que conviene hacer desaparecer. Siempre me pareció ver que la unidad de "España" era para ellos tan sagrada como para la burguesía española. Jamás llegaban a entender que el carácter nacional que adoptaba la lucha de clases en Euskadi fuese un factor revolucionario; por el contrario, no era para ellos sino una nota discordante en el proceso revolucionario español que aspiraban orquestar.

Con respecto a las relaciones entre Euskadi continental y Euskadi peninsular, el exilio me ofreció la ocasión de conocer directamente la problemática existente. Hasta entonces, mi opción frente a este tema obedecía más a razones históricas e ideológicas que a un conocimiento real de la Euskadi continental actual. No obstante, la experiencia no hizo sino confirmar mis hipótesis y dotarlas de una base más científica. Euskadi continental es una zona de casi nula industrialización; las bases de su economía lo constituyen las actividades del sector primario y las turísticas. Con una población que no sobrepasa el cuarto de millón de habitantes y marginada completamente de los centros económicos franceses, sufre una aguda emigración de mano de obra joven. Aunque el euskara es ampliamente conocido en las zonas rurales, e incluso algo en la costa, su participación junto a Francia en dos guerras de liberación nacional contra las potencias centrales y la inexistencia de clase social alguna capaz de marcar una dinámica nacional propia, ha tenido como consecuencia, que hasta hace aún pocos años la conciencia nacional fuese propiedad exclusiva de determinados sectores intelectuales. Pero la onda expansiva de la lucha de Euskadi peninsular, junto a la labor de dichos sectores intelectuales, ha producido una toma de conciencia cada vez mayor. El Estado francés supo ver el peligro que representaban ambos factores y declaró ilegales tanto a E.T.A. como a Enbata. Como sucede con frecuencia en tales casos, la medida no serviría sino para fortalecer el resurgimiento nacional y nuevas organizaciones habrían de brotar y extenderse, aunque lentamente. Por otro lado, es evidente que la única solución económica viable para Euskadi continental es su integración con la zona peninsular donde puede encontrar los capitales y la tecnología de que necesita para dejar de constituir una reserva turística y productora de mano de obra destinada a la emigración A pesar de las diferencias culturales creadas entre ambas zonas de Euskadi por dos siglos de separación forzada, la comunidad lingüística posibilita dicha integración Pude, pues, comprobar que, a pesar de lo incipiente del grado de desarrollo de la conciencia nacional en Euskadi continental, la unidad de ambas partes de nuestro pueblo no estaba sólo justificada por razones históricas, sino también económicas y que por todas ellas era posible. Por lo tanto, ambas zonas del país no habrían de caminar separadas en dos estrategias correspondientes a los estados en que se hallaban incluidas, sino que era preciso desarrollar una sola estrategia nacional y unitaria, aunque coordinando tácticas y etapas diferentes en correspondencia con la realidad de cada zona.

En cuanto a la lucha armada, mi interpretación acerca de ella tampoco se correspondía con la realizada por VI Asamblea. El hecho de que fuese practicada de modo minoritario no significa en modo alguno que expresase los intereses de la pequeña-burguesía vasca. Constituía únicamente la expresión más radical del descontento de las capas populares vascas y en especial de la clase obrera. La identificación de esta clase con quienes la practicaban comenzó a hacerse patente de modo evidente con ocasión del juicio de Burgos en diciembre del año 70. A partir de entonces, no haría sino crecer. La lucha armada era resultado de la convergencia de la opresión nacional y la explotación de clase que los trabajadores vascos --entendido el término en el sentido más amplio-- sufrían bajo la dictadura franquista, y no podía sino desarrollarse en tanto ésta se mantuviese. La mayor o menor aceleración de su proceso de desarrollo obedecía a las condiciones de vida y formación ideológica histórica respecto a ella del pueblo Vasco.

La lucha armada tampoco frenaba las labores de organización de masas a otros niveles; por el contrario, al constituirse en el peor enemigo del régimen español, convertía el resto de formas de lucha en enemigos secundarios y más fáciles de admitir para el franquismo. Cierto que provocaba oleadas de represión sobre los sectores que trataban de organizar a las masas trabajadoras patrióticas, impidiendo su organización; pero ello no se debía a la lucha armada en sí, sino a la unidad orgánica que en E.T.A. se producía entre dichos sectores y los encargados de la práctica armada.

VI Asamblea se declaraba internacionalista y tachaba a E.T.A. de nacionalista pequeño-burguesa. Pero, ¿qué es el internacionalismo obrero? ¿Ser internacionalista exige a los trabajadores de una nación dividida y oprimida renegar de sus derechos nacionales para de este modo confraternizar con los de la nación dominante? En mi opinión, no. Internacionalismo obrero significa la solidaridad de clase, expresada en el mutuo apoyo, entre los trabajadores de las diferentes naciones, pero respetándose en su peculiar forma de ser nacional. Si las relaciones entre las fuerzas obreras españolas y las patrióticas vascas no han sido mejores no se debe a las justas exigencias de estas últimas, sino a la incomprensión y actuación oportunista mostrada por aquéllas frente a la cuestión nacional vasca. ¿El internacionalismo obrero exige que los trabajadores de la nación políticamente más avanzada frenen su ritmo para ir de la mano de los de las más atrasadas? Si fuera así, la humanidad estaría aún estancada. Si determinadas revoluciones socialistas e innumerables luchas de liberación nacional, de indudable signo progresista, han podido alcanzar el éxito se debe de modo muy importante a la existencia de países que no entendieron de aquel modo el internacionalismo obrero. E incluso más, la experiencia demuestra que cada país que triunfa sobre el capitalismo sienta las premisas para la extensión de la revolución socialista mundial porque no hay consejo más eficaz que el ejemplo. La mejor forma de cultivar el internacionalismo es avanzar el proceso revolucionario social, allá donde haya condiciones para ello.

El sector patriótico de la case obrera vasca que no existía de modo consciente hace cuarenta años --lo que permitió que la dirección de la lucha nacional fuese ejercida de modo importante por la pequeña-burguesía-- existía ya en la década de los sesenta. La evolución de E.T.A. con sus bruscos saltos y desgajamientos en una y otra dirección, no expresaba sino la búsqueda de la afirmación ideológica y política de dicha clase en el seno de una realidad ocupada por sectores con intereses ajenos a ella.

La separación de la VI Asamblea sería decisiva en este sentido. A partir de ella, no se trataría ya de saber dónde se estaba sino cómo había de estarse. El que E.T.A. --entendida más como fenómeno político que como organización-- no haya sido capaz, hasta fechas recientes, de comenzar a organizar a los trabajadores patriotas vascos de modo coherente no se debe a su, por algunos pretendido, carácter pequeño-burgués, sino a la inexperiencia política, lógica en un sector social que en Euskadi acababa de tomar conciencia de su identidad y lo tenía aún todo por aprender.

Precisamente la toma de conciencia de este sector social, constituido por los trabajadores vascos con conciencia nacional, es lo que permitía pensar en Euskadi como un marco autónomo para la revolución socialista que forzosamente habría de ir unida a la lucha de liberación nacional; con todas las dependencias respecto al resto de los Estados español, francés y mundial, que lógicamente existen.

La realidad posterior no ha hecho sino confirmar estas hipótesis. Las luchas obreras surgidas en Euskadi han tenido siempre su límite de generalización en el marco geográfico de la nación vasca; igualmente la lucha política ha tenido en Euskadi carácter diferenciado del resto de los estados vecinos. Ello ha obligado a los partidos de extensión estatal española, a considerar la conveniencia de descentralizar sus estructuras, creando órganos de dirección y siglas a nivel de Euskadi peninsular. Los partidos obreros españoles han dejado de ser el enemigo principal del estado para que este papel fuese ocupado por las fuerzas patrióticas obreras vascas y en especial E.T.A. Estas mismas fuerzas han servido de elemento revulsivo y radicalizador del proceso revolucionario de todo el Estado español, confirmando la justeza de la visión que E.T.A. ha tenido del internacionalismo obrero.

A pesar de la disimilitud entre Euskadi continental y peninsular, producida por las diferentes estructuras socioeconómicas y de formas de padecimiento de la opresión nacional, el proceso de aproximación entre ambas zonas es ya evidente --relaciones culturales, relaciones económicas intercooperativas, partido político extendido a ambas zonas-- y su interrelación cada día mayor, contrarrestando la tesis de quienes las pretendían insertar, respectivamente, en los procesos francés y español e independientes entre sí. Por el contrario, debido a la interrelación antes citada, son los mismos aparatos de Estado español y francés quienes han comenzado a unificar su lucha contra el pueblo Vasco.

Una vez iniciado el proceso de descomposición del franquismo., E.T.A., lejos de engrosar las filas de las organizaciones pequeño-burguesas, ha dado lugar a la creación de partidos obreros; que además están demostrando ser capaces de impulsar a los sectores que representan a una práctica revolucionaria frente a la política reformista de quienes siembre se han auto-proclamado auténticos comunistas revolucionarios.

Hoy, frente a la doble solución --pequeño-burguesa vasca o socialista española-- que se le presentaba al Pueblo Vasco en el primer tercio de siglo, un sector de la clase trabajadora está en condiciones de ofrecer una tercera vía: la revolución socialista vasca.

Tampoco debemos engañarnos: el triunfo de esta opción es difícil. Y sus principales obstáculos --con ser importantes-- no van a ser únicamente los partidos burgueses --ellos sólo pueden alargar la lucha-- ni la existencia de un elevado número de trabajadores sin conciencia nacional; el resurgir y extenderse de la conciencia nacional vasca, así como su asimilación por los inmigrantes, es un proceso largo, pero ya hoy lo suficientemente profundo como para considerarlo difícilmente reversible. Hoy quizá el mayor obstáculo consiste en el alto nivel de consumo existente en Euskadi peninsular --motor del proceso revolucionario vasco--, que puede hacernos olvidar que el objetivo de los trabajadores vascos no es consumir lo necesario y lo superfluo hasta el nivel de lo ridículo --y a la vez dramático--, sino transformar nuestras relaciones sociales de producción, haciéndolas fraternales y solidarias, y nuestras relaciones con los medios de producción apropiándolos y colocándolos a nuestro servicio; decidir qué queremos producir y cómo queremos distribuirlo; poder pensar y relacionarnos en nuestra lengua y crear nuestra propia cultura; en suma, ser hombres libres en un país libre. Esto constituye una revolución social y, para llevarla a cabo, es precisos que el poder político sea nuestro, sin sustituismos de ninguna clase; es precisos que se lo arrebatemos a las burguesías española y francesa que hoy lo detentan; es precisa una revolución política.

Por supuesto que las fuerzas políticas de la burguesía se opondrán a ella. Pero lo más triste seria que también lo hiciesen las fuerzas políticas representativas de la clase obrera española. Nosotros renunciamos a intentar determinar cómo ha de configurarse el proceso revolucionario español y muchos estaríamos dispuestos a ayudarles en su tarea.

Pero a cambio exigimos que a los trabajadores vascos se nos respete el derecho a decidir ya desde hoy cómo queremos construir el futuro, nuestro futuro.

La opción que hoy ofrece el sector patriótico de la clase obrera vasca no es únicamente una opción para Euskadi, sino indirectamente también para los trabajadores españoles y franceses en cuanto que la revolución socialista vasca no puede sino potenciar las de sus respectivos países. Ella constituye la mejor aportación que la clase obrera vasca puede hacer a los trabajadores de todo el mundo.

Si los partidos obreros españoles no lo comprendiesen así y buscasen frenar el proceso político vasco en un intento de integrarlo en el de sus respectivos estados, estarían haciendo un triste favor a los trabajadores vascos y a la clase obrera en general. La incomprensión que hasta el presente han demostrado a las peculiaridades de la lucha en Euskadi es consecuencia directa de su incomprensión de la existencia misma del Pueblo Vasco. Ella constituye precisamente el motivo de que el sector objetiva y subjetivamente más revolucionario de éste haya optado por la independencia y de que todo él tenga hoy una dinámica en ese sentido.

Entre el Pueblo Español hemos encontrado también auténticos revolucionarios que han sabido reconocer la existencia y los derechos de nuestra pueblo; pero desgraciadamente muy pocos. Si los partidos obreros españoles hubiesen sido como ellos, quizá hoy quienes defendemos la independencia de Euskadi hubiésemos optado por otra solución más unitaria. De cualquier modo, los pueblos caminan hacia su integración económica y política y los trabajadores debemos potenciar la solidaridad y unidad internacionales siempre que no nos obligue a sacrificar nuestra personalidad nacional. De ahí que, frente a la tarea de evitar enfrentamientos y borrar suspicacias entre los trabajadores vascos y los españoles y franceses e iniciar un proceso de acercamiento y ayuda mutua, han de ser estos últimos quienes dejen de pensar en términos de imperio y comprendan de una vez que los trabajadores vascos no somos españoles ni franceses, sino única y exclusivamente vascos, y que lo que nos une con ellos no es la pertenencia a una misma nación sino a una misma clase.

José Miguel Beñaran Ordeñana



AGUR AL ÚLTIMO ITSASGUDARI DEL ÉPICO BOU " NABARRA"

Juan de Dios era marino mercante, nacido en Akorda (Ibarrangelu). Falleció el pasado lunes en el Hospital de San Agustín (Avilés). El funeral por el último superviviente del épico bou Nabarra se celebró ayer en San Juan de la Arena -donde residía- y, acto seguido, fue trasladado a Avilés para ser incinerado.

En 1936 vivía en Mundaka y el comienzo de la guerra le sorprendió en Inglaterra embarcado en un mercante. De STV, se alistó más tarde en la Marina Auxiliar del Gobierno de Euzkadi y le destinaron al bou Nabarra, donde embarcó en enero del 37 con 20 años como marmitón. Tomó parte en todas las actividades del bou (servicios de escolta y vigilancia) hasta el combate de Matxitxako con el crucero franquista Canarias, aquel inolvidable 5 de marzo de 1937.

Durante la batalla a él le tocó trasladar proyectiles desde el pañol a los cañones. Cuando el barco quedó sin propulsión por los impactos del Canarias pudo abandonar el bou y alcanzar uno de los botes salvavidas.

Fue uno de los 20 supervivientes apresados por el Canarias. Una vez desembarcado en Pasaia fue enviado a la cárcel de Ondarreta. Sería juzgado con los demás prisioneros de los militares sublevados españoles y condenado a muerte. La persistente intercesión ante el general Franco del comandante del Canarias, capitán de navío Salvador Moreno, y del oficial de tiro, capitán de corbeta Manuel Calderón, consiguió que se les indultara y se les pusiera en libertad el 30 de noviembre de 1938.

hasta la jubilación Después de la guerra volvió a embarcar en buques mercantes hasta su jubilación. Se casó con Honorina y tuvo dos hijos, Maite e Iñaki. Se afincó en San Juan de la Arena (Asturias), donde residía estos últimos años.

Solía acudir a los homenajes a los itsasgudariak en Bermeo hasta que la edad se lo impidió. En 2007 recibió el homenaje de sus vecinos de Ibarrangelu. Erigieron en su honor un monolito en Akorda. Allí, la asociación Matxitxako de familiares de miembros de la Marina Auxiliar también le tributó homenaje el 25 de abril de 2010.

El portavoz de Matxitxako Elkartea, Juan Pardo San Gil, le visitó en su casa de Asturias en 2008 para grabar su testimonio. "Era muy agradable, simpático y querido en su pueblo de adopción. Su mujer, Honorina, encantadora nos acogió con mucho cariño a pesar del revuelo que organizamos en su casa", rememora. Telletxea recordaba bien lo ocurrido en el combate. "Como todos los tripulantes del Nabarra que he conocido, tenía palabras de agradecimiento para el capitán Manuel Calderón, a quien debía la vida. Estaba orgulloso de lo hecho y de su servicio en la Marina Auxiliar. Aseguraba rotundo que lo volvería hacer si le tocara revivir aquella situación".

(Deia. 21 / 12 / 2011)

EN EL 33 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE "ARGALA": DOCUMENTO HISTÓRICO

Un día como hoy, hace 33 años y en Angelu (Lapurdi) , era asesinado por los servicios parapolicales del estado español en una acción de "guerra sucia" José Miguel Beñaran Ordeñana, "Argala". En este aniversario, GARA aporta un documento inédito: un vídeo de la salida de "Argala" y otros once refugiados políticos vascos de la isla de Yeu, donde habían sido confinados, en febrero...



Imágenes inéditas de Argala en el aniversario de su muerte from Gara Bideoak on Vimeo.

martes, diciembre 20, 2011

CARRERO, FALANGE Y LA ALCALDESA DEL PP

Un homenaje público a un militar golpista como Luis Carrero Blanco con responsabilidades evidentes en el mantenimiento y desarrollo de un regimen fascista como fue el franquista, un partido fascista como fue la Falange al que nunca se le ha cuestionado su legalidad a pesar de ser el partido que aportó la ideología y la "mano de obra" para conformar los escuadrones de la muerte, los grupos de cuneteros y asesinos que sembraron de desaparecidos y cadáveres las cunetas de todo el estado, una alcaldesa que se denomina democrática y que dice publicamente que "la Falange tuvo su momento" (el momento de limpiar España de rojos y separatistas o el de ser el Partido Único del régimen fascista del general Franco suponemos...), un partido que se reclama democrático y que no reniega de su genética franquista y mantiene en sus filas y en sus cargos a personas como dicha alcaldesa, Manuel Fraga, Martin Villa...y a tantos otros.

Esta es la imagen -otra más- que nos ofrece este modelo español de impunidad para con los crimenes y criminales del régimen franquista y que hace posible que todo ello sea parte de la "madura y profunda democracia española", la misma que reivindica a Carrero Blanco como "victima" y que niega el carácter de luchadores antifascistas a tantos luchadores contra e
l régimen fascista del que él era participe e impulsor...

Una razón más para entender la referencia de aquel 20 de Diciembre de 1973 y reivindicarla como un importante y legítimo hecho de la lucha popular antifascista.

AHAZTUAK 1936-1977

20 DE DICIEMBRE DE 1973: UNA FECHA SEÑALADA DE LA LUCHA ANTIFASCISTA




El 20 de Diciembre de 1973 una acción de la organización armada vasca Euskadi ta Askatasuna (ETA) acababa con la vida de Luis Carrero Blanco, almirante y Presidente del gobierno fascista del General Francisco Franco.

Esta espectacular acción fue saludada en todo el Estado español por todas aquellas personas que estaban en contra del régimen fascista inaugurado por el golpe de estado del 18 de Julio de 1936 y en el que tambien Carrero Blanco habia tomado parte en la medida de sus posibilidades.

En el momento de su muerte Carrero Blanco era una pieza clave del régimen en su estrategia de mantenimientos tras la muerte de Franco que ya se preveia no lejana por el deterioro de la salud del dictador. Con su muerte las contradicciones entre las diferentes tendencias del régimen son agudizadas y con ello la potencialidad y capacidad de incidencia de la creciente resistencia antifascista en sus diferentes expresiones organizativas y de formas de lucha.

Desde esta lógica, facilmente entendible por su evidente realidad, decenas de miles de personas en todo el estado español y en todo el mundo, decenas de miles de verdaderos democrátas y por tanto antifascistas y antifranquistas saludaron esta acción con alegria, esperanza y agradecimiento al ver que un régimen tan criminal y genocida como fue el franquista podia ser y era golpeado en su mismisimo corazón y en uno de los pilares de su estrategia de perduración.

Eso fue lo que entonces sintieron nuestros abuelos, nuestros padres, muchas y muchos de nosotr@s... y tantas y tantas victimas del régimen franquista que hubiesen deseado lo mismo para tantos y tantos criminales de aquel régimen.

Y eso es lo que hoy sentimos nosotr@s y esperamos que vosotr@s compartais, junto con un vasito de champan o lo que querais... al igual que hicimos hace treinta y ocho años.

AHAZTUAK 1936-1977